viernes, enero 15, 2010

¿Usté es de ésos?



Hacía una mañana gélida y permanecía allí, de pie, mientras de mi boca afloraba un vaho vertiginoso... Trataba de no pensar, pero lo hacía. Desde hace tiempo mi alma estaba vacía. No sentía. No escribía, no hablaba, no buscaba emociones, no expresaba nada nuevo, no trasmitía, ¿había perdido el carisma?
No sabría indicar cuando empezó a ocurrir, la tristeza y una soledad machacante y opresora me invadieron lentamente. No. Nunca, jamás, había pensado en la posibilidad de que me sucediera algo así.
¿Le había cerrado el acceso a la vida? No lo entendía. Antes sabía disfrutar y ahora necesitaba volver a hacerlo de nuevo. Respirar aire puro en una playa, en la montaña, o en cualquier lugar apreciado. Y aquellas noches de amor, pálpitos, y sentimientos de belleza ¿dónde quedaban? Y la mirada de Adela, la mujer que amé durante cuatro años y medio. ¿No era ya capaz de recordar? No, ya no quedaba nada. Estaba solo. Había llegado al final del camino, a un punto sin vuelta de hoja.
Dubitativo, di un paso al frente. Entonces oí la voz y descubrí al albañil. Estaba sentado sobre una viga de acero; bajo sus pies, el vacío. Parecía tranquilo, casi diría feliz, mientras degustaba un bocadillo de calamares.
Observándome con una mirada honrada, me dijo.
— ¿Qué hay señor? ¿Mal día por aquí arriba, verdad?
— Me tambaleé sobre la viga y aterrado, asentí.
Él prosiguió.
— Yo, en cambio, aunque usté no lo crea, siento un gustirrinín... Sabe, hace años que trabajo en esto y no es para gente de letras, ni de la calle. A casi nadie le gusta “pateá” las vigas de acero a cientos de metros del suelo. Así que me ha “extrañao” su visita... Pero supongo que le darían ganas ver que hay por estos “laos” ¿no?
Permaneció inquisitivo.
Hice un esfuerzo y progresivamente logré observarlo.
Llevaba un mono azul raído, un casco amarillo, y su semblante arrugado aparecía surcado por las estrías de la vida. Sus manos grandes, con dedos poderosos – como llaves inglesas del diez – apresaban el bocadillo.
Volví a mirarlo sin responder. Me hizo una seña y con voz de rata afónica, chilló.
— ¡Pero véngase pa cá! No se quede ahí parao...
Su voz imperativa me obligó a acercarme hasta donde se encontraba. Haciendo aspavientos con las manos y tiritando de miedo, me senté junto a él.
Me dio una palmada en la espalda y me dijo.
— Así me gusta. Ties cojones...
Dio un nuevo bocado a su bocadillo. Abrió la mochila a su lado, sacó una petaca, y me dijo.
— Verá, esto está prohibido. Pero como llego el primero, me doy el gustazo. ¿Me acompaña...?
Me pasó la petaca, y sin siquiera preguntar, di un buen trago. Un calor abrasó mi garganta. Llevaba diez años sin beber y casi me caigo de la viga. En cambio, lo que se me cayó fue la petaca.
El albañil, con expresión de sorpresa, la siguió hasta la acera. Se volvió y me gritó.
— ¡Pero qué hace! ¿Quiere que acabemos chafaditos ahí abajo o rompiéndole el coco al jefe? Y añadió. ¡Llega en cualquier momento!
Me observó durante unos instantes con cara extraña y dijo por fin.
— ¡Ah! Ya sé. ¿Usté es de ésos...? Ha venido a saltá...
Lo miré silencioso, sin vocalizar una frase. Él siguió.
— Claro. Ustede, lo estudioso, se pasan el día pensando en como subí y al finá, lo más que deciden, es romperse la crisma aquí arriba.
Me dio unos golpecitos en la espalda y me dijo.
— Le voy a decir una cosa: ¡No piense tanto y dedíquese a viví!
Y prosiguió. Vaya que hay por ahí unas señoritas... que para morise mejó un infarto! Y su voz, precisa y exacta, me susurró al oído: ¿Ya no se acuerda de su novia? ¿Y de lo bonito que es sentir la emoción de saberse vivo cada día? Pruebe a ver...

Sucedió de repente, volví a pensar en algo agradable y me sentí a gusto en aquel lugar. Allí estaba Adela, delante de mí, imponente, sus piernas largas y estilizadas de puro ébano, sus cabellos de seda negra y brillante, sus labios carnosos pintados de rojo, y yo, ¡estaba en la cima de la vida! Sin temor me incorporé, la abracé y pude sentirla viva y palpitante recibir mis caricias temblando de emoción. Ya no sentía miedo; de ella ni de nadie, había dejado de estar asustado y me sentía fuerte envolviéndola.
Él albañil, sin dejar de observarme, había hecho otro tanto y se había incorporado.
Comencé a caminar con soltura meciéndome de viga en viga, saltando como si fuera un espléndido equilibrista. Sin hablar, al albañil le costaba acompañarme, pero allí estaba, siguiéndome sonriente y voluntarioso.
Hice cosas en aquellas alturas que jamás en la vida había pensado que fuera capaz. Me tumbé de espaldas sobre una viga perdida, escalé como si fuera un orangután de las alturas, y canté, canté una dos y tres canciones, mientras el hombrecillo me aplaudía feliz.
Luego, me acompañó hasta el ascensor, me ofreció su mano y me dijo.
— Recoja usté la petaca y se la lleva. ¿De acuerdo?
Asentí. Cuando por fin puse los pies en el suelo supe que seguía teniendo el control de la vida en mis manos y que algunos, como aquel albañil, viven naciendo cada día y yo no quería vivir muriéndome, sino volver a nacer.
Encontré la petaca. Todavía estaba medio llena. Fui a dar un trago y me detuve, ¡no lo necesitaba! El alcohol tampoco era un remedio. Arrojé la petaca a un cubo de basura, saqué el móvil de mi bolsillo y marqué un número con apremio, una voz femenina todavía adormecida, me respondió.
— ¿Sí?
— ¿Adela?
— Sí
— ¿Estás con alguien?
— No, estoy sola.
— ¿Te importa si te hago ahora una visita?
Dudó unos instantes y dijo.
— Vaya... y esto ¿a qué viene?
— Bueno, si tú lo deseas no iré.
Se oyó una risa nerviosa y a continuación.
— No... bueno sí, sí ven te... esperaba.
— Cómo. ¿Desde cuándo?
— ¿Podemos hablar de eso cuando vengas?
— Sí, por supuesto, y de todas las cosas que quieras. Ahora estoy dispuesto.
— Ya... ¿Y por qué antes no?
— Antes no había conocido a una persona. Trabaja a doscientos metros sobre el suelo y...
— ¿Cómo?
— Nada. Tonterías...
— Cariño. Ven ahora mismo, no puedo esperar más.
— Allí estaré. Allí estaré. Tenlo por seguro... ¡Te quiero!

Casi todos nuestros problemas están dentro de nosotros.
Si nosotros queremos y nos hallamos en la disposición adecuada, podemos solucionarlos sin tener que caer en la desgracia que muchas veces nos creamos.
Hay una expresión magnífica que debe acompañarnos y nunca debemos olvidar en nuestro azaroso camino, dice lo siguiente:

“La vida es bella.”

José Fernández del Vallado. Josef. Enero 2010.


36 libros abiertos :

Carolina dijo...

Un texto reflexivo, con una meditación hermosa al final.
De nosotros depende el estado de ánimo que queramos tener. Al leer el principio, fue como si describieras mi despertar de hoy... mmmmmm pero, hace rato cambie el chip, y ahora que te leo me da el empuje que necesitaba para mejorar este día que comencé gris, y que con el pasar de las horas comienza a mejorar, porque así lo decidí.

La vida es bella, y nada más por eso hay que disfrutarla mi querido amigo.

Un enorme beso Josef.

Lara dijo...

Por supuesto que la vida es bella incluso con sus cosas malas. Lástima que a veces tengamos que darnos cuenta de esto después de un mal trago.
Muuuuuuuuuuuuuuuacks!

Unknown dijo...

Reflexionar es la mejor terapia para llegar a comprender la sutilidad que tiene nuestra existencia. En ocasiones nos dejamos influir y nuestra falta de convicciones propias nos aleja de la realidad más querida.
Es un alto precio que solemos pagar con creces.
Excelente relato. Para releerlo y sacar unas buenas conclusiones transformándolas en realidad.
Un abrazo

Beelzenef dijo...

Es tan bella que a veces parece irreal. Pero no por ello vamos a dejar de saborearla, de vivirla, ¿verdad?

Un abrazo, amigo mío

MAYTE dijo...

Si, amigo, la vida es bella pero a veces la vemos, muy pero que muy fea...como bien dices todo esta en nuestro interior y dependiendo de nuestro estado de ánimo y circunstancias la vemos de un modo o de otro.
Estupendo relato.

Un beso

SOLOSOY dijo...

Esto demuestra que hay que escuchar a todo el mundo, pues no se sabe quien, en un momento dado, nos puede abrir las puertas que tenemos cerradas y claro que la vida es maravillosa, lo malo es no saber vivirla y mal gastarla con dudas que no llevan a ningún sitio ( y que a veces son inevitables), pero, es tan corta la vida que cuando nos queremos dar cuenta, ya ha pasado.
Me inspiras.
Un abrazo
SOLOSOY

Asun dijo...

Tan sólo una delgada línea separa las dos formas de afrontar la vida. El quid de la cuestión es saber cruzarla en el momento oportuno.

Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En efecto: sólo hay que saber mirar.

Noelplebeyo dijo...

Claro que la vida es bella, maravillosa, pero te digo una cosa...la foto es un montaje jejejee

Saludos

Pipina dijo...

Llego aquí de la mano de Solosoy y me encantó la entrada, sobre todo la frase "lo bonito que es sentir la emoción de saberse vivo cada día" y muchas veces no lo disfrutamos por tanto pensar y dejar que la vida transcurra simplemete y como deba ser. Saludos Pilar

HARGOS dijo...

la vida hay que vivirla sea cual sea el momento que nos toque , un abrazo mi querido amigo

Arantza G. dijo...

Solo basta andar un poco por la cuerda floja para saber que lo que tenemos es mejor que lo que esperamos. La posibilidad de perder algo o alguien nos pone en el disparador para salir corriendo a cogerlo.
Besos
La vida es bella, es una cabrona, pero BELLA

Soñadora dijo...

Aplaudo tus palabras amigo Josef, no siempre logramos ver al "albañil" a tiempo y es cierto....la vida es bella!
Besitos,

Dama dijo...

Ufff y ahora yo que te escribo... si me has dejado sin palabras ante este relato.

Lo primero que he pensado al ver la foto es (anda, ese cuadro le tengo yo en mi salón)

La primera parte del texto me he sentido protagonista absoluta, después me he relamido con ese magnífico bocadillo de calamares, a continuación me ha encantado lo bien que has escrito el habla del albañil "Ties cojones...", la frase del albañil ¡¡No piense tanto y dedíquese a vivir!! me ha hecho como espabilarme un poco, para tomar carrerilla y ponerme yo a saltar de la misma forma que lo ha hecho él sobre las vigas, me he emocionado al ver al albañil aplaudir ante tanta euforia y he sucumbido ante la conversación final.

Tu reflexión final nos la aplicamos todos, te parece?

y también hay otra expresión (y película) que adoro que es

¡¡Que bello es vivir!!

Gracias por este precioso y reflexivo relato, me viene al pelo.

Besos querido Josef

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo como siempre es un gran placer leerte y cieta frase la vida es bella
un beso y feliz fin de semana

Maga h dijo...

Sin duda es bella, y mas simple de lo que nos suele parecer. El problema está en nosotros, y nosotros complejizamos la vida.

Un abrazo.

MORGANA dijo...

Escribes tan hermoso......
Mil besos.MJ

Amig@mi@ dijo...

Me encantaaaaaaaa. sabes que me chiflan las reflexiones, y esta es de las buenas...
Como el albañil, "vivir naciendo cada día..."
Me lo pido ;)
Besos

Clarice Baricco dijo...

Muy atinado para este inicio de año.
Necesitamos esperanza.

Abrazos.

LUX AETERNA dijo...

Muy lindo Moderato y es muy cierto el comentario del albañil eso que hay por ahí unas señoritas... que para morise mejó un infarto, sin ellas uno saltaria con gusto al vacío.

Me gustó mucho como siempre, y no me sorprende tanto que ese ser celestial sea andalúz

Te mando un abrazo

© José A. Socorro-Noray dijo...

Sabio albañil,
no pensar tanto
para dedicarse a vivir.

Cierto es que la vida es bella pero los humanos nos empeñamos en corromperla. ¿Por qué siempre nos damos cuenta de todo cuando estamos a punto de perderlo?


Un fuerte abrazo, amigo.

fgiucich dijo...

Una bella y ejemplar lección de vida. Abrazos.

MRB dijo...

Las mejores lecciones de la vida pueden venir en momentos impredecibles, con personas que nunca imaginamos. Por eso, todos somos maestros. ¡Linda historia!
Un abrazo.

TORO SALVAJE dijo...

Es uno de los mejores relatos que te he leído.
Me ha impresionado.

Y esta frase aún más:

¡Ah! Ya sé. ¿Usté es de ésos...? Ha venido a saltá...

Tremenda.

Saludos.

Mariluz GH dijo...

Magnífico relato que hace mirarnos y escucharnos... y es que a veces lo que nos falta es querer oír, escuchar -lo que ya sabemos- por boca de otros para dar los pasos necesarios y vivir... recuperar la fe en nosotros mismos.

abrazos

Unknown dijo...

¿ Y sabes qué...?, noto un cambio, sutil, pero preciso en tus letras y me alegro sinceramente de haberlo sentido. El texto, como siempre implacable. Gracias por la historia y la reflexión.

Julia Hernández dijo...

Es impresionante lo que dejas en tu relato, profundas vivencias, grandes y maravillosos cambios mi querido amigo, para seguir siempre sin tregua hacia adelante, con toda la fuerza en tus pasos pero con el corazón alegre lleno de ilusiones. Un abrazo inmenso.

Amnesia dijo...

He de darte las gracias, llevaba dias que no sabia nada de nada que me sentia un poco , como el personaje de tu historia,un gran relato amigo. Un abrazo

MORGANA dijo...

la vida según la encaucemos puede ser mejor o peor..en mi caso necesito hallar la razón,es de vital importancia...por ello todo depende de la actitud de cvada uno.
Besos.MJ(lo de blasa es una apuesta que he hecho)

María Eleonor Prado Mödinger dijo...

Un texto que me asombró por su madurez, porque la forja se ve se hizo con el alma en la mano, estos textos me encantan incluso más que los creativos....un placer leerte.
Hubo una frase que me detuvo...

¿Le había cerrado el acceso a la vida?, cuántas veces no me he sentido así, vacía.

marbu dijo...

Lo he leído y releído, preciosa y profunda reflexión la que has escrito.
"La vida es bella" y vivirla cada segundo, merece la pena.
Un abrazo.

NDEH dijo...

¿y tu me dices que estas vacio ultimamente...?

Tu puedes bailar cualquier baile incluido el tango que te apetezca...

Yo no se bailar el tango de la vida... solo practico.

Abrazos amigo mio del alma.

Verdial dijo...

No me veo con el valor suficiente de andar y hacer piruetas sobre esa viga.. sin embargo, y como bien dices, es algo que hacemos diariamente en nuestra vida. Salvar obstáculos, superarlos, superarse... en el fondo tenemos más valor del que creemos ¿o es ta sólo afán de supervivencia?.

Un abrazo

Jose Luis dijo...

Precioso regalo el que nos has dado con tu bello relato. Y totalmente de acuerdo contigo, aunque a veces cueste, los problemas nos los hacemos nosotros, somos nosotros quienes podemos seguir adelante y sacar una leccion de vida de cada cosa sin caer en hoyos, y si caimos, ser capaces de aprender a salir de ellos mas fortalecidos en vez de pasar la vida esperando que alguien nos rescate, o bien dejandonos morir.

Un abrazo

Jose Luis

Anónimo dijo...

Me encantan tus relatos y este es que me ha dejado muda.

La vida te sonríe pero, primero hay que sonrírle.
Besos

PALOMA dijo...

Bonito relato niño ,cierto es que la vida es como nosotros queramos vivirla con los propositos que lo hagamos y como luchemos para conseguir que de lo mas simple nos puede aportar la mayor felicidad y solo la tenemos al alcance de nuestras manos ,a veces somos ciegos ante tanta belleza que esta ante nosotros para que disfrutemos de ella como es VIVIR .

Un besito ,me gusto leete .

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