sábado, enero 30, 2010

Vida.



A veces la vida da vueltas como un molinillo. ¿Cuántas veces me dije a mi mismo que no volvería a ser camarero, que no era lo mío? Y sin embargo, tras deambular perdido en la crisis, también me absorbió. Y ahora, estaba allí, sirviendo cafés codo con codo con Rania. Sólo me confortaba pensar una cosa: Ella lo tenía peor. ¿De verdad merecía la pena recorrer dieciséis mil kilómetros para acabar empleado en un bar cutre del centro de una ciudad de provincias?
Trabajábamos de nueve a dos y de cuatro a once, total doce horas diarias de servir, barrer, fregar y al día siguiente, volver a lo mismo.
El lunes descansábamos.

A las afueras había un frondoso bosque que culminaba en un elevado promontorio. Un día me decidí a subir y me llevé una sorpresa. La encontré allí arriba. Echada, los pies cruzados sobre un pareo, a su alrededor había depositadas unas figurillas de barro con las cuales parecía comunicarse. Se hallaba comprometida en un estado de concentración tan intenso que ni siquiera me advirtió, o si lo hizo, apenas me tuvo en cuenta.

Quise darme la vuelta y regresar; y me encontré acomodado en una roca a unos metros de distancia, dejando que la brisa meciera mis cabellos mientras sus susurros ininteligibles impregnaban mi alma de una extraña y feliz melancolía.
A la mañana siguiente ambos volvíamos a estar codo con codo.
Ella no mencionó el suceso, tampoco yo deseé romper el silencio y llenarlo de palabras inútiles.

Después del trabajo y antes de tomar el autobús, a veces, aceptaba degustar una infusión. Permanecíamos acomodados en silencio, contemplando la airada precipitación con que, al otro lado de la cristalera, los transeúntes deambulaban.
Salíamos caminando despacio, ella ataviada con el floreciente sari, los cabellos negros como el azabache, la mirada perdida en el suelo, sin darnos de la mano pero rozándonos.

Mansamente el invierno fue cubriendo el espacio de un otoño agotado y comenzó a enseñar sus uñas, rasgando mi corazón hasta impregnarlo de recuerdos que enclaustraban mi alma en un cuadrilátero de dolor. Por desgracia, las heridas nunca se restauran ni olvidan del todo.
Y más mañanas fermentadas de vaho gris, termómetros reventados, rostros surcados de ojeras y el dolor de la vida cuando se vuelve tan áspera que no encuentras ni un breve poema que alimente los renglones de su tiempo.
Sólo mirar a los ojos de Rania me hacía vislumbrar la felicidad que no encontraba.

Un lunes especial desperté y hacía un frío inquietante. Igualmente me encontré a mí mismo intranquilo. Abrumado por una extraña ansiedad cogí el abrigo y los guantes y cuando salí me recibió la intensa nevada.
Caminando, casi por inercia, me interné en el bosquecillo y a trompicones – la nieve hacía muy difícil progresar – ascendí a lo alto del promontorio y cuando llegué, la imagen que vi me dejó desencajado.
Había echado el pareo sobre la nieve y extendiendo los brazos al aire, con el cuerpo temblándole de frío, parecía alabar a Dios, su dios...
Me acerqué hasta ella me arrodillé delante y cuando la miré su semblante estaba cubierto de lágrimas pero extrañamente iluminado por una radiante e increíble felicidad. Repentinamente elevó su cabeza, me miró, y pude ver esbozada la sonrisa más fascinante y llena de vida que jamás haya visto. Susurrando, me dijo.
— El mundo... la naturaleza, es preciosa ¿verdad?
Asentí.
Admirada, exclamó.
— ¡Nadie me dijo que esto podía suceder!
Sin pensarlo, la envolví entre mis brazos. Justo en ese instante cesó de nevar y un rayo de sol alumbró nuestras vidas de una esperanza de un valor desconocido.

Hoy Rania y yo seguimos estando unidos, codo con codo.
Ahora explotamos nuestro propio negocio.

José Fernández del Vallado. josef. 2010.


17 libros abiertos :

Dama dijo...

Siempre conmovedor Josef, que bonita historia de dos personas que comparten el día a día y ese final de ella con los brazos abiertos al mundo, a la esperanza, a la belleza es un grito a la vida.

Maravillosa la frase " El dolor de la vida cuando se vuelve tan áspera que no encuentras ni un breve poema que alimente los renglones de su tiempo".

Siempre un placer querido Josef. Besitos de sábado.

Unknown dijo...

es un gusto enorme leerte y disfrutar con tus escritos..

graciassss


miles de abrazos!!!

MORGANA dijo...

Josef...ahora que nadie nos oye ,decirte que me gusta muchísimo como escribes.Tu relato bello,muy bello.
Besos.MJ

LUX AETERNA dijo...

Que lindo relato y que suerte que haya terminado asi, me gustan los finales asi por lo menos últimamente los necesito.
Abrazo

Anónimo dijo...

hola amigo moderato....

VIDA ...es encontrar a esa persona para poder proyectarte a ti mismo en esa persona....que cosas esta de que a veces la suma de 1+1 es 2 y ya esa sumatoria es vida...

besines
:)sau
tu lectura como simpre para sacarse el sombrero..

:) sau

Lara dijo...

Buen relato y bonito final ;)
Muuuuuuuuuuuuuuuuuuacks!

Yuria dijo...

Me has hecho sentir la dureza de la vida al principio, describiendo ese pobre e insulso trabajo. Después, las meditaciones de Rania y al fin, vuestro amor.
Una pluma que arrastra al lector no por las páginas o por la pantalla sino por un supuesto contenido real.

Mmmm...

Anónimo dijo...

Que placer leerte siempre!!! El relato de hoy es especialmente hermoso, conmovedor...
Besos

HARGOS dijo...

gracias mi querido amigo por tus felicitaciones, espero poder estar a tu altura y almenos llegar a hacerlo tam bien como tu ,un abrazo fuerte

Amig@mi@ dijo...

Quizás el trabajo no mereciera la pena, pero el amor... Hace ver las cosas de otro modo ;)
Besos

panterablanca dijo...

A veces sólo el amor nos salva de la muerte en vida.
Besos salvajes.

Isabel dijo...

Preciosa historia, me ha conmovido.Un beso

Julia Hernández dijo...

La vida es maravillosa, aún con sus altos y bajos y vale la pena vivirla intensamente, remendando sueños e ilusiones, siempre hacia adelante, como este maravilloso camarero espero haya hecho con Rania. Muy hermoso y tierno tu relato con un final extraordinario. Un abrazo inmenso!

TORO SALVAJE dijo...

Gracias por la sonrisa que me llevo.

Saludos.

lanochedemedianoche dijo...

Qué hermosa historia de amor, codo a codo, en primaveras de luces, en inviernos de nieve, codo a codo con la vida.

Besos

MAYTE dijo...

Josef, preciosa historia me a conmovido, la vida es así, nunca sabemos donde vamos ha encontrar la Felicidad.

Un beso.

Celia Álvarez Fresno dijo...

Hola Josef.
Me ha encantado esta historia de hoy. Y me ha encantado por la triste realidad que plasmas, y por el final feliz.
Es precioso leer finales felices, y saber que todo es posible.
Un abrazo, amigo.

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