domingo, febrero 07, 2010

Matrimonio.



Una tarde de un día estaba en la iglesia, ante el altar. Era el día de mi boda. Había esperado más de cinco años. Frente a mí estaba el Padre Mateo, detrás de él el cristo de bronce y a mis espaldas mis primos, parientes y demás invitados.

Mi amada y futura esposa, Alexia, recién llegada de Rusia, entraría en instantes. Llevaba un retraso de más de tres cuartos de hora, aunque nunca nos hubiéramos visto, ella jamás me había fallado.

Cruzaba las manos delante y luego las trababa detrás. Rezaba oraciones que creía olvidadas a un Dios en quien nunca creí. Me sentía grotesco hablándole de mi falta de fe. Los bisbiseos seguían y seguían mientras yo amarilleaba y sudaba a raudales.
Una sombra cruzó el umbral, era un hombre. Caminó abriéndose paso entre las adelfas y las rosas, sin preocuparse de nada, llegó hasta mí y me entregó la carta. O uno de aquellos sobres impregnados de aroma que siempre recibía. Lo abrí y leí.

Estaba en Yaroslavl una ciudad cercana a Moscú y no llegaría nunca. Me recomendaba que no la buscara y me agradecía el dinero enviado. A continuación me revelaba la traicionera realidad. Se había comprometido con el hombre a quien de verdad había amado en la vida real y no en la virtual...


Rompí el sobre en mil pedazos. Un siseo de asombro recorrió la iglesia, comencé a temblar y todo empezó a dar vueltas hasta convertirse en una espiral de luces y colores, figuras distorsionadas, bocas torcidas, risas, sarcasmos...

En ese momento, al final del pasillo, surgió la figura de una mujer ceñida en un vestido blanco de encaje y se hizo un silencio de estupor. Iba acompañada por un niño, igualmente de blanco, una niña sujetaba más o menos extendida la larga cola de seda. Y el arco de la entrada que en instantes se había transformado en la boca de una tumba, pasó de ser un infierno a convertirse en un Edén.

La mujer llegó hasta mi lado, yo temblaba y era un manojo de nervios que sin darse cuenta lloraba.
Me tomó de las manos y pude notar su calidez.

— Y tú... ¿quién eres? Le susurré entre incómodo y agobiado.

Ella me miró, se retiró el velo que cubría su rostro y reconocí algo familiar en aquel... ¡Pero qué...!
Balbuceé unas palabras ininteligibles y ella dijo.
— Sí, es justo lo que piensas. Soy un ángel. Tu ángel de la guardia. Siempre te vigilé y estaba al corriente de la trama. Y añadió.
— Pensaba decírtelo, sabes. No eres el único ¿entiendes? Y con languidez prosiguió.
— Perdona por no haberme decidido hasta hoy, soy una tonta... pero te quería y...
Permanecí mirándola asombrado. Un escalofrío recorrió mi espinazo. No daba crédito. Aquella ¿mujer? era hermosa; no necesitaba ser Rusa ni de cualquier país del Este.
— Por si no te acuerdas debemos irnos ya. Añadió con timidez.
En aquel instante el padre me preguntó si deseaba enlazarme. Aterrado farfullé un si desgajado y me desvanecí.
Cuando volví en sí la gente lloraba, pero también aplaudía y ella, ¡me besaba en los labios!
Había tenido suerte me dije, era como si me tocara la lotería. Otros jamás la tienen. No es fácil encontrar a un ángel de la guardia que se enamore de ti... o quizá todos lo hagan...

José Fernández del Vallado. Josef. Febrero 2010.


24 libros abiertos :

María Eleonor Prado Mödinger dijo...

El contenido distinto a los que he tenido la oportunidad de leerte, más pausado, el tema aunque siempre en los terrenos de la ilusión me parece maduro en su espiritualidad, se necesita algo más que creatividad, sino una necesidad de elevación.

Julia Hernández dijo...

Mi querido amigo, me gusta lo que encuentro en tu relato, me has emocionado. Pienso que tuvo mucha suerte dentro de todo lo vivido, no creo que todos los ángeles de la guardia se enamoren, éste estaba dispuesto y tan cerca. Sería maravilloso que lo hicieran más a menudo, suerte tal vez, o una oportunidad de vivir al fin. Creas belleza. Este tema me encantó. Un enorme abrazo fascinada.

More dijo...

Y tan distinto este relato al anterior,peroigual de magnífico!
No, desafortunadamente no todos tenemos esa suerte.
Abrazos querido, hermosas las palabras que dejaste en mi blog.

Lara dijo...

Lo de que el ángel se enamorara me ha resultado bastante curioso, jajaja...
Muuuacks!

TORO SALVAJE dijo...

Tu imaginación merece matrícula de honor.
Y tu arte para plasmarla también.

Saludos.

Asun dijo...

Ángeles de la guarda como este es lo que necesitaríamos con frecuencia.
Esperaremos a ver si se despierta.

Besos

Novicia Dalila dijo...

¡¡¡Ojalá existieran esos ángeles de la guarda que nos cuidan y protegen cuando las cosas van mal¡¡¡ Porque si existieran, no sé qué me tiene que pasar ya para que se materialice el mío y venga a salvarme....

Un beso, Josef. Me ha encantado tu mini-relato, como siempre.

Carolina dijo...

Josef, te superas en cada escrito de una manera increible y extraordinaria.

¡Necesito un ángel de la guarda así!

Aunque solo estén en nuestra imaginación, es hermoso soñar. Y hoy, he soñado con tus letras.

La música encantadora mi querido escritor. La imagen preciosa.

Un fuerte abrazo, y muchos besos. Te quiero y te adoro.

Amig@mi@ dijo...

Como a mí me gusta, jaja, final feliz, aunque sea por mediación divina.
Pobre...
Y lo malo es que el tema de las rusas no es tan de ficción, al menos por aquí.
Un abrazo

Yuria dijo...

Malvada Alexia, fría y sin corazón. Pero, el ángel de la guarda también existe.

Un beso, amigo Josef.

LUX AETERNA dijo...

Bien Moderato! me hacia falta en esta mañana de domingo de lluvia una lectura asi.
Te mando un abrazo

Micaela dijo...

Maravillosa historia. Yo creo mucho en la magia de los ángeles, así que no me ha sorprendido demasiado. Creo que forman parte de nuestra vida, aunque no nos demos cuenta. Un abrazo, feliz domingo.

Isabel dijo...

Estaría bien tener un angel de la guarda particular, aunque no se quisiera casar, pero al menos, que nos encontrase un buen puesto de trabajo.Besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

qué difícil es hallar una pareja...

© José A. Socorro-Noray dijo...

Josef, tus relatos son tan excelentes y reales que no me va a quedar más remedio que creer en esos ángeles de la guardia.

Un fuerte abrazo.

MRB dijo...

Me tenías en vilo, que linda historia.
Un beso.

Beelzenef dijo...

Todos necesitamos alguna vez el sutil roce de un ángel

Abrazos

Anónimo dijo...

Nuestra alma gemela siempre es nuestro ángel de la guarda y siempre velará por nosotros, yo tuve la suerte de conocerla y se desde entonces siempre cuida de mí.

Una abrazo Jose, precioso relato.

angela dijo...

Como siempre, tu relato engancha y esta vez terminó bien...Pero, ... Si encuentras uno y es de verdad dímelo al mío nunca lo he visto y me encantaría hablar con él. Me gusta venir y perderme por tus caminos siempre reales y fantásticos al mismo tiempo.Un saludo cordial

Paseo de Letras dijo...

Preciosa prosa de contenido lleno de esperanza...
Abrazos

Anónimo dijo...

mmm no se el matrimonio sea tan esperanzador..tan angelico...para mi destruye al amor...

besines amigo moderato y sabes? eres un divinisimo tus cmentarios son geniales...super pum ara ariba!

:) sauvignona

patri dijo...

Es precioso pensar que todos tenemos a nuestro ángel de la guarda enamorado...

Celia Álvarez Fresno dijo...

Es precioso tu escrito.
Me gusta esta faceta tuya, tierna y espiritual.
Besos.

Hinamori dijo...

mmm?

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