viernes, abril 23, 2010

Caminos diferentes.

Ella está lejos. Necesitas viajar otra vez en su busca, encontrar su calor. Ese fin de semana estás solo en casa. Al amanecer arrancas el coche, te pones en marcha y partes hacia ese amor que anhelas y a la vez te desconcierta.
Durante horas recorres parajes desérticos, boscosos, lugares fantásticos que parecen formar parte de un increíble relato, pero son reales y forman parte del mundo en el cual vives.

Finalmente, desde la calzada por la que circulas, divisas la pequeña población; es tal como la describió. Está instalada en un valle circunscrito de vendimias, protegida por los muros de una antigua fortaleza que todavía descuella en el mismo centro de la localidad. Sus casas son de colores, sus tejados naranjas, sus árboles verdes y amplios, su limpieza, inexplicable.

Estacionas y caminando te diriges a la plaza central. No reconoces a nadie, en cambio ellos averiguan en ti – tus ademanes impetuosos, rápidos, nerviosos, te delatan – a un forastero, y te saludan con caras amables, pero siempre, sosegadas. Perteneces a la ciudad y no sabes lo que es estar relajado: vivir sin crispaciones, soñar fascinaciones, comer disfrutando, viajar con la mente...

La encuentras en el lugar convenido, un pequeño establecimiento especializado en vinos. Pides un blanco de rueda, brindáis con visible emoción. Contemplas sus ojos azules; su sonrisa breve y pausada. No te hace preguntas, no te atosiga, te deja ser tú y que descubras la forma de respirar de nuevo ese aire limpio que una vez olvidaste.
Más tarde, a la puesta del sol, paseáis por el pueblo. Hace un atardecer entre cálido y fresco. Anochecer de una primavera recién iniciada...

Entráis sonrientes en la casa, ella enciende la salamandra, bebéis un licor de mistela, jugáis al dominó y disfrutáis de la luz de un quinqué. ¡La luz de un quinqué...!
Entonces le ruegas que vuelva y una vez más le preguntas: Cómo se puede vivir sin televisor, sin ordenador, sin coche, sin luz, sin agua caliente, sin alarma ¡sin ruido! Con un viejo jergón de plumas y el silencio a su lado. Y ella lo reconoce, reconoce echar de menos algo esencial en su vida y confiesa. Necesita algo de la civilización, le falta una biblioteca y libros de los que alimentarse.
Con cansancio y tal vez resignación vas hasta el coche, abres el maletero y le entregas las cuatro cajas de libros que le has preparado. Ella se muestra radiante y feliz. No puede dejar de admirarlos. Finalmente te abraza y os enterráis bajo el grueso y caliente edredón.

Mañana será otro día. El día de tu regreso a la civilización de la cual no sabes salir porque estás atrapado, el día de tu capitulación y reconocimiento ante una sociedad que te mantiene en sus brazos de metal. Tienes fobia a la soledad, te gusta el barullo, te atraen las máquinas y los lugares atestados de gente. El día, tal vez, de un adiós definitivo. Aunque en la vida nada es para siempre, excepto la muerte. Y aún así, siempre es posible resucitar a una nueva vida.


¡Buen día del libro!

José Fernández del Vallado. Josef marzo 2010.
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Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

28 libros abiertos :

lichazul dijo...

hay veces que lo demás está de más
dos lo abarca todo...

besitos de luz amigo bello
felíz día del libro

Cele dijo...

Me has recordad a la gente de mi pueblo a mi regreso despues de 13 años fuera.
Los pueblos dan esa sensación y es que cuando llega alguien nuevo, es necesario hacerle un estudio, ja,ja,
Ni el F.B.I.
Los libros, son buenos maestros, mejor que la tele, y mucho mas en los tiempos que corren. Transmiten la sabiduria de otros, y nos hacen vivir vidas ajenas, visitar lugares inimaginables.
Por eso hoy es un día tan especial, y digno de celebrar.
Muy bueno el homenaje
Un abrazo

Carmen dijo...

lo que son las cosas, vivir en la "civilización", rodeado de barullo y de muchísimas personas y encontrar el calor necesario en un lugar recóndito..

besos

Julia Hernández dijo...

Cuatro cajas de libros, silencio enmarcado en una exuberante naturaleza con buena compañía en un bello atardecer. ¡¡¡Que regalo!!! Lo demás sale sobrando. Precioso. Un fuerte abrazo.

matrioska_verde dijo...

¡que emoción las cjas delibros!
desembalarlos, olerlos
acariciarlos

estupendo relato para cualquier día, no sólo para el día del libro... muy entrañable... en todo él se respira un aire limpio, agradble y envolvente.

biquiños,

María dijo...

Josep:

En este "Día Internacional del Libro", quiero felicitarte, porque tu blog es un libro de historias, emociones, y de sueños

Muchas felicidades amigo escritor.

¡¡¡FELIZ DÍA DEL LIBRO!!!!

Un beso.

Eritia dijo...

Y es que Josef para ser feliz hacen falta pocas cosas, los libros lo son. Tu post, me ha hecho pensar en mis propios deseos, a veces sueño con la paz descrita por tí, la sencillez de la vida y un buen libro, una copa de vino y la luz y el sol de mi Atlantico. Tal vez eso son, deseos y así quedarán, mientras disfrutemos tambien porqué no? de la maldita "civilización".

Besos. Eritia

Xiomara dijo...

“Ese amor que anhelas y a la vez te desconcierta”…una caja de libros y una noche debajo el edredón bajo la estrella de la pasión mientras el viento corre en la colina…pero siempre nos abruma esa humana nostalgia por lo que llamamos civilización…yo soy feliz en una librería…como niña en una tienda de golosinas…besos Josef …feliz día del libro ¡
Pd :te dije que me encanta tu música siempre me quedo un rato aquí escuchándola …Otro beso

Paquita Pedros dijo...

Bonito relato pata el dia del libro
un beso coraozn y feliz fin de semana

Noelplebeyo dijo...

Los libros son el mejor equipaje

Saludos

Anónimo dijo...

En una época de mi vida les decía a mis amigos que me excitaban más los libros que los hombres, jaja. Los fines de semana en Buenos Aires las librerías están abiertas hasta la madrugada y muchas personas luego de cenar o del teatro las visitan, nada me hacia más feliz que esa excursión, ahora ya no me dan los tiempos, pero si este fin de semana visitaré la feria del libro. Muy buen relato, pienso también que extrañaría la lectura.

Me excedí, besos.

Anónimo dijo...

Hola José!! Muy bueno!! Los libros y un rincón alejado, me suena a paraíso amigo. Excelente relato para este día.
Feñlliz fin de semana!!
Besosssss

Taller Literario Kapasulino dijo...

Excelente relato, muy buen redactado y descrito. Tiene ritmo que te hace llegar hasta el final.

khepri dijo...

Un libro para mi es la excusa perfecta para desparecer del mundo y adéntrame en la vida de otros, tu relato me llevo lejos, y lleno mi alma de nostalgia, besitos.

María Gladys Estévez dijo...

Me gustó ,he viajado contigo.
El silencio está en nosotros sólo basta con buscarlo un ratito.
Me hubiese gustado a mi también que fuera a mi encuentro, pero eso no sucederá nunca.... aún en nuestras cortas distancias, pero tan lejanas..
besos

Asun dijo...

Los libros son una excelente compañía, y mucho mejor disfrutarlos en calma.

Besos

Lara dijo...

A veces me pregunto que tiene de civilizada la civilización.

Verbo... dijo...

Será que el alma es insaciable, siempre busca, aquí o allá, y se resiste a la muerte, en la tumba, y pelea -por ello- su resurección? puede ser.

me has dado tema para un post.

besos Muñeco.

VeroniKa dijo...

Uff...has alimentado un poco mas las ganas de encontrarme un pueblo en la carretera. Destapar una botella de vino a la luz de una velas. Escuchar la canción que horas antes era incapaz de disfrutar y callar...y quedarme ahi para siempre.

Marina dijo...

Viajé junto con el relato, y pensé en cómo a veces alejamos lo que más deseamos... Un abrazo.

Carolina dijo...

Quedo fascinada con esta preciosa historia. Belleza del paisaje, la suavidad del silencio, la ternura de un momento... upssss mi querido Josef, un placer leerte, me voy en una nube, con la música y la lectura.

Un abrazo y muchos besos.

Belkis dijo...

Siempre es posible resucitar a una nueva vida, cambiar el rumbo de nuestro destino, torcer el camino, ir de la civilización al paraíso idílico de un campo perdido… donde sea, como sea, lo importante lo llevamos en el interior del sentimiento vivo…
Que hermoso relato. Me transporté allí y viví el encuentro como algo muy mio.
Un abrazo Josef

César Sempere dijo...

Josef, hermoso homenaje a los libros en su día.

Saludos y un abrazo,

Anónimo dijo...

Josef: un relato precioso de esos que te caracterizan!
Y es todo un desafío: dejar la civilización por la calma de la naturaleza.
Yo, como el protagonista, no puedo. Necesito de las luces, el ruido, las bocinas y el barullo; el silencio no es mucho de mi agrado. Supongo que es, porque allí tomo conciencia de la soledad y no me gusta.
Admiro a la gente que puede vivir en la calma absoluta, ya que yo no puedo.
Un beso o 2!

Anónimo dijo...

Josef: un relato precioso de esos que te caracterizan!
Y es todo un desafío: dejar la civilización por la calma de la naturaleza.
Yo, como el protagonista, no puedo. Necesito de las luces, el ruido, las bocinas y el barullo; el silencio no es mucho de mi agrado. Supongo que es, porque allí tomo conciencia de la soledad y no me gusta.
Admiro a la gente que puede vivir en la calma absoluta, ya que yo no puedo.
Un beso o 2!

TORO SALVAJE dijo...

Hubo un tiempo en el que anhelé ese tipo de vida.
El campo, el aislamiento, la paz, el alejamiento, un pueblo pequeño, etc.
Pero comprendía que allí también había la maldad, la envidia, la traición, la falsedad... igual que en la ciudad aunque a pequeña escala.
Y se acabó el anhelo.

Saludos.

virgi dijo...

Por un rato me has hecho soñar.
Era yo viviendo en ese pueblito antiguo, medio medieval, rodeada ya de libros, leyendo a la luz de un quinqué.
Gracias, un beso tierno

Belén dijo...

Cuando el mundo es solo dos, no me acabo de fiar mucho... es peligroso, porque somos personas egoístas, de toda la vida...

Besicos

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