domingo, abril 25, 2010

El amor de Joel.

A veces me pregunto por qué vuelvo y vuelvo a dar vueltas sobre el tema del amor si parece ser un asunto trillado, pero es que la locura del amor es un argumento recurrente en nuestras vidas, y cuando me decido a explorar tramas para mis relatos, me surge alguna historia; como la siguiente.


Joel era un disciplinado ejecutor. Había ganado reputación y cada vez le encomendaban operaciones más complejas que solventaba con audacia y rapidez. La nueva tarea que ciertos poderes fácticos le confiaron, consistía en deshacerse de una prostituta de alto standing que mantenía relaciones con un prelado con aspiraciones a la sucesión por el papado (no fuera a ser que hablara más de la cuenta).


Se decidió por presentarse ante ella como un alto cargo de un gobierno irrelevante. De tal forma, antes de cumplir su cometido, disfrutaría de sus servicios. Como no deseaba dejar su registro en una casa de citas ni en el libro de ningún hotel de prestigio, optó por alquilar un sedan que manejaría personalmente. Se citaron en una calle del barrio del Trastevere, en Roma. Antes Joel ojeó unas fotografías de la mujer y le pareció tan hermosa como el mismo Diablo. Lo cual añadió cierto morbo a su tarea. Segaría la vida de una flor envenenada.
Recogió a Iruna de forma puntual a las diez. Antes deseaba cenar cualquier cosa, la compañía de aquella belleza no le vendría mal, e incluso tal vez le abriera el apetito, pues las semanas de inmovilidad aguardando destino y objetivo le inducían stress y falta de hambre.
Todo discurrió con normalidad. Mientras ella se mantuvo sentada en la parte trasera del vehículo y él condujo, apenas intercambiaron un par de frases. Joel le preguntó si tenía hambre, y ella acotó con un incisivo, “sí.”

La llevó hasta el restaurante Ostaria Isidoro, situado en la Via San Giovanni, en la zona del Coliseo. Se trataba de un restaurante de gran tradición, situado en el edificio de un antiguo convento de inicios del S. XVI. Tenía un ambiente con encanto y una cocina cuidada. Joel se dio cuenta de que, sin pretenderlo, tal vez había elegido un lugar demasiado romántico.

Cuando el asesino y la prostituta se sentaron frente a frente y cruzaron sus miradas, a Joel le ocurrió algo que ni siquiera se le había pasado por la cabeza. Se encontró incapaz de apartar la vista de las facciones admirables, regidas por unos ojos pardos, que manteniendo en todo momento un misterioso esbozo de sonrisa, lo escrutaban al otro lado de la mesa. Subyugando aquel panorama, perseveraba el timbre de la faringe de Iruna: Que lo tenía todo. Pues una tesitura perfecta entre agudos y graves, componía una tonalidad que se acercaba a la de una mezosoprano. De modo que en su acentuación era posible encontrar aunadas fuerza y suavidad. A Joel le resultó similar al acorde de una preciosa caja de música, lo cual le extasió; y sin advertirlo, tras los postres, el frío y letal asesino, era ya poco más que un lorito embelesado que asentía y coreaba cada frase de su interlocutora, quien sin cesar, narraba la triste historia de su vida en los parajes del este.
A Joel apenas le interesaban aquellos lugares. Desde luego, había estado en ellos, ejecutando a políticos y empresarios endeudados con la mafia. Hacia tiempo que ya no se preguntaba las razones, si las había, por las que llevaba a cabo su trabajo. Era más sencillo que eso. Le bastaba con hacerlo de forma eficiente; cobraba y desaparecía. De hecho Joel era un hombre sin patria y sin mayor conocimiento en la vida que el de liquidar a otros hombres ¿como él? No. Como él no había nadie. ¿Acaso sus afines en ocupación? Tampoco. Es raro que los asesinos se vean entre sí, y menos que organicen timbas o acudan a fiestas familiares, porque rara vez tienen familia, y si la tienen, acaban siendo eliminados...

El hecho es que lo que vino después de la cena, aunque tuviera lugar en el ambiente enrarecido de un coche, y no estuvieran en el escenario de una cómoda cama de agua en una lujosa planta con jacuzzi, le pareció la forma más sublime en que pudo hacer el amor.
Una vez terminaron, Joel, el frío e insensible Joel, horrorizado ante la perspectiva de que acabaran con la vida de su amor, le propuso a Iruna que la acompañara en sus viajes. Con una sonrisa placentera y su timbre de voz – siempre su precioso timbre de voz – ella confesó sentirse enamorada y feliz a su lado, y accedió.

Lo que vino a continuación – pese a que Joel comunicó a los interesados que había cumplido su tarea y hecho desaparecer el cadáver de la víctima – no fue más que una larga huida. Una mentira, en la cual, deambulando por los rincones del mundo: hotel tras hotel, chalé tras chalé, el amor de Joel pasó a convertirse en una Lolita más de un Vladimir Nabokov desahuciado. En resumen. De pronto Iruna no amaba a Joel, lo detestaba y estaba aburrida de él. Estaba claro que Iruna no era mujer de un solo hombre; necesitaba más.
Cansada, Iruna advirtió a Joel que si no se iban a vivir a un lugar estable lo dejaría para siempre. Y Joel, sin en apariencia inmutarse, asintió y aceptó el reto de cambiar de vida.

Pero aquella noche el asesino se ausentó, lloró y se recluyó en el alcohol de forma solitaria. No quería estar con nadie y además, cuando se embriagaba, cosa que le había sucedido un par de ocasiones en su vida, no hablaba, simplemente meditaba...

A la mañana siguiente, pese al dolor de cabeza, y a saber que lo que iba a hacer posiblemente era una tarea arriesgada, Joel parecía dispuesto a llevar a cabo lo que la mujer a quien amaba, le pedía.
Esa noche la invitó a cenar y le hizo la firme promesa de que al día siguiente dispondría de su preciosa mansión. Iruna renació de nuevo y feliz brindó, copa tras copa de cava, hasta desvanecerse embriagada.
Joel la tomó entre sus brazos, la acomodó en el asiento trasero del coche y arrancó.

Iruna despertó a la mañana siguiente y se encontró en una inmensa cama con dosel de matrimonio, en una habitación espléndida, con ventanales con cortinas de satén, sofás hindúes, alfombras persas, un armario lleno de vestidos de encaje… y la luz de una nueva vida por delante.
Como un vendaval salió de la habitación llamando a Joel, se topó con unas amplias escaleras como las de la película: “Lo que el viento se llevó.” Las descendió riendo a carcajadas, cruzó un impresionante salón lleno de objetos de porcelana, vajilla de plata, cubiertos de oro, lámparas de lágrimas de cristal... Caminó deprisa hasta la puerta y se disponía a salir cuando, cerrándole el paso, surgió tras las cortinas un hombre corpulento que sujetándola la retuvo y con voz clara, pero servicial, le dijo.
— Lo siento señora Lorena. El señor se encuentra ocupado trabajando. No puede salir.
Ella forcejeó unos instantes y de pronto, dándose cuenta de que aquel hombre la llamaba de forma equivocada, se detuvo. E irritada, protestó.
— ¡Se confunde usted de persona! ¡Me llamo Iruna, no Lorena!
El hombre la miró con seriedad, asintió, y le dijo.
— Ya... claro. La entiendo. Oiga... señorita... Hum, señora. Le aconsejo que vuelva a la cama. Y añadió. Todavía no se encuentra repuesta.
Ella lo miró si cabe más enfurecida, y vociferó.
— ¿Qué le ocurre? ¿¡Está usted loco!? Estoy perfectamen... Y enmudeció.
Por primera vez lo advirtió. Percibió como su voz se quebraba y ya no era la de siempre. Se había vuelto aguda, ¡como el chirriar de una puerta! Entonces notó el picor en el rostro, en la garganta y en el cuello, y llevándose las manos a la cara, al mismo tiempo, pidió un espejo.
— ¡Rápido! ¡Lo necesito ahora mismo!
— Desde luego, señora Lorena.
Le respondió una mujer gruesa que se acercó con prontitud y le entregó un espejo de mano,
Con nerviosismo, Iruna situó el espejo ante su cara, y prosiguió observándose con frialdad el semblante, de lado a lado, durante minutos. Al tiempo, su boca se abrió y de su garganta surgió un gemido que creció en intensidad y se convirtió en un chillido desgajado, como el de un roedor malherido, que hendió las paredes de la mansión. Su nueva mansión. Luego, Lorena, “la mujer – ahora sí – de Joel para siempre,” dejó caer el espejo... se dio la vuelta, subió las escaleras cubriéndose la cara y regresó a su lujosa cárcel de oro, donde todo era nuevo, incluidas su identidad y su rostro.


José Fernández del Vallado. Josef, abril 2010.
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52 libros abiertos :

María Gladys Estévez dijo...

A veces creemos que ciertas cosas no pueden suceder nunca, pero lo incierto es algo que pertenece a las vidas de los humanos.
Soñar con el amor es lo más bonito que existe.. aunque a veces nos mate de tristeza.
buen relato!!
besos

Lara dijo...

Que gran relato Josef y yo que estoy muy sensible......

MORGANA dijo...

MUY BUEN RELATO jOSEF...LA VIDA ES IMPREVISIBLE..ENTONCES¿POR QUÉ NO SOÑAR QUE PUEDA PÀSAR?
BESOS.
MORGANA

Julia Hernández dijo...

Fantástico, delicado y bien logrado de principio a fin, llevándonos por una transparente meditación, junto con la facilidad y el don que tienes de conducirnos a lo maravilloso de los sueños. Excelente leerte en una bella mañana con un delicioso café. Un fuerte abrazo, querido amigo.

Carmen dijo...

¡que tremendo poder tiene la belleza!

el relato es en algunas cosas por desgracia como la vida misma, en la que se pide que cambie el otro y en la que prima, sobre todo, el miedo a la pérdida

aunque sea un detalle menor me quedo con la intriga de saber el nuevo trabajo de Joel

saludos

aguacateyfresas dijo...

El relato excelente ! el amor siempre debe estar presente en nuestras vidas, no te parece? más allá de todo...

Anónimo dijo...

Hola José!! Te felicito amigo. Lograste un relato atraponte y un final acorde al magnífico cuento. Por favor sigue con estas historias donde el amor es el protagonista.
Besosssss

Natalia Astuácas dijo...

Ohhhhhh, veo cambios por acá.
Bien.
Hola.
Tal como decís no habíamos vuelto a leernos, pero acá estamos de visita.
Espero estés muy bien.
Con cariño nos seguimos.
Cuidate mucho sí.
Un abrazo y mucha magia para vos.
:)

TORO SALVAJE dijo...

Esto es como ir a un cine donde siempre proyectan buenas películas.

Y además bien documentadas porque el restaurante existe.

Que nivelón.

Saludos.

Amig@mi@ dijo...

Tan real como la vida misma...
Nadie diría que es ficción ;)
Besos

Angeles dijo...

Todo lo puede el amor, es recurrente porque es nuestra esencia, nadie puede librarse, no hay escondite posible a lo que uno Es.
Besos:)

Natasha dijo...

Muy buena la trama es increíble lo que logra el amor, sin embargo al final hay algo que a mi parecer no encaja con la personalidad de un sicario, y eso me deja en un mar de dudas, en todo caso es un final sorprendente

Fue un placer leerte te dejo mucho cariño y mi sincera admiración, querido Josef

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Soñemos para vivirlo.

Noelplebeyo dijo...

Gran relato en la ciudad eterna

saludos

soy beatriz dijo...

Excelente!! atrapante!! con un final como esos que a mí me gustan.
Me encantó!!
Un abrazote.

César Sempere dijo...

Josef, excelente relato. Frialdad inicial que da paso a la pasión, todo esto aderezado con una descripción del entorno magnífica, y un desenlace magnífico.

Enhorabuena y saludos,

Mos dijo...

Cautivadora historia, Josef. De las tuyas; de esas que atrapan al lector, enigmática y pasional, misteriosa y romántica.
El amor siempre es una fuente de inspiración. Aunque, a veces, haya que pagar un alto precio por sentirlo.
Un abrazo de Mos desde su orilla.
Gracias por pasarte por ella.

Paquita Pedros dijo...

Muy bello cielo no me canso de deirte lo bien que escribes
un beso

Anónimo dijo...

Muy bueno el final, sorpresivo, como me gusta a mi. No creo q el la amara mucho para hacerle eso :p (los misterios del amor). Me gusto, la trama atrapa en serio.

Xiomara dijo...

Se hace inexorable no leer y releer este relato…alquimia de amor que muchas veces…nos sentimos tentados a realizar…pero esto nos lleva a deambular por sórdidas cavernas…ya que el amor es una espontanea esencia que debe brotar de dos corazones…y que ni en una cárcel de oro se puede conseguir capturar...lo que no nos pertenece…besos Josef

khepri dijo...

“Pide un deseo y será concedido”,
El relato tiene todos los ingredientes que lo hacen interesante y sin darte cuenta estas atrapado, el final esta vez no llegue a imaginarlo, ¡me encanto!
Iruna obtuvo lo que pidió, la libertad y su belleza no estaban contempladas, quizás olvido lo más importante, lamentablemente lo recordó muy tarde.
PD: mis relatos son un juego de niños al leer los tuyos, pero me encanta vivirlos mientras escribo, te dejo besitos y mi abrazo, agradezco tus visitas, parabienes.

Kety dijo...

Una asidua lectora.
¡Qué ritmo!
Un abrazo

Asun dijo...

Esta lectura atrapa hasta el último momento.

Besos

Cele dijo...

Excelente relato! Me has sorprendido al final. y es que no se puede tener todo en la vida ¿verdad?
No nos has conducido muy lejos de la realidad.
Besos José

Alís dijo...

Al final, Joel cumplió su misión y mató a Iruna. Más le valdría a ella que lo hubiera hecho la primera noche...

Muy buen relato, Josef

Besos

Angeles dijo...

Y cuando crees haber conseguido lo que quieres, ya ni te reconoces....
Me gusta y me estremece.
Un beso

Liliana G. dijo...

Impresionante relato, José, nada hacía adivinar el desenlace, por lo que finalmente fue un golpe de impacto. Mantiene la atención hasta el final. Muy bueno.

El amor es recurrente, querido amigo, porque es la parte esencial de nuestra vida. Siempre lo será, quienes escribimos no podemos sustraernos al placer de homenajearlo.

Besos.

Anónimo dijo...

Muy buen relato que me ha atrapado desde el principio.
El amor es el motor del universo, aunque a veces exige unos costes imprevisibles.
¡Cuidado con lo que se desea.!

Un abrazo.

Unknown dijo...

Muy buen relato!

Genial!

Todo lo andado se borra ... solo las huellas del alma quedan...

son ellas las que dejo para acompañarrte en tu tiempo....

e invitarte a andar por miS blogs dónde he dejado dos sorpresas....

www.cosechadesentires.blogspot.com
y
www.newartdeco.blogapot.com.

Te dejo junto a mi huella un ramillete de cariño

MARYCARMEN

Cora dijo...

precioso el relato , me ha encantado leerte para empezar la semana mirando de otra forma la vida

un besazo

fgiucich dijo...

Siempre es bueno tomar determinadas precauciones para no perder al amor de tu vida. No te parece? Un relato buenísimo. Abrazos.

MAYTE dijo...

Precioso relato lo he disfrutado mucho.

Besos y feliz semana.

Mar dijo...

Me encantan tus relatos... ¡Enganchan desde la primera línea y ya no puedes parar de leer!.
Éste... me estremeció.
¿Es mejor una jaula de oro que la muerte?

Besos.

Anónimo dijo...

Josef: me ha gustado mucho esta historia; es grato leer siempre historias donde el amor es protagonista.
Valoraría el hecho de que le perdonó la vida.
Te felicito Josef :)
Un beso o 2!

Alimontero dijo...

Hola Josef, esperaba un desenlace sorpresivo....pero no éste!

Me encanta leerte! ni respìro para seguir y seguir!

Que este don permanezca amigo lindo!

Ali

Zayi Hernández dijo...

Hay amores que definitivamente no hacen bien...a veces ni matándolos te libras de ellos...
Yo por mi parte siempre he rehusado a escribir del amor... me lleva mucho tiempo buscar textos que no tengan mucho que ver con eso...como dices, el amor está presente en todo....
Un besote.
(Yo no sufro del mal del telefono, hace seis meses me quedé sin móvil y en casa, nunca contesto a menos que sean números que conozco... a mi tb me da pánico el teléfono...)

Soñadora dijo...

Hay cosas en la vida que exigen un precio demasiado alto , sin que aún así haya certeza de nada.
Besitos,

Jose dijo...

Es muy bonito escribir o glosar al mor, es el sentimiento que nos mantiene vivos.y el que nos mueve a empresas difícil de comprender si no fuese por esa fuerza sobrenatural que te da el amo.

Tengo que darte las gracias si todos fuésemos tan generosos con nuestro prójimo como eres tú creo se terminarían las guerras y llegaría la paz

Anoche te ha pasado como a mi no me dejaba hacer comentarios ,creo que los duendes informáticos estaban un poco traviesos.

Fíjate que no puedo ver en la entrada mía el titulo que puse

Un saludo de José para otro super José

Janeth dijo...

Buscamos llenar el vacío de nuestra individualidad y por un breve momento disfrutamos de la ilusión de estar completos. Pero es sólo una ilusión: el amor une y después divide.

iliamehoy dijo...

Amores acostumbrados a vivir en los extremos. Todo en superlativo, hasta las decisiones.
Una sonrisa

Verdial dijo...

Me ha encantado, no esperaba ese final. Pensaba que la mataría ante la insistencia de ella y a pesar del amor que sentía.
Un final sorprendente en un relato que se sale de lo común.

Besos

Anónimo dijo...

HOLA SUPER DIVINISIMO Y ENCANTADOR MODERATO-

AMIGO SI ME HE PERDIDO EN ESE DIA RARO...Y CREO Q ME SEGUIRE PERDIENDO..
ando asi como con divagacion mental...que se yo...

solo queria decirte qie gracias por estar conmigo junto a mis escrituras que son asi muy comunes... nada que ver con algo que escribirias vos...


besines y muchos cariños Y UN APRETUJON DE ABRAZO

:-) SAUVIGNONA

Mevalerym dijo...

Hola, me he quedado realmente encantada con tu blog, con tus letras. WOW, me quedo por un tiempo a seguir leyendo y claro regreso pronto esperando más historias..

Un gran abrazo.

Anónimo dijo...

Una maravilla de cuento. Te diré en relación a la introducción (de una mujer que mantenía relaciones con un prelado) que si hay semejanza con la realidad es pura coincidencia!!!!!
Te felicito.

Un fuerte abrazo.

lichazul dijo...

Felicitaciones!!

un final perfecto para un relato perfecto

besitos de luz

felíz día

...pd, una sugerencia...has intentado narrar sin tomarle la mano al lector para que no se pierda?
es interesante esa perspectiva

Anónimo dijo...

Hola Josef.
Gracias por pasar a tomar un sorbo en mi mesa.
Me senté en tu casa a masticar los cuentos que escribes. Exquisitos!

Volveré,

panterablanca dijo...

No se puede tener todo en la vida, según parece, no? De todas maneras, el tiempo nos cambia a todos. Simplemente, a LOrena-Iruna le tocó hacerlo de repente :-) Me ha gustado mucho.
Besos felinos.

Arwen dijo...

Un placer Josef recibir tu visita en mi blog. Me alegra haber conocido tu espacio y enhorabuena por el relato que es fantástico.

Un abrazo.
Arwen

campoazul dijo...

Me encantan los misterios y tu relato engancha desde el principio a fin, por cierto un final sosprendente que ni por asomo imaginaba, la verdad pensé que al final la iba a matar...., bueno la mató! le quitó su vida...

Un saludo.

Camy dijo...

Bueno en esta primera lectura de tus relatos me he sentido muy a gusto.
Además de no perder la atención sobre el hilo conductor de la historia he recordado el Trastevere ( siempre un placer) he sonreído ampliamente con el amante de la prostituta (muy en boca de todos en estos tiempos los clérigos) y luego el amor, ese amor que como dices en la introducción está muy manido pero siempre sorprende y aparece, como en este caso, claro que el final, muy bueno, es la cárcel perfecta de quién roba y se cree a salvo ( Iruna)
Hasta pronto y gracias de nuevo por tu visita.

matrioska_verde dijo...

pues no entiendo por qué tuvo que cambiarla, creo que no he entendido bien el relato... tal vez es que ya es tarde y debo irme a dormir.

de todos modos sí que el relato atrapa, por los lugares que describes y la pasión que se esconde en los protagonistas.

en fin, mañana leeré otro.

biquiños,

Belkis dijo...

Es increíble hasta donde puede llegar la imaginación por salvar un amor. Se esconde una debajo de las piedras si es preciso.
Este relato es estupendo, atrapa de principio a fin. Muy bien logrado.
Un abrazo Josef

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