viernes, mayo 28, 2010

Archivo Olvidado.


La tarde en que descubrí que de nuevo había perdido el archivo un escalofrío me recorrió el espinazo. Era un documento ligero, de solo 27, 5 KB, lo malo es que dentro de él se condensaban algunos de mis mejores recuerdos, y un hombre no puede vivir sólo de malos recuerdos.
Sudando alterado, pulsé en inicio, abrí el apartado buscar y como no recordaba el título, puse la palabra: recuerdos. El buscador detectó doscientos cinco archivos con esa palabra, así descubrí que en mi archivo no constaba ese vocablo.

Abrí la carpeta “Mis Documentos” y comencé a repasar los archivos. Encontré miradas de odio, tardes borrascosas, crímenes nefastos, violaciones en pasadizos horribles, bestias salvajes, junglas asfixiantes, me traicionaron siete veces, las mismas me intentaron asesinar, estuve en las orillas de un lago en el periodo jurásico donde un peterosaurio, por fortuna de varios centímetros, me mordió en una mano; recorrí las fronteras del antiguo Egipto de Ramsés II perseguido por tropas Hititas; bordeé en tren las escarpadas gargantas de Etiopía y al bajarme unos mafiosos me dieron una paliza a las puertas de la sucursal de un banco donde participé en un atraco y me acosté con ¿Lidia Tauromakis? ¡Un momento! Aquel era un recuerdo agradable, ¿qué hacía dentro de un archivo de...? Un edificio se derrumbó sobre mí, estaba atrapado bajo cuatro plantas de escombros. Me puse a excavar con las manos y tosiendo logré salir a un desierto, junto a un blindado británico, sentí una sed insoportable me subí a un taburete ¿era tan enano? y comencé a follarme a una bella prostituta, bajé del taburete no... ascendí cuatro mil ciento cincuenta escalones hasta llegar, agotado, a un templo animista, donde preocupado por mi estado físico y mental, un monje me procuró una mascarilla para no tragarme a las moscas y asesinarlas, también me encomendó que mirara bien donde ponía los pies.

Bajaba de nuevo las escaleras cuando me di cuenta. El paisaje que se abría bajo mí era, además de agradable, sugestivo. Delante de mí estaba el mar haciendo juego con la tierra. El azul intenso y el marrón claro deseando fundirse, separados por una barra de arena. Abajo había una playa, cuando la alcancé la arena abrasaba. Para caminar sobre ella era preciso ir en todo momento de puntillas. Peor fue comprobar que apenas había una sombra donde guarecerse, pues los raquíticos árboles que resistían a la sequía, ni siquiera ofrecían espacio. Entonces fui consciente, mi cuerpo se había introducido en un relato.
Allí conocí a Tomás, Anieska, Claudia, Carlos y Silvya, todos más jóvenes que yo, pero también de mi edad, puesto que el tiempo no tenía lugar en Mis Documentos.

Me brindaron un espacio en su sombra, donde me guarecí.

Hacia las siete de la tarde el sol empezó a ocultarse detrás de los farallones de la ensenada donde nos encontrábamos. Los colores se suavizaron y la fortaleza cruel, casi radiactiva, de los rayos del sol que hasta ese momento venían lacerando mi piel, se aplacó, dejando tras de sí un manto de relajante tranquilidad. Tomás dejó de murmurar palabras, e incorporándose se arrojó al agua sonriente; Anieska corrió tras él; Claudia se cruzó de brazos, exhaló un profundo suspiro de alivio y las comisuras de sus labios se tornaron risueñas. Carlos profirió un aullido de felicidad y también se metió en el agua. Únicamente Silvya permaneció con las piernas cruzadas sobre la arena, en la misma posición en la que había estado durante las dos últimas horas, y yo contemplándola, tratando de imaginar en qué estaría pensando o cuál sería la amargura que podía traslucir bajo sus finos labios. Ella había estado antes allí y conocía mejor que nadie el lugar y sus secretos. ¿Quizá debajo de cada concha se escondiera un Archivo perdido? O a lo mejor parte de él estaba ya dentro de mí, constituyendo mi cuerpo.

Todos cayeron pronto rendidos. Sólo yo permanecí intranquilo, revolviéndome en la arena de la playa, mientras escuchaba, difuso, el grito de la lechuza. Hasta que de pronto una voz, la voz de Silvya, me incitó a que la acompañara.
Sentí unos brazos acariciarme y la verdad, no hice nada por impedirlo. Sentí unos labios que me besaban; eran dulces. Luego me levanté y con remordimientos de conciencia, le pregunté a Silvya.
— ¿No estás comprometida con Tomás? Y ella, mirándome con ojos suplicantes, me contestó.
— Sí, pero tú me gustas más...
— ¿Por qué?
— No eres tan niño, y resultas interesante y atractivo, así recién salido... ¿o recién entrado?
Me pregunté: ¿Sabría Silvya que yo era su creador? Imposible. Ella era una soñadora. Si le contaba la verdad, la destruiría.
Anduve durante un buen rato abrazado a ella. Hasta que dijo:
— ¿Ves? Estamos en una la cala...
Y era misteriosa, con unos guijarros que brotaban del suelo como copos de maíz y reverberaban a la luz de la luna. Nos bañamos en sus aguas oscuras, y al balancearnos, chispas luminosas brotaron de nuestros cuerpos y extremidades. Fue fascinante. Luego volvimos rápido, tan rápido que el tiempo pareció no transcurrir. Y cuando fuimos a despedirnos, sin dejar de mirarnos, nos detuvimos uno enfrente del otro. A Silvya, la retraída y correcta Silvya, se la veía perder la batalla por su dominio. En cuanto a mí, no me hallaba en mejor situación. No hubo manera. Un insólito poder nos condujo a abrazarnos e hizo que nos revolcáramos como lagartos sobre las dunas de arena. Nos besamos, nos amamos, hasta quedar del todo vacíos.

Nunca lo había hecho con uno de mis personajes y, para ser sincero, no estuvo mal.

A la mañana siguiente desperté y estaba solo frente a las olas. ¿Dónde estaban los demás? No me hice preguntas, era mi relato y conocía su desenlace. En cambio el Archivo seguía siéndome esquivo y las demás personas, también. ¿Era un hombre solitario? Apenado, decidí bañarme. Di un salto sobre unas olas y me encontré cayendo por las cataratas Victoria, nadé y buceé defendiéndome como pude, medio asfixiado, tragando borbotones de agua. El río llegó a un remanso y me depositó en una ribera donde descansé tumbado boca arriba, gire despació y muy cerca de mi, ¡descubrí a un cocodrilo! Aterrado me incorporé, corrí hasta refugiarme bajo las ramas de un gigantesco baobad, en su ancha y gruesa corteza había una grieta, entré por ella. Dentro encontré a una tribu de batusis. En silencio, sin dejar de tocarme en la cabeza con curiosidad desde sus desarrolladas estaturas, me abrieron paso. En el centro estaba la mesa con la lámpara el ordenador y una silla, me dejé caer sobre ella. Fui a inicio: Buscar. Puse: Archivo olvidado. Y su nombre apareció con claridad en mis recuerdos.

Se llamaba: “Búscame.”

José Fernández del Vallado. Josef. 2010.
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

39 libros abiertos :

fgiucich dijo...

Muy, pero muy bueno. Abrazos.

María Gladys Estévez dijo...

bueno de verdad, la vida es como queramos verla. Y si además somos nosotros los que construimos toda una historia con aunténticos personajes, que pueden incluso hacernos compañia en los momentos más tristes.
besos

Carmen dijo...

para este archivo olvidado hoy mis palabras son un plagio descarado de algunas de tu perfil...no hay mal que por bien no venga

besos

lanochedemedianoche dijo...

Fabuloso… entrar a recrearte donde comienza la historia de tus escritos, revivirlos y vivirlos a la vez, me imagino que fue maravilloso, yo no entrare a los míos por el momento porque puedo quedarme en la isla del amor y no regresar jamás. Felicitaciones encontraste tu archivo, y los detalles como siempre de lo mejor.

Besos

Anónimo dijo...

Alucinante ese viaje tuyo a través de tus archivos, las tardes borrascosas, Egipto, la playa, las dunas, el baobad, la tribu de batusis... para al final volver al punto de partida, el botón de INICIO de tu ordenador, muy bueeeeeeno.
Menos mal que te encontraste, pues a veces la realidad supera la ficción, asi que ten cuidado de no perder más tús buenos recuerdos, o un día de estos te puedes perder para siempre entre esos maravillosos personajes que tú mismo creaste.


Beeesos.
Isora, la del Té.

lichazul dijo...

Bravo bravo!!
intenso e inquietante...experimentar el mundo imaginado desde el real o el rel hacia lo creado es un privilegio sólo de autores cuya pluma sí sabe Volar.

se nota que me gustó :=)

besitos amigo bello
ten un precioso fin de semana

© José A. Socorro-Noray dijo...

Aunque no sé dónde estarán los demás, sólo sé que tú eres capaz de hacerlos tan real que casi los puedo tocar. Como siempre... ¡Sobresaliente!



Un abrazo.

soy beatriz dijo...

IMPRESIONTANTE!!! excelente!!!... mostras como nadie el laberinto de la creación, ese lugar intenso y variado en el cual se puede ir de una situación o lugar a otra en cuestión de milésimas de segundos.
Bellísimo!!!

Josef: He tratado de entrar en tus post anteriores y no pude. Uno de mis objetivos era el hacerte entrega junto con otros amigos blogueros, de los premios DARDO Y BLOG DE ORO, el que gentilmente me fuera entregado por PATOKATA de MIS MUSAS LOCAS.
Es la consigna entregarlo a quince blogs que uno escoja. El tuyo está dentro de los elegidos ya que creo que te lo mereces notablemente por tu ingenio, tu creatividad y el don de tus letras.
Sería para mí un gran honor que lo aceptaras. Los mismos están a tu disposición para cuando gustes retirarlos.
Con todo mi cariño y admiración. Un beso grande y ojalá lo aceptes.

Lara dijo...

Siempre consigues sorprenderme ¿como lo haces?
Muuuuuuuuuuuuuuacks!

Jose dijo...

Jopé que arte en ponernos sobre ascuas y esa gran habilidad para que a nadie se ocurra no llegar al final.

Un saludo

Alicia Abatilli dijo...

Todo está en seguir buscando, quizás algún encuentres otro archivo cuyo nombre sea "Encuentro"
Alicia

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Qué buen juego metaliterario el de hacerlo con uno de los personajes del propio relato.

Celia Álvarez Fresno dijo...

Juagas a sorprender y como ya lo esperamos ¡no sorprendes!, pero sí relatas que da gusto.
Un beso.

MORGANA dijo...

JOSEF,me encantó la manera de llevarnos a tu relato y vivirlo como lo has hecho.
Estupendo.
Besos.

Paquita Pedros dijo...

Muy bueno cielo el relato
un beso y feliz fin de semana

essaldir dijo...

como siempre, muy bueno, hoy me has sorprendido... un viaje entre archivos y personajes... una vida y muchas vidas... el boton inicio es eso: un comienzo y un final.

Un Abrazo.

Cora dijo...

me ha encantado como todos tus relatos, vida que envuenlven sueños y sentimientos

un besazo de Cora

LA ZARZAMORA dijo...

Los archivos perdidos, perdidos están en todos los sentidos, ficcionales o reales.

Un abrazo.

El Ángel... dijo...

Me trajo a la cabeza a Pirandelo. Muy lindo relato.

campoazul dijo...

He de reconocer que buscando archivos eres increíble, leyéndote me dan ganas de perder yo unos cuantos e ir a buscarlos por esos caminos de apasionadas aventuras...

Besitos.

Amig@mi@ dijo...

Buenísimo, Josef,
Original y de calidad ( como siempre), este es de concurso. Te lo digo yo.
Abrazos

Julia Hernández dijo...

Sorprendente y muy singular. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Muy, muy bueno.Que manera de llevarnos con tus personajes, me ha encantado.
Besos

Carolina dijo...

Querido Josef que bonita forma de buscar un archivo perdido en el ordenador. Un relato hermoso, que se vive a medida que transcurre la búsqueda del documento. Me ha gustado. Una vez más pones de manifiesto la creatividad y el ingenio que nos engancha a este maravilloso mundo de las letras... Me gustó este trocito:

"... Nos bañamos en sus aguas oscuras, y al balancearnos, chispas luminosas brotaron de nuestros cuerpos y extremidades. Fue fascinante..."

Gracias por ese destello de luz tan radiante en mi refugio de luz.

Muchos abrazos y miles de besos.
;)

Unknown dijo...

Muy Bueno, Josef.

un sincero saludo.

Sombras en el corazón dijo...

Buenoooo, la de cosas que pueden suceder buscando un archivo perdido... a mi nunca me han pasado, pero abro la puerta a la esperanza :0)

Un saludo

HARGOS dijo...

ha veces yo hago lo mismo pero alcontrari que tu por mis locuras que son tantas que decidi ponerles numeros en vez de palabras , un abrazo amigo y gracias por el viaje

Anónimo dijo...

Hola José!! Me encantó amigo. Tus relatos siempre me atrapan.
Besossss

panterablanca dijo...

Me ha encantado, me parece un relato muy original. ¡Bravo!
Besos selváticos.

César Sempere dijo...

Hola José,

No he podido leer antes tu relato. Me gusta hacerlo con tranquilidad para poder disfrutarlo como se merece.

Como siempre ha valido la pena la espera, mantienes el listón muy alto. El viaje por tus historias es voraz y tridimensional.

Enhorabuena.

Un abrazo,

Miguel Baquero dijo...

Es fascinante la imagen del hombre buscando desesperadamente un recuerdo bueno entre toda esa balumba de lo que ha leído y lo que ha escrito. Un texto espectacular

Verbo... dijo...

Entre la soledad, la playa, las olas, los cocodrilos, y el búscame, me dió una sensación de vacío.

Besos Jo ♥

Verbo... dijo...

Se me olvidó decir(te), que el blog lo tienes hermosisisisimo.

Besos.

Zayi Hernández dijo...

Excelente!...a mi a cada poco se me olvidan los nombres y me encuentro con miles de archivos que estaban allí, escondidos en la sombra como una jauría de lobos esperando a encontrarme.
Nunca he tenido rollito con ninguno de mis personajes, pero leyendote me ha parecido que no sería mala ideal ;)
Un besito.

Primavera dijo...

Sabes tienes algo bonito es la creacion de algo valioso que mientras que lo preparas estas disfrutando tus personajes son llevados de tu mano por lugares algunas veces inhospito otros majestuosos lugares pero lo mas bonito es que nos haces participes de las aventuras, de tu mano recorremos en el interior de tus personajes incluso en mi caso a veces me meto en algun personaje, es que soy muy imaginativa.

Primavera

Arwen dijo...

Fantástico. Mi enhorabuena.

Saludos.
Arwen

Cele dijo...

Que relato mas original! Esto de buscar un documento y mezclarte con todos los personajes creados en tu ordenador,¡Fascinante!
Un placer, como siempre leer tus relatos
Besos

Belkis dijo...

Estupendo, eso de rebuscar en el bául de los archivos olvidados, disfrutar con ellos, igual o más que cuando los creastes, hacer el amor con un personaje, y luego despertar del sueño a tu realidad pero con la claridad y de certeza de tu necesidad de seguir buscando. Tu mundo son las letras y no puedes parar. La imaginación te desborda.
Gracias por compartir tu obra Josef.
Un abrazo

Xiomara dijo...

Doscientas lunas pasaron por el archivo…desde la primavera al invierno…alientos azules en la bahía…humos de anillos en el tiempo recorrido…serán circulares tus mundos o angulares recodos…solo sé que los disfruto como la llegada del alba…te dejo un beso Josef

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