lunes, noviembre 08, 2010

Entre Puno y Cusco: Altiplano.

Hace una mañana gris y el autobús no se detiene, ¡vuela! Atraviesa los páramos de altiplano y del tiempo pero no se decide por descender y continúa su ascenso imparable.
Incómodo sobre el asiento paladeo caramelos de coca y no ceso de sudar. Mis brazos se aferran sobre los asideros de forma casi exaltada. ¿Tengo fiebre, un brote de malaria, ansiedad, o es la gripe? No lo sé. Me resulta imposible echar una cabezada, y lo necesito tanto. Las dos últimas noches padecí de insomnio ¿debido al catarro? Mi cabeza, apoyada sobre la fina cortina de tejido que cubre la moldura de la ventana, apenas obra un gesto, un desasosiego insólito se instituye en mi interior.

Sobre los 4750 mts mis ojos dilatados presencian paisajes insostenibles de cielo y averno. Siento los tímpanos a punto de estallar, mi cordura se espesa rebasando los límites de lo razonable. El autobús bordea ahora la morrena de un glaciar. Y sin embargo, están ahí; afuera. ¡Los veo abrirse paso entre la bruma! Aran el suelo helado y sin vigor de una tierra... muerta. y todavía son capaces de extraer lo poco que encuentran en ella. Mi admiración se torna en asombro inquietante. ¿Se puede vivir a cinco mil metros? Incrédulo ante lo que me resulta descabellado, busco en sus rostros, intento encontrar el rasgo que los equipare a otros seres humanos del planeta. Pero no hay comparación, son diferentes. Son los hombres y mujeres del altiplano, hechos de una pasta especial...

De improviso, la carretera transige y sin avisar toma un giro inesperado y brutal, encara el abismo y comienza a descender a tumba abierta. Tras un par de horas de tensión, cuando nos detenemos a 3.000 metros, me siento a orillas del mar. En cambio el cielo encapotado de Cuzco, la ciudad que Pizarro arrebató a los Incas, me transmite algo diferente. Esto no es Puno. Aquí todo vestigio de la impresionante cultura incaica ha sido sofocado bajo toneladas de Credos, Padre nuestros, y Ave marías de piedra angelical post colombina. Me gustan las catedrales del arte post hispánico, pero ya que eran y son tan beatos, ¿cómo no supieron respetar las otras formas de arte en lugar de desdeñarlas o envidiarlas?

El hotel es agradable y cálido. Cuzco expele el aroma de un bello pueblo – ciudad. Y aunque las guías turísticas mencionen que está lleno de ladrones al acecho del turista, me siento más seguro que en cualquier rincón del Perú, exceptuando Iquitos, un lugar extraño, “infernal y paradisíaco”, del que más adelante hablaré. Pero antes... o después, tengo una cita con el tiempo y nuestro pasado, el de todos, debo visitar el lugar donde la magia se hizo realidad para siempre: ¡iré al Machu Pichu!

José Fernández del Vallado. Josef. 7/11/2010
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11 libros abiertos :

Julia Hernández dijo...

Precioso tu relato, que atrapa desde el principio con tus descripciones que construyes de forma clara y genial, paso a paso, llevándonos a lugares legendarios, maravillosos, misteriosos, envolviéndonos con tu magia. Muy bello. Que la espera del próximo no sea mucha. Un fuerte abrazo!

Jose dijo...

Nos transportas como si estuviésemos haciendo ese gran recorrido por esas grandes tierras,con esas exactas y claras formas de relatar.

Alís dijo...

Parece que el soroche sí te afectó.
Me tienes completamente enganchada al relato de tu viaje.
Veo que te sentó bien. Espero que hayas encontrado lo que buscabas. Aunque supongo que lo iremos descubriendo leyéndote.
Espero

Besos

Celia Álvarez Fresno dijo...

Hola amigo.
Últimamente estoy en otras cuestiones, y entro poquito en los blogs.
Hoy, ha sido todo un acierto leer este escrito tuyo, lleno de viaje. Y que narras con tanta descripción, que con tu permiso, he viajado contigo.
Un abrazo.

César Sempere dijo...

Da gusto viajar contigo. No te pierdes un solo detalle y en algunos momentos creo estar en esos lugares.

Un abrazo,

matrioska_verde dijo...

Bella e inquietante forma de transmitirnos tu viaje en estos dos últimos post.. Me ha llegado el asombro, la altura, la admiración por los habitantes de esas tierras, y también tus angustias y ansiedades. Y es que uno se siente muy pequeño y solo ante la indiscutible inmensidad del universo.
Biquiños,

Camy dijo...

Nada nuevo voy a aportar, sólo hacerte saber que así el viaje es un poco de todos y hasta el malestar por la altura, tengo la sensación que es compartido.
P.D. Mucha envidia por tantas nuevas sensaciones.
Un beso

essaldir dijo...

Un maravilloso viaje haces, y lo escribes de manera tal que uno se siente en el relato... quedan sensaciones e imagenes...
Hace no mucho estuve en esoso mismosl ugares... y subi al Macchu Picchu... y recordaba a Neruda... a "los Jaivas"... vaya cosa... impresionante... espero que vivas la magnitud total de esa experiencia.

Un Abrazo

Pame Recetas dijo...

Qué descripción perfecta de ese viaje, uno entra en otra dimensión, donde todo aprendizaje anterior no sirve de nada. Te espero en el Huaina Pichu!!

soy beatriz dijo...

Hola Josef, gracias por permitirme viajar contigo, ya que me parece estar viviéndolo!!!!

Amo viajar, por ahora será gracias a tus excelentes y vívidos relatos!!!

Un beso grande amigo!!!

Soñadora dijo...

Jose, definitivamente estas descripciones son demasiado reales, y veo que si visitaste Perú!
Besitos,

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