sábado, noviembre 05, 2011

Cerco de Asfalto.

  Fotografía tomada de Internet.
Desde su más tierna y germinal adolescencia, a sus diez o doce años, Paulette comenzó a descubrir que no era como las demás y menos, como los demás. Mientras que a las otras chicas del colegio, durante las chácharas de chismorreo, la palabra: Sexo, les hacía alborotarse y el nombre común: Hombre, terminaba por llevarlas a un estado cercano a la enajenación,
en lo que a Paulette atañía, dichos apelativos, carecían de cualquier sentido e interés. Es más, ni siquiera figuraban en el repertorio de su vocabulario. Y era así porque, desde que tuvo noción, se desarrolló con los sentidos orientados hacia una sola percepción: El ecosistema.

Circunscrito entre praderas y arboledas, el liceo estaba situado en un área de la periferia. De tal forma que en su niñez, la acrecentada complacencia de Paulette hacia el medio ambiente, ni siquiera fue detectada. Tampoco lo sería en su pubertad, en cambio algunas de sus “amigas” si figuraron que quizá padeciera otra afección irreparable y de cuyo epígrafe, recelaban: Frigidez, pues exceptuando la flora, era insociable con todos.
Durante los siguientes años muy pocos o ninguno se fijaron que su humor iba en concordancia con los actos que el ser humano perpetraba sobre la naturaleza.

Se encontraba en segundo de BUP, cuando en las inmediaciones de la escuela, una constructora comenzó a remover el terreno y a derribar la arboleda para edificar. Entonces el semblante de Paulette pasó de saludable a lívido, se sentó en la última fila, junto al ventanal que daba al exterior, y observando meditabunda los destrozos, dejó de prestar atención a las clases y comenzó a transcurrir las mañanas sumida en una tristeza lánguida; por entonces tenía quince años. No suspendió gracias a Ricardo: un muchacho menudo, que de la noche a la mañana, de juguetear con coches de plástico pasó a fijarse en el semblante sereno y armonioso de Paulette, y revelando en ella una belleza indescifrable, cual incógnita matemática, inútilmente se enamoró. Antes de tiempo finalizaba los exámenes y deslizaba los resultados delante de ella, que de forma distraída y casi involuntaria, copiaba lo necesario para aprobar por la mínima.
Paulette nunca supo agradecer los favores de Ricardo – apenas eran capaces de comunicarse. – Cuando una nueva primavera floreció, lo llevó con ella al boscaje, y mientras conversaba con las flores, dócil y comedido, Ricardo la observaba sin saber cómo actuar...

Cerca del colegio, a unos cientos de metros, había un longevo cerezo japonés. Paulette estaba en COU y no le iba mal cuando en la primavera el árbol se vistió con flores grandes, con pétalos gruesos de un color rosado.  
A lo mejor ocurrió a la salida del colegio, o tal vez cualquier mañana, cuando los autobuses dejaban a los chicos en la explanada, frente a los muros grises del edificio. Paulette rechazó la compañía de Ricardo, y atraída por el “sensual” aroma del árbol, acariciando su tronco y recibiendo la sombra de sus ramas, se instaló bajo su protección y allí permaneció ¿hasta el amanecer del día siguiente? Nadie lo sabe. Pero a primera hora de la mañana, antes de entrar a clase, Paulette ya se encontraba allí. Besó el tronco y entró al colegio, donde comenzó a destacar como una estudiante aventajada, sobre todo, en las asignaturas de Ciencias.

Ese verano las máquinas de los hombres no se detuvieron y armando un ruido ensordecedor, a unos metros de distancia del árbol, prosiguieron con su labor colonizadora. A la salida de las clases Paulette seguía acomodándose bajo el árbol, las calificaciones que sacaba eran excelentes, y los profesores encontraban que aquel era un ejercicio espiritual – tal vez feng shui – que le proporcionaba resultados muy satisfactorios.

Una mañana de finales de curso, los albañiles se acercaron a ella y le pidieron que se retirara, necesitaban ampliar la urbanización y el cerezo no entraba en sus planes. Paulette se negó; le dieron un día de plazo.
Al día siguiente la encontraron encadenada al tronco del árbol; organizó un buen alboroto. Los operarios llamaron a la policía y los bomberos, provistos de cizallas, la desligaron y la llevaron a un aula cercana a dirección.
Expectantes, muchos alumnos presenciaron al bracero acercarse. Activó la motosierra y solo hizo que rascar la corteza del árbol, cuando procedente del aula, surgió un escalofriante lamento de dolor. Encontraron a Paulette malherida, con un corte profundo a la altura del estómago. Tras horas de crispada discusión, los especialistas, llegaron a una conclusión sorprendente. La herida de Paulette bien podría haber sido producida por los dientes de una motosierra.
La tala del cerezo se detuvo.
Semanas después el curso finalizó y repuesta, Paulette regresó bajo las ramas de su árbol.
Un par de años más tarde el antiguo colegio fue demolido.
Cercada de asfalto y modernos edificios de cemento, inamovible, Paulette y su metáfora, aguantan en su lugar...

José Fernández del Vallado. Josef. Noviembre 2011.  

         

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33 libros abiertos :

Juji dijo...

Desgarrador...
Un saludo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

y qué hermosas son las flores del cerezo.

Julia Hernández dijo...

Parece ser que para algunos, es fácil retornar y luchar por ese espacio fantástico que muchas veces nos salvan de caer en un vacío establecido.
Siento tu relato tan lleno de simbolismos y matices esperanzadores para los que nadan contracorriente defendiendo la esencia absoluta del ser.
Uy, me has emocionado José, mucho.
¡¡¡La imagen final extraordinaria!!! Besos!

Amig@mi@ dijo...

Quizás demasiado obsesiva. Hay amores que matan, amigo.
Un abrazo

josef dijo...

Si, tal vez algo desgarrador. Gracias Juji.

En efecto Pedro, son preciosas.
UN abrazo.

En efecto Delfín, tiene algún simbolismo, pero de ahí a que esté lleno.
UN abrazo.

Era obsesiva porque no era una persona común. Amaba las plantas y la naturaleza, pero se enamoró de su árbol.
Un abrazo.

lichazul dijo...

sakura , sakura
asomada entre las praderas
sakura , sakura
belleza y perfume en las palabras

es una leyenda muy emotiva la que has creado, sin duda la flor de los cerezos inspira a amar la vida en toda su extención

besitos Josef, un placer leerte siempre
feliz fin de semana!!!:)

por si alguien no lo sabe, sakura significa flor de cerezo

josef dijo...

Gracias Elisa. Me gustán mucho las sakuras.

Un abrazo.

Unknown dijo...

Paulette como símbolo de una pasión en desuso: la naturaleza y toda su maravilla.

Saludos.

Juan Ojeda dijo...

si, una leyenda muy emotiva. por la increíble compenetración entre Paulete y el cerezo; que sublime, encontrar aquello que despierta el amor esencial y sostenerlo -como a esas metáforas que siempre nos encuentran- en el tiempo, cueste lo que cueste.

Muy bella narración. Un abrazo.

dijo...

Buen finde con aromas de sakura para ti.
Abrazos.

Janeth dijo...

Hermoso relato, me gustaria pensar que la activista Paulette, llego a cumplir su cometido de preservar el arbolito de cerezo...una cruda realidad que ocurre en muchas partes donde el llamado progreso hace presa de bosques y florestas...

Jose dijo...

No,no lo considero desgarrador si no un triunfo de la fe y el amor.

Es un gran relato de un gran escritor.

Saludos

María O.D. dijo...

¡Amor del bueno! ¡no importa que tipo de amor sea ,el amor es lo mejor! :) Un saludo

Luisa dijo...

Hola, Josef.

Qué simbiosis la de Paulette y el cerezo japonés.
Es una historia conmovedora, con ese toque a realismo mágico que tanto me gusta. Es como una leyenda, pero con los cimientos de un cuento moderno.

Muy buen relato. Está estupendamente narrado.

Un beso.

Carolina dijo...

Un hermosa historia de amor natural y eterno. El árbol de cerezo es muy bonito, y en primavera sus flores son preciosas. Que pena que nadie comprendiera a Paulette.
Tiene un final feliz, y eso me gusta.
Ella y su metáfora aguantando en el mismo lugar.

Buenos días mi adorable Josef.

Besitos lluviosos

campoazul dijo...

...Con final feliz. Me gusta Paulette, ella ama a la naturaleza y la naturaleza depende de ella. Necesitábamos de muchas más Paulettes.

Besitos.

Tatiana Aguilera dijo...

Amo los cerezos y tengo mis sentimientos especiales por los árboles.
Existen seres sensibles que para comprenderlos, es necesario ir más allá de lo físico para instalarse en otro mundo alejado de la realidad, y Paulette era un ser especial, un alma que había logrado fusionarse con la naturaleza.
Hermoso relato José, lo disfruté porque conozco alguien parecido a Paulette.
Un abrazo.

Towanda dijo...

Una joven realmente diferente que amaba la naturaleza por encima de cualquier otra cosa.
Muy bonito y muy simbólico.
Besos.

ODRY dijo...

Es una bonito relato, con mucho amor de por medio y un final feliz, simplemente perfecto.

Un besote.

josef dijo...

Gracias Halcón, ciertamente la pasión está en deshuso en estos tiempos gélidos.

Gracias Juan. Paulette y el cerezo llegaron a ser, casi, uno solo.

Marga, buen fin de semana, y gracias por la visita.

Janeth, sí cumplió su cometido, cosa que muy pocos hacen en este mundo de compromisos incumplidos.

José, tienes razón, fue un triunfo del amor sobre todo. Un abrazo.

Mary. ciertamente si hubiera más amor en el mundo nos iría mejor.

Pues sí Luisa, me ha quedado parecido a una leyenda, aunque no tan bien jaja.

Carolina. Por eso elegí el cerezo, porque es un árbol precioso. UN abrazo.

campoazul. En efecto, de eso se trata por lo menos de forjarse el espíritu de Paulette.

Taty cascada. en efecto Paulette era uno de esos seres sensibles pero creo, que en el mundo debería de haber muchas más personas con una sensibilidad parecida. Un abrazo.

Towanda. Pues sí, era diferente. pero para amar la naturaleza no deberíamos ser tan diferentes verdad? Gracias por la visita. UN abrazo.

Odry, muchas gracias. No creo que sea perfecto el relato, la perfección es inalcanzable. Demomento me conformo con loqeu he escrito pero más adelante deberé superarlo. Un abrazo.

fgiucich dijo...

Hay amores que producen milagros en medio de este mundo caótico. Un cuento pleno de sensibilidad. Abrazos.

Magia da Inês dijo...

♡°
º✿
º° ✿✿♡°
Que história mais doce!
Também sou apaixonada pela natureza, principalmente flores.
Boa semana, amigo!
Beijos.
Brasil.
º✿
º° ✿✿♡°

ludobit dijo...

el ser humano es el unico animal que destruye el arbol que le da sombra. bonito relato, como para reflexionar lo que pasa en nuestro planeta. saludos, moderato

Juglar dijo...

Un relato emotivo y conmovedor, que nos invita a la reflexión.
Si todos tuviéramos un poquito de Paulette, nuestro entorno sería más amable y acogedor.
Muy bueno.
Saludos cordiales.

BONHEUR dijo...

Realmente me ha gustado mucho lo que he leido...y como si de tus palabras puedo ofrecerte mis ideas , mis pensamientos surgidos durante mi lectura..

Sin saberlo( o sin querer saberlo) el ser humano se hace daño a sí mismo cuando destruye a la naturaleza... del mismo modo la naturaleza nos da la fuerza necesaria tanto para vivir como para sobrevivir...

Cuando se tala un arbol o se destruye un ecosistema , se destruye parte de nuestro ser..

Un abrazo enorme, te leo.

Lucrecia Borgia dijo...

Bello y emotivo relato.
"Sólo cuando el último árbol esté muerto, el último río envenenado, y el último pez atrapado, te darás cuenta que no puedes comer dinero."

abrazo

Teté M. Jorge dijo...

Agradeço a visita que você fez no Sedimentos e vim retribuir... percebi que você tem histórias muitos boas por aqui.
Esta é muito terna... acolhedora...
Parabéns e felicidades.
Um beijo carinhoso.

matrioska_verde dijo...

total comunión con la naturaleza; fíjate que me creo la historia.

¡es que da mucha pena pensar en todo lo que le hacemos a NUESTRA MADRE TIERRA!

BIQUIÑOS,

En otro orden de cosas, quería decirte algo a propósito del comentario que dejaste en mi blog en el post "Haciendo balance": Hablas de tu soledad, de que no encuentras a esa personas, no te voy a decir que sea facil porque no lo es, ya somos mayorcitos para engañarnos, pero que no sea facil no quiere decir que sea imposible. ES POSIBLE, sólo tienes que quererlo de verdad y no rendirte a la hora de buscar. Estuve casada casi once años y se terminó, tuve una relación posterior de cuatro años y se terminó, y tuve muchos otras relaciones pequeñas que no fraguaron, incluso grandes amores imposibles que ni siquiera se convirtieron en reales, hasta que llegó Congo. Con él siento que mi cículo se ha cerrado. No sé lo que pasará mañana pero ya nadie me saca mis años de felicidad (con todo lo malo y todo lo bueno que ha habido) a su lado.

En resúmen lo que quiero decirte es que lo que buscas está por ahí, no sé si cerca o si lejos, tú tienes que encontrarla por ti mismo, nadie puede ayudarte.

biquiños y te deseo mucha suerte.

Estas últimas semanas no estuve leyèndote porque anduve mal de tiempo y como tus relatos me llevan un ratito, lo voy dejando y dejando y ya sabes lo que pasa, pero que sepas que sigo admirando tu forma de escribir y que sigo siendo fiel lectora aunque algunos días me ausente.

Trini Reina dijo...

Tener un algo de Paulett; pero sin llegar al extremismo.

Paulett empatizó con el árbol, pero sólo tenía poder para salvarlo a el...

Abrazos

David Cotos dijo...

que tal final le das. en el cuento uno empatisa con Paulett.

Unknown dijo...

¡Ay José qué relato más hermoso! ¿De dónde sacas esas maravillas? ¡vaya talento e imaginación!

Salu2.

Xiomara dijo...

Ame el relato ...ya sabes amo la natura ....Notepierdas así me dijeron un día ...feliz noche Josef

MariCari dijo...

Hola, pues he venido tras de ti y me quedo como tú en el Jardín, otra vez he vuelto a ser la 500, me va gustando este número los los Levis... Tu relato... para mi gusto... buenísimo!
Saludines!

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