lunes, noviembre 28, 2011

La Editora.



Imagen tomada de Internet.

Verla entrar en la sala le impresionó. Les habían informado que vendría un “editor” y escuchar aquella palabra, para Jaime, era sinónimo de hombre alrededor de los cuarenta, hastiado de los escritores, juzgándose el mejor en su singularidad, y en realidad sabría bastante, aunque debido a su soberbia y quizá también a la sobrecarga de manuscritos que debería atender, dejaría escapar documentos interesantes.
Mónica, la editora, era muy joven – no llegaría a los treinta – baja y morena, con mejillas destacadas, cejas negras y finas, y unos ojos con unos iris negros.
Dirigiendo a los presentes una sonrisa, se sentó con delicadeza, y empezó a exponer detalles que incomodaban a los editores.
Les desagradaba que se presentaran trabajos con errores ortográficos; se hablara demasiado sobre uno mismo; se expusiera un currículo excesivamente amplio; o se intentara resultar original. Menos, darles a entender respeto o admiración. Los elogios injustificados no ayudaban ante profesionales “serios.” Ya que ellos se consideraban como tales, cuando la mayoría de las veces evaluaban a los demás como a meras ratas de alcantarilla. Y en realidad lo eran, pensó Jaime. Soportaban años escribiendo en tugurios, sin que nadie les ofreciera un céntimo por uno solo de sus relatos. Su trabajo era el peor remunerado, y si no se había estudiado la carrera de periodista, progresar era aún más complicado.
La conferencia finalizó. Aquella mujer le deslumbró, parecía profesional, y estaba al tanto de gran diversidad de pormenores. No salía de su asombro. Llevaba dieciséis años escribiendo sin cobrar un euro y ella, en apenas tres, ya era una editora consagrada. ¿Tenía envidia de su situación? Debía reconocerlo: Sí.
Se despidió y comenzó a bajar las escaleras. Dentro de él una certidumbre actuó como una fuerza que lo obligó a seguir sus pasos.
La editora se detuvo unos instantes en el portal del edificio. Jaime consultó su reloj: Eran las diez de la noche. La alcanzó, se puso a su lado y haciendo un esfuerzo, la interpeló.
¿Quiere que la acerque a algún lugar? Tengo el coche estacionado a apenas una manzana.
Ella se volvió, lo observó con displicencia, y le dijo.
Por favor, si no te importa, puedes tutearme. Y, a continuación, moviendo la cabeza, añadió.
Gracias. No es necesario.
Jaime se fijó en el vaho que expulsaba. Hacía una noche heladora, la temperatura quizá no superara los cinco grados. De pronto reparó en un detalle: No llevaba anillo de compromiso.
¿Tiene marido?
Mónica volvió la cabeza y lo miró con expresión de irritabilidad. Mordiscándose los labios, dijo.
Oye... No es algo que te concierna.
Espera a su novio, verdad. Vendrá a recogerla...
Apoyada contra el muro de la casa, a la izquierda del portal, con los brazos envolviendo un par de libros sobre su pecho, se balanceaba ligeramente a derecha e izquierda.
¿Cierto?
Dio un paso y bruscamente se giró del todo hasta enfrentarse al físico de Jaime. Por primera vez sus ojos lo miraron con atención. Entonces, manteniendo la calma, le preguntó.
¿Cómo te llamas?
Jaime.
Bien Jaime. Dime, ¿qué haces aquí? ¿Tienes alguna duda que aclarar sobre la conferencia? De lo contrario. ¿Por qué no regresas a casa?
Él la miró cohibido. Sus ojos pestañearon con nerviosismo, la lengua se le trabó en la garganta, y articuló.
Pu... puedo llevarla. Su novio tal vez no venga...
Ella echó un vistazo hacia ambos lados de la calle. Se revolvió, encendió un cigarrillo, y mirándolo con desasosiego, le dijo.
Tienes razón. Debería haber llegado hace más de un cuarto de hora.
Dio un par de caladas y exhaló con placer.
Entonces Jaime ¿podrás acercarme?
Él la miró satisfecho. Asintió y dijo.
¿Hace frío verdad?
Y se aventuró.
¿Me permite que la invite a una copa?
Los labios de Mónica se separaron y dejaron escapar una grácil sonrisa.
Fueron a un tugurio que Jaime conocía dos calles más abajo. Pidieron dos cubatas que una hora más tarde se convirtieron en cuatro. Luego, canturreando, entraron en el viejo Peugeot; el coche estaba helado. Antes de arrancar Jaime abrió la guantera, cogió una petaca llena de ron y se la ofreció. Mónica dio varios tragos, se acomodó en el respaldo del asiento y se quedó adormilada.
Se estimuló en la casa de Jaime, recogida sobre el sofá del cuarto de estar, tomando una copa de jerez frío. Él se encontraba acomodado sobre un cojín ante ella, con un lector pdf. Se sirvió un güisqui y comenzó a leer algunos relatos. Leyó unos cuarenta y ella no cesó un instante de escuchar mirándolo con ojos soñadores. Finalizó y examinándola con desvelo, le preguntó si creía que eran publicables. Ella se levantó y esbozando una sonrisa, lo abrazó por el cuello, le tomó de las manos y lo condujo al dormitorio.
A la mañana siguiente desayunaron en un bar, tomaron unas cervezas en otro. Acabaron besándose con arrebato, como si no hubiera otra cosa que hacer...
Finalmente ella, tras facilitarle sus señas, llamó a un taxi y se despidieron.
Dos días después Jaime le envió cinco de sus mejores relatos. Se había esforzado en parecer desinteresado, aún así, no le costó llamarla. Una voz de hombre sonó al otro lado del cable y le dijo que Mónica estaba ocupada. Lo llamaría más tarde.
Transcurridos cinco días se encontraba descorazonado, sin saber nada. Volvió a llamar, encontrándose de nuevo con la voz de la misma persona, que fue más explícita. Le dijo que Mónica no quería verlo. Desconcertado, Jaime quiso saber si sus relatos habían llegado. El individuo le contestó que no habían recibido ningún manuscrito. Irritado, replicó que los había enviado hace días – aunque sin acuse de recibo – pensó preocupado. El hombre titubeó unos instantes y dijo que aguardara, tendría noticias más adelante.
Dos meses después tuvo noticias. Encontró su relato más conseguido: “Muerte en los Acantilados,” publicado – es decir: plagiado – en el escaparate de ciertas librerías de renombre.
Trató de llevar el caso, sin éxito, a magistratura. Al no haber registrado los textos no tuvo mucho que hacer.
Dos años después sigue sin saber nada de ella: Ilustre editora, que al fin y al cabo se alimenta de la prole de ratas de alcantarilla que pueblan los barrios más bajos de una infra cultura, a día de hoy, pisoteada y desprotegida.

*Los personajes y hechos que se representan, en este caso, son sólo anecdóticos.   

José Fernández del vallado. Josef. Noviembre 2011.

Creative Commons License 
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.  

58 libros abiertos :

noah dijo...

Buen relato, Un placer leerte,

felicidades

Liliana G. dijo...

¡Qué espanto! Ese es el peor fantasma que nos acosa permanentemente, el del plagio.
Estupenda historia, José, con un final no esperado que deja abierta la puerta de la falta de escrúpulos de muchos, y principalmente, dentro de "nuestro mundillo".
(Sí, estamos desprotegidos, a no dudar.)

Un beso.

Carolina dijo...

Mientras iba leyendo, estaba esperando que Monica se convirtiera en algún animal, o bicho raro... Y resulta que era una ladrona de relatos...

Una vez envíe un relato a una revista, en donde estaban reuniendo relatos de blogueros que quisieran, y como buena tonta, envíe uno, y eso fue hace ya, 2 años y medio. Y no volví a saber nada. Tampoco sé si publicaron algo.

Buena historia, mi querido Josef.

Besitos

Humberto Dib dijo...

Uf, que tema, conozco algunas de ésas, Josef, y no son puro cuento, je!
Un abrazo, buena historia.
HD

GarlaKat dijo...

Pues amigo, aunque usted aclara que es anecdótico. Muchos sabemos que esta historia bien podría ser parte de la biografía de unos cuantos. Un abrazo.

Laura dijo...

Las ratas de alcantarilla, existen a millares. Pero no solo en la literatura, creo que en muchísimos ámbitos. ¿No se han encontrado nunca en la situación de tener que recordar a alguien que aquella idea "novedosa" que está exponiendo con soltura .... ya la dijo usted antes que él o ella?. Hay tantísimo arrebatador de ideas, de palabras, de notas, de pinceles, ... que lo que me parece raro es que siga existiendo la 'creación' en sí misma'. ¡Cualquier día roban la palabra y nos quedamos sin ella!.

Un abrazo des-
demispalabrasylasvuestras.

Vivian dijo...

Cuando leo estos textos tan verídicos me invade la desolación, sí, porque acepto que alguna vez pensé (no digo muchas por vergüenza) en el gran sueño de editar un libro infantil. El mundo de las editoriales es esa alcantarilla que mencionas, los autores noveles son “conejillos” que bajo el sueño de ver su obra editada caen cual presas desprotegidas. Hasta dudo de los concursos literarios, siempre hay un acomodado, y son una fuente de inspiración para los jurados, mandas la historia del huevo frito y con el tiempo no es raro encontrar “Historia del huevo pasado por aceite”
Qué sé yo, menos mal que existen los blogs, que tampoco están libres de plagio.
Me voy con un “ánimoooo” jaja.
Muy bien escrito Josef. Pobre Jaime!
Besos

A.K.E. dijo...

Muy buena historia, atrapa queriendo llegar hasta el final. Es una lástima que exista gente que hasta las palabras quiera robar.
Un abrazo.

Verdial dijo...

Estupendo el relato Josef, el final no me lo esperaba. Aunque es solo un relato, desgraciadamente suelen darse situaciones similares. Nunca estamos libre del plagio.

Un abrazo

Javier Ximens dijo...

Espero que no sea personal, pero sí, la mala sangre no distingue de sexo, profesión. Desde luego cualquier escritor que quiera vivir de ello debe tener los relatos registrados, si no anda mal.

Salamandrágora dijo...

Real, como la vida misma.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

¿anecdóticos?

Ojosnegros dijo...

Seguro que hay muchas Mónicas por ahí, me pareció tan...real.
Besos.

Jose dijo...

Si es un poco habitual que algunas personas se dedique a plagiar cuando no son relatos es composiciones musicales.

Menos mal que tus relatos nadie se atreverá a plagiar por ese sello de identidad que sueles siempre implantar.

Saludos

Alís dijo...

Sin duda, una mala mujer, aunque debo admitir que lo primero que se me vino a la cabeza tras leer el relato fue el refrán de "ir a por lana y volver trasquilado". Supongo que no hay atajos para los que más los necesitan

Me gustó mucho el relato

Besos

matrioska_verde dijo...

Vayas, Mod, has roto el encanto aclarando que todo era anecdótico. Te lo digo desde el cariño, de verdad, a mi me molestan esas aclaraciones, no quiero que el escritor me lleve hacia un camino determinado, por eso en este caso, me hubiera gustado pensar que esa historia te había pasado a ti, o no, no lo sé pero quiero tener siempre la elección en mis manos.

Dicho ésto, el relato me ha encantado, y creo que podría ser totalmente real. En este mundo hay mucho desalmado/a que vende lo que sea con tal de ascender socialmente o económicamente, que no siempre van de la mano.

biquiños,
¿no te ha parecido mal que te lo haya dicho, verdad?... bueno, si es que sí me lo dices para que otra vez me esté calladita.

josef dijo...

No Aldabra no me ha parecido nada mal. Lo he puesto porque por ahí hay algunos editores que a lo mejor leen y... ya sabes, se pican y luego me dan problemas.
En cuanto a la historia, ¿te parece que puede ser real? Pues te desvelaré una cosa; en parte lo es y en parte no.

Bsos.

josef dijo...

noah: Gracias por la lectura. seguimos en contacto.
Bsos.

Liliana G: Sí, la amenaza del plagio siempre está en el aire....
Bsos.

Carolina: Una ladrona de relatos es peor que un animal o bicho raro jaja...
Bsos.

Humberto Dib: así es, en efecto. Hay bastantes historias acerca de plagios, por no decir muchas...
UN abrazo.

Garla Kat: Es cierto. Podría serlo. gracias por la lectura.
Bsos.

Laura: Sí, por desgracia tienes toda la razón. las ratas están 3esn todos los estratos de nuestra depauperada sociedad.
Bsos.

VivianS: ciertamente, los autores somos conejiillos. No podías haberlo expresado mejor!
Bsos.

A.K.E.: Una verdadera lástima, pero esa gente está ahí. deseando alcanzar renombre sin mover una sola neurona.
Bsos.

Verdial: Es una lacra lo del plagio.
Bsos.

Ximens: Registrar los relatos es algo primordial.
UN abrazo.

Salamandrágora: quise hacer un relato más ficticio y sin querer, o en el fondo deseándolo, me salió verídico jeje...
Bsos.

Pedro Ojeda Escudero: LO sé. No es tan anecdótico como parece ¿verdad?
UN abrazo.

OjosNegros: Las hay. solo puedo decir que las hay...
Bsos.

José: Por desgracia el plagio, en todos ls ámbitos está al orden del día.
UN abrazo.

Alis: Así es, no hay atajos, por nmucho que los intenten encontrar.
Bsos.

Ricardo Miñana dijo...

Alguna habrá por ahí con esa historia.
feliz semana.

Juan Ojeda dijo...

Yo también imaginé una salida fantástica, debe ser que a todos nos da pavura el asunto del plagio. En mi caso no por el valor de mi obra, sino porque considero que es una de las peores miserias que puede tener un artista (si cabe la palabra).

Muy buen relato, todo brillo tiene su reverso.
Abrazo.

METAMORFOSIS dijo...

En primer lugar vengo a darle las graias por pasarse por mi blog. Le debía una visita.
Este relato me ha gustado mucho, no esperaba ese final...menuda loba...se cepilla a quien quiere y encima les roba su obra. Hay mucha gente que vive de eso...del talento de los demás porque carece del suyo propio.
Una pena, pero es así.
Un abrazo. Nos vemos.

Amig@mi@ dijo...

Pues para ser anecdóticos, Josef, has conseguido recrear la pura realidad en tu relato. ¡Cuantas injusticias de este tipo se esconden en las editoriales! Más de las que pensamos.
Muy buen relato.
Un abrazo

Ana Laura dijo...

Me gustó mucho, sobre todo porque a pesar de ser ficción, bien podría ser realidad -o tal vez la sea, en algún lugar. Buen relato.

Un saludo grande, está muy bueno el blog.

Johnny dijo...

Buen relato de la cruda realidad: el plagio. Por lo menos aquí el protagonista se llevó algo aunque fuera en carnes, porque la realidad es mucho más dura como bien sabes. Felicidades por tu blog, te sigo, y gracias poe visitar el mio. Saludos.

ALBORADA dijo...

Muy buen relato moderato y tan real como lo son el día y la noche. Desgraciadamente yo personalmente fuí víctima de un plagio y por esas coincidencias del destino, personalmente lo descubrí, existen seres inescrupulosos que se alimentan de la inocencia y la bondad ajena, creando un mundo de mentiras donde son felices.
Recomiendo a todos tengan el registro de sus obras.
En aquél momento me impacté tanto, me dolió tanto, máxime porque era alguien a quien había dado mi amistad, que escribí un poema llamado PLAGIO, si deseas te lo hago llegar.
Saludos y lindo resto de semana.

Maribel Romero dijo...

Qué duro, Jose. Buen relato e instructivo, pero duro y real, como la vida misma. Me ha encantado.

Un abrazo.

Arwen dijo...

Del horror a la realidad, ni más ni menos.

Me gustó mucho la historia.

Un beso.

Arwen

Celia Álvarez Fresno dijo...

Hola, Moderato.
Siempre pienso que tus relatos, son novelas.
En este caso es una realidad. Poco apetecible para quien padece, pero realidad al fin...
Un abrazo.

campoazul dijo...

La verdad que me imaginaba que la editora tan interesante y guapa tenía un as en la manga, pero me quedé corta...
Claro que él lo que quería de ella era un camino rápido y ya de paso placentero.

Besitos.

TORO SALVAJE dijo...

Sólo le faltó comérselo como una mantis religiosa.

Saludos.

Las Gemelas del Sur dijo...

Lo has retratado con claridad meridiana. Un atraco a mano armada con premeditación y alevosía. Las ideas deben viajar blindadas.

Besos a pares.

Unknown dijo...

Excelentemente narrada, con chispa, creando expectativas en el lector. Además de ser una historia totalmente creíble.

Saludos.

mientrasleo dijo...

Realismo a pie de calle con la ironía del formato.
Me ha encantado, como siempre, un ritmo impecable.
Un abrazo

BONHEUR dijo...

Algo típico , sexo para obtener algo a cambio, y para mentir y mentir...

Me ha gustado el relato porque me ha mantenido enganchada desde la primera línea.

Pobre hombre traicionado en dos aspectso importantes de la vida..


un abrazo

MORGANA dijo...

Querido Josef,muy buen relato...aunque conozco a más de una como la protagonista de tu historia.Miedo me dan.
Besazos.

lichazul dijo...

ni tan alejado de la realidad
hay muchos editores que son verdadeos devoradores del original
y lo peor, toman de rehén al escritor con contratos y cláusulas monstruosas

besitos y luz
feliz fin de semana

Adriana Alba dijo...

Excelente relato Moderato.

Siempre es un placer leer tus textos.

"Cualquier semejanza con la realidad es pura concidencia..."

Agradezco mucho tu visita a mi espacio.

Te dejo un fuerte abrazo.

Juji dijo...

Escribes de miedo y... da tanto miedo, a veces, lo que escribes. Me encanta leerte.
Un abrazo.

Lucrecia Borgia dijo...

Excelente relato de la realidad literaria. La mayoría de los escritores o blogueros noveles no registran sus relatos o escritos (me incluyo) y cualquiera puede plagiarlos sin remordimientos. Es necesario tomar conciencia de que se debe registrar todo lo que publica, por su propia seguridad intelectual...

abrazo

BEATRIZ dijo...

Uff! debe haber muchos Jaimes en el mundo de las letras y alguna que otra editorial de renombre...siento pena por Jaime.

Saludos Josef,

un placer leer algo con opinión.

Towanda dijo...

Una editora con una sorpresita. Muy bueno, Moderato.
Un gusto leerte, como siempre.
Abrazos.

Carlobito dijo...

Uff, indignante el relato, la edito-rata se aprovechó de Jaime, pero será que el fue tan desinteresado como quiso aparentar... tengo mis dudas, tal vez se ganó una lección merecida :)

Un gran abrazo

David Cotos dijo...

Excelente historia. La pregunta es ¿a quién le ocurrió?

Trini Reina dijo...

Hombre, lo de que se vallan de copas y a la cama tan así de pronto, puede ser anecdótico, pero lo de que se aprovechen de los que están deseando de publicar para plagiarlos y hacer caja, no está tan lejos de la realidad.

Buen relato

Saludos

Teté M. Jorge dijo...

A ficção tem sempre algo de verdade, não é mesmo?
Beijo carinhoso.

Luisa dijo...

Hola, Josef.
Bueno, parece que te has decantado esta vez por el realismo más puro y duro.

Pobre infeliz. Alguien tenía que haberle advertido a tu protagonista que hay mucho chupóptero ahí fuera. Qué lagarta esa mujer. Da escalofríos el saber que existen los plagiadores y que se nutren del trabajo de otros.

Un beso.

Amnesia dijo...

Hola :

Tu relato de lo mas realista, son cosas que pasan pero que por confiar, cuando estas esperando que un sueño se haga realidad, para luego darte cuenta que el final no es como tu esperabas, se lleva el merito otro , y tu te quedas en la ratonera deseando haberlo mordido pegandole la rabia.
Sigo por aqui no me he marchado, como siempre tus relatos me encantan y paso un rato agradable, en este mundo que cada dia es mas dificil de entender. GRACIAS.

LaCuarent dijo...

¿Anecdóticos?
Es lo que tiene este mundo
Muy buen relato
Un beso

María O.D. dijo...

¡Hola!

¡Que cosas! Terrible, pero es una anecdota que puede servir de advertencia :) un saludo

aamanecerdeluniverso dijo...

Enhorabuena por tan estupendo relato.
Por desgracia es algo que no se puede eliminar de la sociedad "el plagio".
Y encima suelen quedar sin castigo precisamente l@s plagiadores.
Un abrazo.

Tatiana Aguilera dijo...

Lo que queda latiendo es la pulsación y certeza de saber, que la mediocridad siempre usa las mismas armas: el robo y plagio descarado...He conocido unos cuantos especímenes.
Un abrazo Josef, muy buen relato

Magia da Inês dijo...

º°♥❤ Olá, amigo!
❤ É claro que gostei da história!
Plágio e pirataria é muito chato... afinal é o trabalho de alguém que está sendo roubado.
º°❤ Boa semana!
❤Beijinhos.
º°❤Brasil

Margarita dijo...

Un cierto asombro, un cierto desconcierto se despliega en el lector al comprobar el desenlace. Porque, esta realidad, hecha ficción, probablemente era la que menos se imaginaba, porque una porción de ingenuidad intrínseca quisiera que, como uno desea en su propia vida, no fuera esto lo que hubiera sucedido. Un relato para mirar a nuestro alrededor con una cierta desconfianza. Un relato que desde luego no te dejará indiferente.

Janeth dijo...

Muy bueno amigo Jose, el plagio es una obra cobarde, tu cuento lo refleja asi, la cobarde Monica le robo momentos intimos al protagonista, y tambien sus escritos, que obra de cobardes y de tan mala fe....

ludobit dijo...

tengo entendido que los editores son los que realmente ganan cuando logran publicar algo exitoso. al menos una noche con una simpatica editora es mejor que nada. saludos, moderato

Ricardo Miñana dijo...

El relato es fantástico,
que tengas una buena semana de fiestas.
un abrazo.

fgiucich dijo...

Una historia real y muy atractiva. Abrazos.

dijo...

Es desolador que en la vida real también seamos engañados así por estas... ratas, no se me ocurre llamarles de otra manera.

¡Abrazo!

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