sábado, mayo 19, 2012

El Rodaje

 

Hacía tiempo que deseaba producir mi propio corto. 
En la universidad había un dinero resultante de unos fondos de nebulosa procedencia y una cámara de cine profesional marca Arri de 35mm, y se me presentó la oportunidad.

Constituimos un grupo de nueve amigos dispuestos a organizar el montaje; yo, como actor, director y guionista y ella, protagonista y actriz. Sólo faltaba el guión.
Eso estaba hecho, pensé el primer día; el segundo ya no pensaba igual, el tercero me fui de copas con los amigos. El primer mes me dediqué a buscar trabajo para ganar un dinero, me moría de hambre.
Los fondos eran, por supuesto, sagrados.

A los dos meses, de forma casual, se me presentó una ocasión. Hubo
una explosión en el metro y yo estaba allí, con ella, pero sin cámara.
Descubrí a los terroristas; fueron no solo hábiles, sino rápidos; no pude hacer nada por detenerlos y menos, para entrevistarlos.
Salimos evitando cadáveres y me alejé vencido por la frustración.

Transcurridos cuatro meses, tuvo lugar el primer bombardeo. Ordenaron toque de queda. Nos encerramos en sótanos. No dispuse de un segundo para reunir a tiempo el equipo.
Algo más tarde, cuando empezamos a rodar entre cascotes, tuve cierta aprensión; la polvareda podía afectar el instrumental; así pues suspendimos el rodaje.
A los seis meses continuaba pensando, pero el rumor de las bombas me impedía concretar las ideas. El grupo aguardaba mi decisión preparado.
Cierto día detuvieron a Snoball, Larsson y Cadwell. Los declararon conspiradores; fueron fusilados. Traté de rodar sus últimas emociones, me resultó imposible; no me lo permitieron. Supe que de lograrlo, habría sido un vídeo notable.
Ella trató de animarme.

Los seis que quedábamos, proseguimos con la tarea. Finalmente nos decidimos y salimos a la calle. Esperábamos entrar en contacto directo con los acontecimientos e impregnarnos de ellos, fue más tedioso de lo que pensábamos. Filmamos fusilamientos de rebeldes y violaciones “legales.” Atestiguaban que así era. ¿Y lo eran? Ella aseguraba que sí.
Entrevistamos a los condenados preguntándoles por los orígenes de la guerra y descubrimos algo importante. No lo sabían. Nadie sabía el porqué de la guerra. Luchaban sin hacerse preguntas. Además, cuestionar las decisiones de los mandos, resultaba si no indiscreto, peligroso, y hablar todavía más. Por lo cual, lo mejor era callar, apretar el gatillo y matar las ideas.
La ocurrencia de cruzar las barricadas y entrevistar personalmente a los integrantes del bando contrario, partió de mí. Debo reconocerlo, no hice un cálculo acertado. Pese a enarbolar una apañada bandera blanca, Bailey, Lindstrom y Holden, fueron abatidos limpiamente. Hidell y Clo fueron hechos prisioneros; blasfemaron contra mí, les proporcionaron armas, y decidieron quedarse a luchar en el bando ¿enemigo o amigo?

Al año continuaba dormitando en mi ruinoso espacio en un sótano, y en el camastro de al lado, estaba ella. Durante el día salía y escribía guiones, se los presentaba y siempre los rechazaba.
Un día el suelo comenzó a trepidar. ¿Era un terremoto? Aterrado la
tomé de la mano y salimos. Al final de la larga Avenida, avistamos los blindados del ejército invasor entrar victoriosos.
Entonces tuve la idea. Cogí el vídeo y le expliqué que se resguardara tras las ruinas que se hallaban a unos metros de nosotros. Cuando yo le indicara, debía salir y caminar con los brazos extendidos hacia mí.
No opuso objeción y ocupó su lugar. Procedí a dar la cuenta atrás y comencé a rodar. Salió y se detuvo. Con cierta cautela miró a los blindados al fondo, luego giró la cabeza, se pasó una mano por la frente, se retiró unos mechones de cabello, me observó, sonrió, extendió los brazos y comenzó a caminar diligente hacia mí.
Me alcanzó, me rodeó con sus brazos y sin que yo pronunciara una frase me besó en la boca de forma apasionada. Continuamos besándonos; mientras tanto, sin dejar de mantener el brazo alzado sobre nuestras cabezas, no cesé de filmar.
Solo entonces me di cuenta; ¡lo había logrado! Había completado el sueño de mi vida: Rodar la película. Se llamaría: “Escena en la que una hermosa mujer te besa durante la guerra.”
Al instante siguiente todo dejó de existir, excepto ella. Le pregunté su nombre. Me miró fríamente y me dijo: “¿No lo sabes aún? Me llamo Muerte…”

Un blindado se detuvo junto a mí, un grupo de militares miró con asombro mi cuerpo tendido y la cámara. Uno de ellos dijo algo, no lo entendí. Otro hizo lo mismo, proseguí sin entender. Hasta que un tercero, forcejeando en su idioma, encendió el proyector.
Un haz de luz iluminó el muro de enfrente. Se separaron, se detuvieron y uno tras otro cayeron fulminados…


José Fernández del Vallado. Josef. Ene. 2009. Arreglos mayo 2012.


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26 libros abiertos :

Jo dijo...

no parece tan letal... y es tentador viniendo de sus labios... el amor es un boom pero tambien en medio del plató uno sacrifica todo incluso por un solo beso

ame la musica

indianala dijo...

... aunque nunca nadie supo el porque de las guerras.
Maravilloso!

Gracias por la música.
Saludos.

Carmen Silza dijo...

Hola José, genial este relato...Las guerras siempre han estado presentes, hasta en el mismo hogar, de una familia, y por supuesto fuera, siempre ha sido así, y a estas alturas...Que podemos hacer??, estaría encantada de poder hacer algo...De momento, pondré mi granito de arena día tras día, como vaya pudiendo...Me ha encantado leerte..Un beso

lichazul dijo...

felicitaciones Josef , siempre es un agrado leerte , logras que el ojo lector se adentre por el vertigo narratico

besicos y fleiz fin de semana

Lucrecia Borgia dijo...

Estos militares siempre son insensibles e inoportunos.
Nunca se dan cuenta cuando interrumpen un romance.
Sólo cumplen òrdenes... ;-)

besos

Amig@mi@ dijo...

Ainsss, tengo que reñirte. Mira que no rodar algo romántico... La muerte no es buen tema, siempre acaba mal.
Buen relato, Josef
El otro día me hablaste por Yahoo, pero no me dejaba contestarte. Algo hago mal :((
Un abrazo

virgi dijo...

Siempre compensa algo la emoción de un romance en medio de la tragedia.
Besos

Salamandrágora dijo...

Desde luego la guerra es un buen tema para tener a la muerte como actriz protagonista y un buen motivo para postponer cualquier plan vital.
Una vez soñé que la muerte era una hermosa mujer que me besaba. Pude sentir su frialdad y la dureza de sus mejillas bajo mis labios volviéndose calavera pelada. Sin embargo, yo la besé sin repugnancia. Tu relato me ha recordado este sueño macabro.

Un gusto tus relatos.

Un saludo.

mientrasleo dijo...

Un relato construído con una fuerza tremenda.
Besos

campoazul dijo...

Todas las escenas de cualquier guerra son prácticamente iguales, siempre viene la Muerte a besarte... si te atrapa le pertenecerás.

Besitos.

MariCari dijo...

Me atemorizas amigo, me atemorizas toda entera... Bss

Vivian dijo...

La fuerza está en ese vuelco del nombre, al principio pensé que eran sólo penurias cinematográficas, aunque viniendo de ti debí suponerlo Josef. ;)
Excelente, como siempre.
Un beso.

ALBORADA dijo...

Apretar el gatillo, matar las ideas...
Si, muchos van a la guerra sin saber el por qué, mientras tanto la muerte sigue besando labios amantes.

Tu relato moderato no es una simple toma en un guión cinemátográfico, es tan intenso, que mi intelecto no llega para decir con palabras lo que siento.

Abrazos y un lindo domingo.

César Sempere dijo...

Gran, poderoso relato.

Un abrazo,

matrioska_verde dijo...

escombros, muerte, cuerpos mutilados... historias que debieran ser pasado pero que son presente.

biquiños,

JOAQUIN DOLDAN dijo...

ayer en un curso de guiones para cortos hablamos algo parecido

y vimos "Salvador" un gran corto

TORO SALVAJE dijo...

La muerte ha ganado siempre todas las batallas.

No conoce la derrota.
Me gustó el final.
Bien acabado.

Saludos.

Seo dijo...

una guerra nunca tiene sentido eso está claro

muy buen relato

saludos

Trini Reina dijo...

Al final lo consiguió, aunque lo viera ya desde el otro mundo:)

Saludos y paz

noah dijo...

Por que la muerte? por que las guerras?

A pesar de todo, que bien escrito..

Gara dijo...

Cuando la muerte está dispuesta a besarte, no hay rechazo posible.

Muy buen relato.

Un abrazo

Juji Mogar dijo...

Gran relato, Josef, como siempre un placer leerte, con esa fuerza en tus descripciones... Me encanta.
Un beso.

GarlaKat dijo...

Para mí, este relato extraño tiene varias concepciones, la obvia la muerte es una compañera perenne como la vida, solo espera su momento de lucir y allí muestra todo su esplendor. Pero por otro, este caballero tan indeciso y hasta indiferente a todo cuanto lo rodea, es como el estereotipo de este siglo, donde pareciera que lo único que supera la indiferencia del uno por el otro es la moda y la fama. Supongo que me he puesto un poco filosófico, pero a mi, se me ha presentado como una excelente e inteligente crítica. Un saludo

Javier Ximens dijo...

Muy bueno, José, o mejor dicho, me ha gustado, como narras las diferentes situaciones y oportunidades perdidas, y como haces una agria crítica al sin sentido. Me gusta ese final en el cual la cultura mata a la barbarie.

Felicidad Batista dijo...

José, tus relatos nos dejan el impacto de la conciencia, de la condición humana, de la violencia como forma brutal de imponer ideas, dominios y las metáforas sabiamente distribuidas por el relato que evidencian esa crítica a una sociedad indiferente a veces, lúcida otras, manipulable pero con un haz de luz de esperanza cuando la muerte parece escenificar su triunfo.
Un placer literario adentrarse en tus historias y sys tramas y en la manera de narrarlas.
Abrazos

Ama dijo...

Terroristas que no saben por qué pelean jaja! me gusta.
El intento de filmar y el final de tu relato me ha recordado la película "Arrebato".

Besos mentales.

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