martes, octubre 02, 2012

Han cerrado las puertas de la dignidad...


 
¿Habían cerrado las puertas? O creía ser yo quien las abría y las cerraba. Me sentía con alma de portero derrengado y mi espíritu y las curvaturas de mi perfil, palpitaban sintetizadas en un mordiente sendero de cerrojos y llaves desaparecidas.



Tras las primeras heladas, ciertos amaneceres, deambulé entre capas de nieve cortante, buscando mi realidad bajo la aciaga blancura de un mundo irreal. Mi deseo habría sido negarme a él pero, aunque mis sentidos se rebelaran, seguía siendo mi lugar y aún así ¿cómo no lo reconocía? Empecé a discernirlo al tropezar y saltar con esfuerzo las vallas metálicas que encontré engarzadas ante mí. Utilizando un deslucido término que solía ser aludido como: «democracia» me lo habían arrebatado. Me di cuenta entonces de la inmensidad y la fría crudeza de una dictadura que, vestida de liberalismo, cerraba todos los caminos y nos despojaba el hálito de nuestras vidas.
Aquel invierno –no lo ignoraba– sería ya el más crudo y lúgubre de mi existencia, porque mi corazón había dejado de latir, pero yo seguía caminando y de forma inocente consumaba un programa de recortes que había llevado a hacer de mí un vulgar juguete recortable. Y ahora, aquellos sentimientos de dignidad, mis proyectos e ilusiones, mis deseos de pronunciar cada amanecer aquel mensaje sugerente y ahora también condenado al desprecio, que se condensaba en tres sílabas: Li-ber-tad, ¿dónde quedaban? La palabra «gobierno» había perdido cualquier credibilidad y había pasado a convertirse en un disfraz para embusteros, lo que se conocía como «sistema» era solo una larga cadena de traspiés y depravaciones y en mi interior algo no dejaba de repetirme: «Dentro de poco tú también saldrás a morir, y matando te llevarás por delante a los hijoputas que te hacen la vida imposible. A quienes tras esconderse detrás de esas puertas, tiraron las llaves al alcantarillado y nos sentencian a vernos convertidos en desecho»
El momento del dolor y las lágrimas se acerca. Es hora de exigir que nos devuelvan las llaves, y seamos nosotros quienes decidamos y no los banqueros o unos señores de portes encopetados. Solo así y aunque sigamos siendo pobres el resto de los días, el amor volverá a florecer entre nosotros. Solo así podremos vivir en paz.

José Fernández del Vallado. Josef. 1 Octubre de 2012.



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6 libros abiertos :

Arisenag dijo...

Estamos tardando demasiado en volver a coger las riendas ... Ojalá podamos hacerlo

Un sonoro beso

matrioska_verde dijo...

la cosa pinta mal, sobre todo para muchos que ya llevan tiempo pasándolas canutas.

biquiños,

Felicidad Batista dijo...

José, tu texto refleja muy bien estos momentos de crisis a todos los niveles y no solo financiera.
La utopía está en la calle, se la ve, ya es una buena señal.
Un abrazo

Mos dijo...

Josef, has escrito desde dentro de ti. Has escrito un lamento lleno de rabia contenida. Has escrito desde la desesperanza que provoca ver a los gobernantes y los entes financieros usarnos como marionetas.

Yo, lo siento, lo veo muy crudo porque Europa exige y nuestros políticos obedecen. Volvemos a los tiempos de la represión y la falta de libertad. De todas formas, la guerra no está perdida....

Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.

Amig@mi@ dijo...

Un fiel reflejo de la realidad actual que por desgracia está durando demasiado. ¿LLegará el día en que estas palabras nos suenen a pasado?
Un abrazo

Javier Ximens dijo...

Ya vendrán tiempos peores. Mientras que el Madrid o el Atleti concentren más personas que los movimientos sociales, no esperes nada. En Vallekas siempre lo hemos tenido más claro.

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