lunes, abril 15, 2013

Mi Tía Matilde.


   


Recluido en mi sótano trato de inventar una frase y la olvido. En realidad llevo días colapsado y cuando quiero escribir mi mente vuelve a ella. 
  Ella era mi tía Matilde. Me basta sumergirme de nuevo en el recuerdo inextinguible de su mirada limpia e ingenua, o tal vez sabia y optimista, para romper el hielo y renacer a una primavera floreciente.   
  Mi tía, hacía tiempo padecía del corazón en silencio. Ingresó de nuevo en un hospital y esta vez no se quedó, partió a ese lugar desconocido o tan trillado que a lo mejor se encuentra aquí ahora mismo, sentada sosegadamente a nuestro lado, tomando una copita de vino y degustando un delicioso manjar. Amaba las delicias que la vida nos regala y sabía que estamos aquí para disfrutar, no para sufrir y sacó buen provechó de una lección que aprendió como pocos entendemos.    
  El otro día no se rindió a la muerte, abrió sus alas a un firmamento eterno y allí sigue, haciendo lo que sabe: Escribir libros inspirados en el misterio, la ternura, y ciertos sentimientos mágicos. 
  Hay algo que echaré de menos. El regocijo contagioso con que me dejaba siempre después de sus animadas y alegres visitas. Eso también era mágico y sobre todo único. 

José Fernández del Vallado Gª Agulló. Abril 2013.

 
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13 libros abiertos :

Mariluz GH dijo...

Estimado amigo, recibe mi abrazo solidario. En momentos así prefiero guardar silencio.

Carolina dijo...

Hola mi Josep querido. Lamento mucho lo de tú tía. Es una pena que nos toque pasar por estas situaciones.
Mi consuelo, mi solidaridad y un fuerte abrazo, de esta amiga que te quiere y aprecia.

Besitos de luz

matrioska_verde dijo...

recibe un fuerte abrazo y un poco de consuelo.
así es la vida, hoy te toca a ti y mañana me toca a mí... pero nadie puede evitar pasar por ese dolor y ese vacío.
tenía una cara de mujer vital y alegre, supongo que el hueco dejado habrá sido grande.

biquiños,

Amapola Azzul dijo...

Qué bonita entrada Moderato, creo que nunca se irá de todo, besos.

Salamandrágora dijo...

Un abrazo, Josep. Sólo decirte eso; que te envío un abrazo grande. Espero que llegue hasta ti.

Margarita dijo...

Soy de quienes piensan que aquellos que supieron dejar huella en nosotros, aquellos que contrbuyeron a ser quienes y, como somos, permanecen vivos, no sólo a través de su recuerdo, sino a través de nuestros propios actos, de nuestra forma de encarar la vida. Celebremos pues, la gran suerte que tuviste de tener a esta mujer cómplice y risueña acompañándote en tu camino.

Un fuerte, fuerte y cálido abrazo, Josef

Mos dijo...

Hola Josef, lamento esa pérdida. Aunque seguro que está más cerca de ti si sabe el bien que te hacía.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.

josef dijo...

Como siempre muchas gracias y un fuerte abrazo a todos.
José

Katmarce dijo...

Fortaleza para estas despedidas difíciles...

patri dijo...

Te mando un abrazo enorme!! me has traído recuerdos de mi tía , que debe estar con la tuya quizá,quién sabe ;)
Se van de nuestro lado,ley de vida, pero jamás de nuestras vidas, de nuestros pensamientos...
Un besazo

Luisa dijo...

Hola, Josef.

Mucho ánimo, amigo.
Un fuerte abrazo.

Rembrandt dijo...

Te dejo un fuerte abrazo y unas palabras que siempre me han gustado.
“Dios, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia..."

REM

Ama dijo...

Es muy lindo escribir sobre esos familiares que en cuanto sale por donde entraron, dejan una gran huella vacía...

Besos mentales.

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