El Rótulo
Descubrí a Ling Ye en una avenida de Taipei y me subyugó su sublime belleza.
Pasadas un par de semanas la situación era insostenible; no estaba de acuerdo en bajar de su altar y me puse a su altura. Como tampoco cambio de actitud la miré con frialdad. Así estuvimos, contemplándonos, aunque ella ni siquiera me habló. Se limitaba a observarme con una mueca de burla. Algo ocurría. Registré la habitación y al final me di cuenta, la prueba estaba ante mí. Me asomé a la ventana y mis sospechas se vieron confirmadas. Permanecía dentro del rótulo, acompañada de varios hombres. ¡Era una maldita! No lo dudé. Bajé al mercadillo y la olvidé comprando un bolso de piel para Laura.
Pintura tomada de Internet.
Estrella.
La estrella era Luciano Tabanetti. Deleitó al personal durante la velada, y cuando se dispuso a finalizar, observó a un niño menudo, de ojos negros y profundos. Resuelto a amenizar el festejo y haciéndose el magnánimo, lo invitó a que tomara el violín y sacara una nota. En el momento en que el niño entró en contacto con el instrumento, experimentó una sacudida similar a un espasmo, que suscitó que el público riera a carcajadas y que Luciano se sonrojara de complacencia. Las notas que obtuvo del violín eran, aparte de desconocidas, de un preciosismo y delicadeza tan increíbles, que a Luciano se le escapó de la boca el cigarrillo que acababa de encenderse, y cuando terminó el aplauso, supo de antemano que, debido a su ingenua estupidez, acababa de perder el empleo.
José Fernández del vallado. josef. febrero 2011.