
Al encontrarme con las peticiones de algunos esta noche en los blogs, me puse a
buscar encargos para mí y se me ocurrieron tantísimos, que de pura saturación puestos
unos sobre otros, no logré distinguir más que un borrón sucio y entintado. Por lo que
me pregunté:
¿Será el carbón de los reyes o el socavón de una de las bombas israelíes el que avergüenza y tiñe mi mente?
De pronto todo se derrumbó, el caos se apoderó de mí ser y se entretejió una brillante y oscura telaraña que no me permitió razonar ni ver con claridad, me senté de nuevo impasible o dubitativo tal vez... volví a encender el televisor.