Fotografía tomada de Internet.
Desde su más tierna y germinal adolescencia,
a sus diez o doce años, Paulette comenzó a descubrir que no era como las demás
y menos, como los demás. Mientras que a las otras chicas del colegio, durante
las chácharas de chismorreo, la palabra: Sexo, les hacía alborotarse y el
nombre común: Hombre, terminaba por llevarlas a un estado cercano a la
enajenación,