martes, enero 29, 2013

Fin de una etapa Bloguera.

El 4/12/2006 publiqué en mi blog: Moderato_Josef mi primera entrada. Se trató de un relato de terror que tenía su desarrollo en las selvas ecuatoriales del continente africano. El relato se titulaba: Crónica Confidencial de un Periodista. 
Con aquel blog trabajé tres años durante los cuales publiqué un total de 174 entradas, llegó a tener 86 seguidores y 18.269 páginas vistas. 
A partir del 2009 tuve problemas técnicos extraños de configuración, debidos a bloguer. Entonces y a partir del 27/08/2008, inicié mi andadura con mi otro blog: Moderato_Dos_josef. Mi primera entrada fue un relato erótico, se titulaba: Yo, Cristina Márquez, Confieso. 
Con este segundo he estado trabajando cuatro años y cinco meses, publiqué un total de 364 entradas, ha llegado a tener 580 seguidores y 79449 páginas vistas. 
Hoy estamos a 29/01/2013. Después de un periodo de seis años y un mes he reflexionado y tengo que decir que encuentro que mi periodo bloguero se termina o en todo caso, avanza a otra etapa diferente. Lo dejo, pero no me retiro de escribir. Me voy a otra disciplina. Una pauta de trabajo que para mí exige, si cabe, mucho más tiempo y concentración. A partir de ahora dejo los relatos y cuentos y me dedico a escribir libros. De hecho, lo estoy haciendo desde hace más o menos un mes. El primer mes de este año. 
Hay un dicho, dice así: Año nuevo, vida nueva. ¿Será así? 

Quiero agradecer a todos los que, desde este lado del atlántico: Andalucía Alicante, Murcia, País Valenciano, Asturias, Cantabria, Canarias, Baleares, Galicia, País Vasco, Navarra, La Rioja, Cataluña, Aragón, Extremadura, Castilla la Mancha, Madrid, Portugal y todos aquellos países de otros idiomas que olvido. Y al otro lado del océano, en las cumbres de los Andes, los desiertos peruanos, las pampas argentinas, los volcanes chilenos, las selvas colombianas, los lagos y senderos del altiplano, Venezuela, Méjico, Costa Rica, Bolivia, Ecuador, Brasil, Nicaragua, Honduras, Panamá, El Salvador, Estados Unidos, islas del Caribe... alguna vez me habéis visitado y seguido, sin excepciones, vuestras palabras de apoyo y gratitud. 

Un abrazo inmenso. 
Y gracias. Porque hicisteis posible este sueño mío que también se convirtió en aventura. 
 José Fernández del Vallado. Josef. 29/01/2013.

PD: Poco a poco, al mismo tiempo que aprendo, iré anunciando la difusión de mis libros. Hasta siempre.



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sábado, enero 05, 2013

Laberinto de Vida.

    Lo encontré en uno de mis éxodos. ¿Estaba al norte al sur o al oeste? Todo lo que sé es que mis afanes estaban centrados en eludir el opresor imperio de la realidad. Y aquel paraje... Dieciocho horas de marcha constante alojado en la caja de una camioneta. Mi mente comenzó a extraviarse, mis movimientos eran mecánicos... 
    De pronto estaba allí, en un lugar diferente. Y así podría nombrarse. En qué radicaba la supuesta diferencia. Había cruzado la frontera entre un mundo blanco y uno negro. ¿Era aquello ventajoso? Tal vez no significara nada. En cambio, por muchos quilómetros que recorriera, había algo de lo que no podría librarme. Nunca me sabría lo suficientemente lejos de quien detestaba y, por la misma razón, tampoco estaría cerca de quien amé... 
    La camioneta comenzó a ascender las laderas de una serranía. 
    Bajamos y volvimos a remontar. Dejamos otras montañas a nuestras espaldas y sin orientarme, entramos en aquel lugar colmado de furioso verdor y humedad aplastante. No era selva. Sino opulenta anarquía de maleza. Tampoco eran un lugar olvidado. Simplemente un espacio donde el tiempo no prosperaba o se detuvo, igual que le sucedió a mi reloj de pulsera sin que yo me diera cuenta. 
    Me alojé en una cabaña de bambú. 
    No podía dormir. Se hizo de noche pero no era noche cerrada. Me seduce esa clase de oscuridad. Te deslizas libremente, sin advertir sobre ti las miradas de reproche, reconoces a las personas por sus murmullos de atrevimiento o suspiros de alivio y luego, desapareces ponderando que el encuentro solo ha sido un sueño subrepticio. 
    El local tosco, engullido en la espesura. La barra de madera noble. El taladro constante del aguacero, la botella de ron, mi soledad premeditada y ella ¿de dónde salió? Antes siempre había una mujer al otro lado de la cuerda, de la barra, o sentada a mi lado. Ahora no. Era casi menos que cuando nací. ¿De dónde salió? 
    Recuerdo sus incisivos de leche al sonreír con expresión triste, sus ojos negros y dulces; su forma de aferrarse a mí, con desespero y ansiedad mientras bailábamos; su cautela al aprehender un escarabajo fosforescente entre sus manos en la oscuridad impenetrable de la selva; su caminar deslavazado, su silueta sinuosa, su frente redonda y brillante de perfil egipcio, su aliento, su sudor, su espalda arqueada, sus silencios cargados de grata incultura... 
    Recuerdo y ya no recuerdo los detalles de las horas que transcurrí envuelto en aquel cenagal de olvido edulcorante. Y sobre nosotros sin cesar de refulgir, un astro de otro mundo, circundado de gasas umbrosas. Era otro planeta. Una playa al borde de la espesura y la suavidad de su risa, como las olas del mar y la brisa... 
    Todo está lejos ahora. No sé volver. Nunca supe encontrar el camino de vuelta en el laberinto de la vida. De todas formas ya no recuerdo, por eso fabulo y alimento mi imaginación con una quimera que nunca tuvo lugar, excepto porque se trató de Un Lugar Diferente... 

    José Fernández del Vallado. Josef. 4 Enero 2013.
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