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domingo, junio 28, 2009

Amistad.

La humedad fría y casi opresiva del sótano, un brindis con cava. Miradas sonrientes y cómplices. La belleza de Silvia y Susana, la inteligencia de Milagros, la labia de Carlos, las ocurrencias de Luis y mi silencio de confabulación. ¿Es una noche cualquiera?
Fuera, hay oscuridad, hielo y frío, como un pozo sin fondo. Dentro calor, nosotros, y una felicidad y euforia incontenibles. Nos sentimos vivos, omnipotentes.

Elevo la copa, mi vista se detiene en cada una de ellas. Primero en la belleza morena de Susana vencida por la pálida blancura de Silvia, superada por los ojos de cristal de Susana, vencida por los labios perfectos de Silvia, y por el aliento tibio y la voz dulce de Milagros, al posarse sobre mí y adelantarse a mis palabras murmurando con una sonrisa admirable: “Amistad para siempre.” Seis copas chocan en el aire. “Arriba abajo al centro y p´a dentro.”

Bebemos y se hace un instante de silencio solemne. Lo sabemos. Es para toda la vida. Somos amigos incondicionales, o más... Es un momento único y trascendente; es lo que hay, y lo que hace que la vida sea no solo preciosa, sino valiosa. Y como un marco inolvidable, de fondo, la música en un vinilo con el “wish you were here” recordándonos que, aunque lo creamos, la vida tampoco es eterna y hasta los genios más apreciados se eclipsan.
Despachamos dos botellas y estamos listos. Nos abrigamos, salimos a la calle expulsando nubes de vaho.
Riendo descendemos por el camino que lleva al centro del pueblo, y avanzamos a trompicones hacia la estación de autobuses.
Las calles, sucias todavía con la cera de las procesiones, resbalan, y cuando los coches circulan los neumáticos chirrían.

Siento viva la cintura de Milagros, y decidido su silencio contenido.
Es el último día de unas vacaciones de Semana Santa especialmente frías... pero felices.
En la estación todo son abrazos y “tequieros.” Unos instantes para besarnos y recordarnos.

Todos suben al autobús menos yo.
El vehículo arranca mientras yo sigo aquí, moviendo las manos, hasta que el silencio y el frío me asedian y un perro husmea a mis pies. De nuevo no queda nadie a mi lado. Mañana hay que volver a empezar. Giro y vuelvo sobre mis pasos. Miro sólo a las baldosas del suelo; no más allá...

José Fernández del Vallado. Josef junio 2009.







miércoles, febrero 18, 2009

Para siempre, contigo, Torosalvaje.



Querido Toro, alguien dijo una vez: Los caminos del (…) son inescrutables. Yo digo hoy: “Marcaste camino, supiste ser tú sin dejar de ser tú.” Estuviste con todos y nos acompañaste con tus poesías colmadas de frases turbadoras, bellas, tristes o simplemente sencillas y esperanzadoras, pero siempre, claras. Nunca te escondiste y menos te arropaste detrás del subterfugio verbal. Tu personalidad volaba de blog a blog dejando su sello irrepetible, lleno de sencillez y de afirmaciones llenas de sentido, pero sobre todo, de vida. 
Era bueno encontrarte y cuando alguien sentía comprobar que tú lo sentías tanto como quien fuera esa persona, que desconocías, pero en el fondo conocías. Tu perfil era un recuadro de oscuridad y sin embargo nunca me resultó triste sino esperanzador. Llevabas el estandarte negro que opaca la infelicidad y estabas ahí, sobrevolando el precipicio moral y mortal de muchos de los bloggeros cuando nos sentíamos abatidos en el día a día, sobrevolando blogs sin detenerte, leyendo, porque leías mucho eras un lector sin fronteras y como a los buenos lectores las fronteras de blogger quizá se te hayan quedado pequeñas, de momento, porque siguen creciendo. Vuela amigo salvaje, Toro, luchador incansable de la vida, y a dondequiera que vayas no olvides nunca que aquí nos acordamos de ti, nos acordaremos de ti durante una buena y larga temporada en la que nuestras almas estarán vacías de tu poesía incansable pero llenas de tu esencia inapreciable, vuela y déjate llevar por la brisa que expelen esos vientos naturales, de limpieza turbadora, cristalina y cortante, y cuando estés lejos, si alguna vez sientes nostalgia, no te olvides que algunos de tus mejores compañeros y amigos, seguimos aquí, hasta que la suerte, las fuerzas o el amor nos abandonen. Entonces buscaremos tu camino, ése camino apartado, fuera de las frecuencias de Internet para siempre… contigo.

Para siempre, contigo. Amigo Torosalvaje.


José Fernández del Vallado. josef 2009



YO NO ME VOY.  SÓLO ES QUE VOY A NECESITAR DOS O TRES DÍA PARA PREPARAR UN  RELATO QUE ME HAN PEDIDO. LO CUAL ME IMPEDIRÁ VISITAROS. SIGO ESTANDO AQUÍ Y CUANDO TERMINE VOLVERÉ A VISITAROS. UN ABRAZO A TODOS! DISCULPADME.

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