miércoles, noviembre 18, 2009

Tras los pasos de Shackleton.




Detrás de mí sentí un resuello. ¡Tenía miedo! Estaba sin rumbo. ¡Perdido en la oscuridad de la noche boreal!
Había cavado un hoyo en la nieve helada donde me había ocultado y arropado huyendo así de la presencia de feroces depredadores que me acechaban desde hacía semanas, meses o más...
Encerrado en mí mismo recordaba el aliento cálido de Roxana mi mujer, y la risa fácil y preciosa de Milena mi hija, ambas extraviadas en cualquier lugar de un planeta desmadrado desde no sabía cuando.

Me recogí en posición fetal, para no perder un solo grado del calor preciso para sobrevivir.
De pronto detrás de mi el resuello tomó forma y habló. Pasó a ser una voz en mi subconsciente que me alentaba:
“¡Come! Tienes que alimentarte. Si no morirás de anemia y deshidratación.”
Afortunadamente debido a la experiencia de los hombres de Shackleton – el inglés expedicionario del antártico – sabía como hacerlo.
Yo estaba en el ártico pero daba exactamente igual. El hielo no podía chuparse ni lamerse directamente, pues estaba tan frío que con que lo hicieras pasar sobre los labios podía quemarte como si fuera hierro candente. Pero si se vertía en un vaso por la noche unas doce horas, se derretía y podías beber un estimulante trago de agua.
Sucedía cada vez que lograba beber. Me sentía más a gusto y relajado, casi tranquilo, con el bienestar necesario. Y el sueño se repetía.

Yo seguía acurrucado sobre mí y de repente gateando por el angosto túnel aparecía ella… Roxana. Llegaba hasta mí se ponía de rodillas me daba un beso en la frente y me preguntaba lo mismo:
“Cariño… ¿Que tal estás?”
Yo la miraba y una vez más me cercioraba de que era ella. Entonces trataba de contestar. Y cuando iba a hacerlo me daba cuenta de que algo, como una bola muy grande de bilis, aprisionaba mi garganta y tan sólo era capaz de balbucir una serie de gemidos aislados.
Despertaba sudando en el interior de aquella horrible caverna de paredes blancas y gélidas y gritaba, chillaba ¡aullaba desesperado mi absoluta soledad! A continuación lloraba y callaba, callaba y callaba temblando. Mientras aguardaba el momento en que el depredador o las fieras alertadas por mi estúpido estruendo entraran a devorarme.


Charla en el despacho del doctor Higueras Landa:

— Y bien señora Roxana ¿cómo encontró hoy a su marido?
— Si le soy sincera doctor ¡creo que ha mejorado! Ahora me mira con más atención y sé que me reconoce. Lo percibo.
— Sí, es cierto. Puede que la reconozca. Pero me temo que aún no ha salido de su trauma y sigue refugiado en su estado catatónico.
— Sí. El accidente fue muy grave. Yo nunca hubiera podido resistirlo. Quedarse encerrado así, en el congelador del barco pesquero donde faenaba mientras hacían escala en Terranova. Uf… Fue un accidente terrible y desafortunado.
— Lo sé y lo siento de veras señora Roxana. Lo que no entiendo es cómo se le ocurrió meterse ahí. Sabiendo que la puerta si se deja abierta se cierra de forma automática a los quince minutos. Y además, era su turno de guardia y la tripulación estaba fuera, ya que libraban durante cuarenta y ocho horas.
— Oiga, Doctor... Cuénteme una cosa.
— Diga Roxana.
— Cómo... ¿Cómo se salvó? ¿Cómo lo encontraron? Lo cierto es que entre la policía y algunos marineros me han contado tantas versiones ya que me gustaría saber la verdadera... Si es que la hay una, claro.
— ¿¡Pero cómo!? ¿No lo sabe?
— Ja… Pues la verdad. Estoy hecha un lío.
— Verá, su marido es muy sagaz señorit… Hum señora López. Cuando la puerta se cerró su marido sin duda supo que estaba perdido dentro de aquel compartimiento insonorizado y a menos 40ºC. Pero no desconocía que aparte del congelador central para el pescado había otro para la carne que estaba a menor temperatura.
— ¿A qué temperatura?
— A menos 10ºC tan solo, y el llevaba una pelliza y guantes. De modo que se introdujo allí, se encogió como pudo y aguardó a la providencia. Sin embargo la suerte no lo ayudó demasiado pues ni uno solo de sus compañeros se adelantó; sino al contrario, llegaron con seis horas de retraso. Y cuando lo descubrieron estaba en un estado lamentable. Por cierto hay algo que me llamó la atención.
— Diga doctor.
— Llevaba un volumen de la expedición de Shackleton a la Antártida. Estaba tan fuertemente aferrado a él que nos costó quitárselo de las manos. Es más, cuando lo hicimos, se puso a gritar como un endemoniado. ¿Sabía usted algo de su afición a los polos?
— ¿A los polos? ¡Ah! Pues sí... Le gustaban, le encantaban los polos de chocolate. Pero ¿el frío y esas cosas? Porque se refiere a eso ¿no?
— Sí señora. A eso voy...
— ¡No! No por dios. Eso le horrorizaba. Le volvía loco de espanto.
— Gracias Roxana ya puede marcharse. Y descuide, por ahora su marido está en las mejores manos. Fíjese que cuidamos de que se alimente cada día y parece escucharnos. Claro que nos hemos dado cuenta de que no conviene hablarle de frente. Es mejor hacerlo por detrás y pegado a su oreja. Entonces parece escuchar. ¿Que tonterías verdad? ¿Me estaré volviendo loco? Ja…
— No me diga más doctor... Así es la vida.


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José Fernández del Vallado. Agosto 2006.


30 libros abiertos :

Naveganterojo dijo...

Ante nada, bienvenido de nuevo, hacia tiempo que echaba de menos estas lecturas.
Pobre hombre, lo que es capaz de inventar la mente en momentos de peligro.
Imagino que una vez se recupere dejaran de gustarle los polos, sean del sabor que sean,je,je.
Un abrazo.
Salud y felicidad

Anónimo dijo...

mmmmmmm ahhhhhh ehhhhh mmmmmmm jooooooooo que no se que decir, jejejeje.

Bueno sí, que lujazo leerte otra vez, te echaba de menos. El texto me dejó algo descolocada, pobre creo que va a dejarle de gustar nada que tenga que ver con el hielo.

Un abrazo enorme, y hasta pronto.

PABLO JESUS GAMEZ RODRIGUEZ dijo...

Bienvenido de nuevo, querido Moderato, es un genuinoi placer volverte a leer de nuevo.

Y vuelves de la mano de Ernest Shackelton, que a bordo de su goleta “Endurance” pasaria a la historia.

Lo dicho: ¡ bienvenido ! y un fuerte abrazo.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Cómo me han atrapado siempre las historias de grandes exploradores atrapados por la nieve.
Cómo atrapa el suspense de esta entrada tuya.

Unknown dijo...

Una gran relato mezclando la realidad y el surrealismo propio y necesario para hacernos cambiar de registro al darle… esos giros inesperados.
Feliz regreso amigo.
Un abrazo

Arantza G. dijo...

Que bien que regresaste!!
La supervivencia...cuando nos vemos en peligro se dispara nuestra imaginación y echamos mano de cualquier cosa o idea.
Siempre es agradable leerte.
Besitos

Carver dijo...

Gracias por tu visita, creo que ya te lo han dicho, pero es un gran relato.

un abrazo

lichazul dijo...

josef

siempre es un gusto volver y leer tan buenos relatos
la adrenalina se siente y la madurez de tu pluma nos convence y nos arrastra hacia donde ella nos quiere llevar

besitos de luz
gracias por volver a mi espacio

Paquita Pedros dijo...

Hola cielo me alegro volver a leerte se te echaba de menos
me gusto tu realto como siempre un placer
un beso

LUX AETERNA dijo...

Extrañaba estos cuentos tan tuyos, esos relatos tan pero tan imaginativos que uno va leyendo y disfrutando con la certeza que jamás va a adivinar como terminan, es casi como una marca registrada tuya, como una característica de un serial killer.

Te mando un abrazo y me gustó mucho como siempre.

Anónimo dijo...

bienvenido nuevamente a la red!!
debes saber que se extrañan tus historias profundas y misteriosas!!!!!

gracias por regresar con ésta..
es........perfecta.

besos

Lara dijo...

Todo por sobrevivir, todo. Como me gusta volver a leerte ;)
Muuuuuacks!

MORGANA dijo...

Te añoraba...me alegro de tu vuelta y me gustó volver a leerte.
Besos.MJ

Amig@mi@ dijo...

Echaba de menos el engancharme con tus relatos.
Veo que sigues haciendonos imposible el dejarlos a medias. Un abrazo y me alegro de tu vuelta ;)

Verdial dijo...

Se te extrañaba.
Que bueno el relato. Al principio pensaba que se trataba de supervivientes en una guerra de los mundos o víctimas de una catástrofe mundial. Me ha sorprendido y gustado mucho el resultado.

Un abrazo

panterablanca dijo...

Buufff, casi me he congelado leyéndote, que a mí no me cuesta nada. Me ha encantado.
Besos felinos.

panterablanca dijo...

Ah!, no sé si te lo había dicho, creo que no. Si quieres que se actualice mi blog en tu blogroll, debes copiar el enlace de esta manera :

ladurajungla.blogspot.com/feeds/posts/default

ESto vale para todos los blogs que están censurados :-)
Más besos, selváticos.

Unknown dijo...

Mi querido Josef, maestro de historias. Ya ves, todos te hemos echado de menos, y no veas la cantidad de veces que he pensado cómo te iría con tu libro, y la valentía que has tenido de dejarlo todo para conseguirlo. A ver si algún día yo logro sacar, arrancar...de dentro de mí, el mío...en cuanto al relato, como siempre, enganchando y sorprendiendo. Un placer leerte otra vez y enhorabuena por todo lo que estás haciendo con las letras, con las musas, con los relatos, con esta forma de vivir "en palabras". Un abrazo enorme, eres inspiración y ejemplo, gracias...

Julia Hernández dijo...

La mente y sus laberintos insondables, imprevisibles en momentos en que el temor se adueña de ella. Me ha encantado, he sudado sintiendo la desesperación del encierro, cualquiera que ésta sea, para finalizar en un punto tan particular que te hace tan singular. Eres un gran escritor mi querido amigo. Me alegra mucho tu regreso! Un fuerte abrazo.

Beelzenef dijo...

La mente es un mundo sin salida, la catatonia cierra todas las puertas. Y aquel frío aterrador es la peor pesadilla.

Un fuerte abrazo, amigo mío, que ojalá llegue a donde quiera que estés

Anónimo dijo...

que bueno que vuelvo a ver tus escritos por aca, siempre es agradable leer algo original
un abrazo amigo

Dama dijo...

Sigues sin defraudar Josef. Me ha encantado el suspense hasta el final.

Muchos besos y bienvenidas esas musas.

Off topic: He entrado a descargarme el Ebook y cuando he llegado a la parte de la tarjeta me he puesto a buscar la cartera y no ha tenido narices a aparecer. Mañana vuelvo y lo descargo, estoy deseando leerlo.

Gracias

Spica dijo...

...me encanta cuando se mezcla la fangtasía con la realidad...es como cuando te dan una sorpresa...
...me encanta leerte...un abrazo...

lanochedemedianoche dijo...

Leerte es un lujo, me alegra mucho tu regreso en este fantástico relato.

Besos

MRB dijo...

¡Por fin he vuelto a saber de tí!Y parece que traes muy buenos impulsos. ¡A seguir escribiendo, porque lo haces muy bien!
Un beso.

Violeta dijo...

Primero graciaspor tus palabras en estos momentos que no se por donde ir...y lo más importante es tenerte de nuevo haciendo que la imaginación ante tus textos comience a despertarse..un beso enorme navegante!

mia dijo...

eres un exquisito

que siempre me sorprende

Besos desde Dijon,me

quieres enviar otra vez la dirección?

MAYTE dijo...

Ufff, que frío casi me congelo como el protagonista de tu historia... que por cierto... es genial.

Un beso

RR dijo...

A mi jose, estas historias no me gustan mucho pero no dejo de reconocer tu fuerza en el escrito, en el lenguje y en tu arte ppara hacer que volemos con la imaginacion...eres un gran escritor, xq a mi ya me permites ir mas allá y ponerme en situacion...gracias por escribir...

Julia Hernández dijo...

Y yo paso, me detengo, escucho tu música y te leo con la misma ilusión. Entonces me pregunto si algún día volveré a tener la alegría de saber de tu regreso...no importa en que lugar o que tal si inventas un planeta espectacular!. Mi abrazo.

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