Un
nuevo otoño consumía con precipitación redundante la vida de Marc. Se cumplían
seis meses del terrible accidente de Sonia, y continuaba echándola de menos.
Trabajaba a destajo, pero eso tampoco era suficiente para llenar sus áridos momentos
de soledad...
Eran
las seis de la tarde, pronto anochecería, se esforzaba en asimilar el último
libro que le había regalado un compañero, de título: “La guerra contra el
cliché”, de un escritor inglés de renombre. La cuestión, no lograba meterse en
la trama. Llamaron al timbre, desperezado por el timbrazo, sin ni siquiera
calzarse, corrió a abrir la puerta. Antes de hacerlo, echó un vistazo a la
cámara de seguridad, y vio a una belleza. Volvió a calzarse, se peinó, se puso
desodorante y nada más abrir, por primera vez en meses, algo en su interior le
hizo olvidarse de sus circunstancias. Desde luego, era una muchacha de ensueño.
Aunque lo primero que dijo y cómo lo dijo, no le encajó. Fue lo siguiente:
—
Hola,
soy María. He venido a hacerte compañía.
Permaneció
rígido, observándola con suspicacia, dudoso preguntó.
—
¿Te
conozco de algo?
Ella,
abriéndose paso, dijo.
—
¿No
lo sabías? Lucio, tu hermano, me propuso que viniera, y yo acepté gustosa.
La
miró de arriba abajo. Como toda mujer acostumbrada a ser observada, se
desenvolvía con desparpajo. Y pensó: “Debería de haberlo supuesto. Mi hermano.”
Preocupado
añadió.
—
Así
que no te conozco. ¿Nunca nos hemos visto?
—
Oh,
desde luego. Estoy casi cansada de verte. Te veo vía satélite, en documentales,
en el visor... ¡Eres toda una excelencia!
—
Bueno,
por lo que veo mi hermano también lo es y... Oye... No habrá qué...
La
chica refunfuñó, inventó una mueca lasciva, y respondió.
—
Te refieres a pagar. Crees que soy una
cualquiera, ¿no?
—
No,
disculpa. Pero... no todos los días llama a mi puerta Afrodita.
—
¡Vamos! Déjalo ya. Has sido bastante grosero. ¿No
te parece? ¡Presta atención! Repito: Soy una amiga de Lucio que sigue de cerca tus
pasos. ¿Pasa algo?
—
Ya...
Lo suponía. ¿Caza fortunas?
Caminando
con sosiego rodeó la mesa de mármol del salón y añadió.
—
Así
que no das el brazo a torcer. Claro que... ¿debo de parecerlo, verdad? Y siguió.
—
Sí,
estoy al corriente, eres un tío forrado...
Se
mantuvo en silencio unos instantes, y tomando aire, adujo.
—
Aunque
para nada. No soy una inútil de ésas. Sé hacer de todo.
Confundido,
Marc se dejó caer sobre el sofá y de su voz, en cierto modo pasmada, apenas
brotó un susurró.
—
Ya.
¿Y qué es lo que sabes...?
Ella
lo miró solazada. Dejó escapar un ronroneo similar a una risita, y comenzó.
—
Sé
coser, soy buena fregando y planchando pero sobre todo, y esto es algo
importante, sé bastante cocina.
Y
con orgullo añadió.
—
Tengo
un Máster.
Llegó
a su altura y sin demostrar un destello de rubor, se acomodó junto a él.
Marc,
incómodo, cruzo los dedos de ambas manos y titubeando, sin atreverse a mirarla,
la desafió.
—
Bien, genial... Buena forma de presentar tu
candidatura para enrollarte conmigo. ¿Alguna cosita más?
Ella,
sin darse por enterada, contempló con fascinación la enorme pecera que estaba a
su izquierda, en la que había incluso ejemplares de cría de escualo. Sin forzar
la voz, dejó escapar.
—
Sí,
amo a los hombres que me agradan y también... bailo.
—
¿Bailas?
Se
levantó y balanceándose con exquisitez caminó hasta el equipo de música, ojeó
la lista de reproducción, pulsó un botón y el One Wing de Wilco comenzó a
sonar. Dándose la vuelta estiró los brazos y dijo.
—
Pasado, pero genial.
Hizo
un aspaviento con ambas manos y excitada, agregó.
—
¿¡Vienes!?
Marc
trazó una pantomima en el aire y las cortinas metálicas de la habitación
comenzaron a cerrarse, hasta que el entorno, excepto tenues y anaranjados rayos
del sol que se filtraban, quedó envuelto en penumbra. Se reunió con ella, la
tomó de la cintura y apreció su templanza y elasticidad. A pasitos, con
indecisión palpable, comenzaron a evolucionar.
Dos
canciones más ella estaba contra la pared, apoyada de espaldas alzó una pierna
y la acomodó sobre los gemelos de Marc, quien a su vez aspiró con sofoco y la besó.
Sus lenguas se entremezclaron enlazándose de forma febril, palpó su paladar, mientras
acariciaba su nuca ella se detuvo y cuando volvió a besarla no obtuvo otra
respuesta que unos labios rígidos; unos brazos que lo acorralaban como tensas
lianas, y un cuerpo de pronto tan frío como el de una merluza congelada...
Aulló
de estupor, se detuvo, y la miró con detenimiento, meditó unos segundos, tanteó
de nuevo la nuca de María, y ahí estaba: El resorte. A continuación, jadeando
con desesperación, se liberó de sus brazos y la pierna entrelazada, la agarró,
y alzándola como si fuera un maniquí, la apoyó contra la pared.
En
ese momento sonó el timbre, la puerta se abrió y las luces se encendieron.
Detenido detrás del marco, como un gigante feliz, estaban los dos metros tres
de Lucio, sonrojado y risueño, que berreaban feliz cumpleaños. Se giró y echó
un vistazo al calendario tridimensional alojado en el centro del la sala. Era
sábado, veintidós de octubre, estaba tan descentrado que incluso había olvidado
su aniversario. Miró con ojos sanguinolentos a Lucio, quien traspuso la puerta
y encajó un puñetazo en la barriga y otro en el mentón. Apenas afectado extendió
sus tentáculos, atrapó los brazos de Marc y haciéndole un pressing, le dijo.
—
Calma
hermanito. Podrás hacer lo que quieras con María. Es genial. Pero nunca
toquitees esa nuquita tan hermosa... y si te gustan las nucas ya inventaremos
algo para que no se te desconecte. Y ahora ¿puedo soltarte?
—
Si...
¡Déjame en paz sucio inventor de pacotilla!
—
¿Yo?
—
Sí
tú. Así es como piensas llenar el vacío de Sonia. ¿Regalándome a una vulgar
androide?
—
Oye.
No es para nada mediocre. Es la mejor de su clase.
—
Claro,
la novia de Blade Runner ¿no?
—
No,
mucho mejor que eso...
—
¡Ja!
Pues no la quiero, te enteras. No deseo joder con una muñeca de cables y
silicona... Para eso la adquiero en un establecimiento porno...
—
Oh,
es mucho más. ¡Vale millones!
—
Y
no podías haber tenido una idea más ocurrente, ¿verdad?
—
Creó
que sí.
—
¿Cómo?
—
Aquí
tienes las llaves del coche que falta en tu colección, un Pontiac G5 Top Speed.
Está ahí abajo.
—
¡Caramba,
hermano, te pasaste! Y además...
—
Qué...
—
Jodido.
¡Me diste el pego!
—
¿En
serio? ¿Lo hice? ¿Engañé al maestro de la robótica?
—
Sí,
lo hiciste. Ahora me doy cuenta. He desperdiciado mucho tiempo en lloriquear y
me has sobrepasado. Ahora eres tú el número uno.
—
Entonces,
sin rencores. ¿Amigos de nuevo?
Dijo
Lucio, avergonzado y feliz, y tendió su manaza. Era, una vez más, el de
siempre.
Marc
se la oprimió con entusiasmo, de forma casual pulsó el resorte en su dedo
pulgar y la fisonomía de Lucio se puso tan fría como una merluza congelada...
A
Marc no le hizo gracia la ocurrencia. Reconocía en su hermano a un genio, pero
nunca había sospechado en qué punto dejó de ser hombre para convertirse en
androide.
José
Fernández del Vallado. Josef. Octubre 2011.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
34 libros abiertos :
Un relato ingenioso y entretenido de ficción, con una forma relajante de llegar al lector. Lo he disfrutado a mil!!! Besos!
Ciencia ficción pura y dura. Buen giro que nos deja descolocados. A mí al menos me pillaste.
Un abrazo
Buena sorpresa para un cumple
(me hizo gracia lo de la merluza congelada, jaja).
Buen finde, José.
La novia de Blade Runner todavía me fascina...
Un antes y un después de esa peli.
El relato es genial.
Saludos.
Tu relato es maravilloso, como todos, pero este tiene un desarrollo en la trama que me encantó.
Lo primero que hice luego de leerlo, fue tocarme la nuca, no fuera cosa que...
¿No seremos todos androides, desprogramados?
Un hermoso domingo para vos!!! Felicitaciones!!
Un buen relato mezcla de realidad y ficción. Me encanto el aspecto de tu blog que facilita su lectura.
Un abrazo.
Me imagino a Angelina Jolie.
Besitos
UN PLACER CONOCERTE.
UN SALUDO
MARIAN
Sabes que siempre es un placer para mi leerte. Tus relatos siempre toman ese giro impedecible que tanto enganchan. Estás siempre a la expectativa. Vaya sorpresita de cumple. La ficción y la realidad se entremezclan y nos deleitan.
Un abrazo querido amigo.
Ufff... un final que no esperaba!! ;)
Saludos.
Hola, Josef.
Buen Relato.
Lo he pasado bien leyéndolo. Lo de la merluza congelada me ha hecho gracia, je, je. Y, quién sabe, quizá no esté tan lejos ese futuro en el que nos tengan que regalar a todos un androide para nuestro cumple, je, je… Poca guerra van a dar los ligues.
Un beso.
Hola, querido Josef. Tienes razón, estoy perdidilla de este genial blog. Y mira, que divino ha sido leerte. Me he reído con Marc, Lucio y María. Me quedé alucinada con lo de la androide, y el giro del final aún más.
El diseño de tu blog, es precioso. Me gusta la forma en que se observan las entradas, y la cantidad que me he perdido de leer.
La música hermosa.
Un placer retornar a uno de los primeros blogs que sigo. Un placer leerte mi querido y estimado Josef. Prometo no perderme por tanto tiempo.
Besitos lluviosos (está cayendo una aquí, fuertisimo)
Exelente relato, me llamo mucho la atencion la trama, el futuro que a veces creemos ficción ya es una realidad, en poco tiempo los robots en casa serán como tener una lavadora, o una nevera.
Fantástico...
Empezó a ser androide desde que decidió que podría cambiar a uno de ellos por un ser humano.
¡Qué lastimita!, con todo lo que sabía hacer.
Besos.
Excelente, Josef, un cuento con emoción, con sorpresa y con trasfondo. La ciencia ficción te sienta de maravillas, el suspenso también...
Un beso grande.
Un cuento lleno de color. Me gustó. Abrazos.
Original sí que es el regalo..., pero no sé si compensan las sorpresas que se lleva uno con tanto androide. Yo casi prefiero una cajita de bombones.¡ Pero el relato genial como siempre!.
Besitos.
Hola, vine a devolverte la visita y tú relato me atrapo, me ha sorprendido gratamente, así que vendré de vez en cuando a leerte.
Un saludo.
que puedo agregar si todos ya lo han dicho, simplemente disfrutar tu creación Josef
Felicitaciones una vez más por tu hacer lleno de talento
besitos
Muy ingenioso Josef, lo disfruté porque me encanta la ciencia ficción...La plantilla de tu blog fantástica, se visualiza todo en forma ordenada y armónica.
Un abrazo para ti.
me ha encantado tu blog! lo seguire! gracias por el comentario!
Muy grato para mi cuando al devolverte la visita veo tantos androides... ¡Me encantó tu relato!.
Un gran sorpresa, también para mí.
Un abrazo.
En realidad creo que él también lo es. Todos, a esas alturas, lo son.
Tú sufres síndrome de abstinencia y yo agobio cuando no escribo. Vaya par:):)
Abrazos
Que bueno Josef, me has sorprendido. Desde luego eres buenísimo escribiendo. ¿No serás tu también androide?.
Un abrazo
¿Y si todos fuésemos, ya, androides?
Muy pero que muy bueno, me encanta como los finales de tus historias tienen esos giros inesperados que lo cambian y lo mejoran todo
Besos
Excelente. Eres un maestro con esta historia. Como para contarla ya ya dentro de un rato. Gracias por tu visita al blog.
un gran final... sorprendente y intrigante ...
saludos :)
madre mia que sorpresa al final...¡¡¡
relato futurista donde los haya...
siempre me sorprendes...
un abrazo joseffff
Muy bueno, Mod, muy conseguida la mezcla entre ficción y realidad.
Leyendo este relato no he dejado de pensar en la película EVA, te recomiendo que vayas a verla, en serio, no te adelanto nada para no desvelarte las sorpresas que te puedes encontrar en ella. La película tiene algunas similitudes con tu relato, es increíble. Me pareció una película mágica.
biquiños,
Este cuento es buenisimo, me encanta el final sorpresivo y abierto. Es siempre un placer pasear por tus letras, Josef. Un beso y felicitaciones!
Hola Jose, agradezco pasaras por mi espacio y me siguieras, espero acudas a leer alguno de mis escritos algún día.
Me ha gustado tu blog, te seguiré para continuar leyendote.
Besitos de Arte.
Sorprendente y espectacular relato .. sólo me ha quedado una duda.. Marc es humano o andróide tambien?? .. Sea como sea.. me ha encantado..
Un abrazo.
Un rlato excelente. Detrás de la ficción lo más denuino de la especie humana.
Un cariño.
Eleonora.
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