viernes, agosto 23, 2013

La Montaña de Humo. SINOPSIS.

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SINOPSIS:
Finalizada la Guerra Civil, el oficial Enrique Martín, combatiente en el ejército Popular Republicano, es encarcelado y aguarda el garrote o el fusilamiento. Será entonces y cuando de forma inesperada sea puesto en libertad. Redimido buscará ocupación en la materia en que antes de iniciarse la contienda se licenció: La vulcanología. Sin lograrlo y marcado por su sino, una década después será un hombre frustrado. En ese momento y para su sorpresa recibirá una cantidad. Al principio desconfiará, y aún más al darse cuenta de que su benefactor es un personaje vinculado al régimen. No obstante, un descubrimiento trascendental le hará cambiar de parecer y aceptará el dinero con un fin extraordinario. Embarcarse en un viaje con el objetivo esencial de progresar en el terreno de la vulcanología, pero a la vez, como él mismo espera, para que le ayude a olvidarse de tres cosas: su pasado, su familia y Celia. Y así, sin sospecharlo, transitará hacia una aventura cuyo destino será el impresionante volcán «Erta Ale», situado en Etiopía, en el árido y abrasador desierto de Danakil. Donde vivirá un episodio audaz, en el que aparte de los riesgos derivados de los nativos afar, tendrá que afrontar los accidentes naturales, su propio interior, y un pasado todavía encendido en su corazón, y que nunca le abandonará.


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viernes, agosto 16, 2013

«Hoy».



Los preparados no reaccionan en mí de la misma forma que antes. ¿Me gusta estimularme, o es la vida ese cóctel narcótico? Los ánimos se van reprimiendo y se apagan un poco, nunca mueren del todo. Es agosto y hace mucho calor. Sigo aquí, en el mismo lugar. Tras los muros de una casa que hoy se ha convertido en condena o soberbio Paraíso Eterno (dentro de mi blog. Hoy algo sucio y apagado. Voy a restaurarlo). 
Este es el lugar que me vio nacer y ahora me atrapa transfigurándose en mi mente. Un cerebro viejo y algo usado que se niega a seguir progresando y con algo de desconcierto, vive haciéndose una pregunta (cuestión que en sí es la de siempre): ¿Hacia dónde...? 
Algunos de mis pensamientos hoy —lo comprendo y entiendo— no son acertados ni cautivadores. Sigo adelante sin ella. ¿Acaso ahora, hoy, la necesito si antes nunca la tuve...? Sigo sin saberlo, pero entiendo que así sea. 
En cambio, hoy, sé una cosa: La vida se hace corta, muy corta. ¿Soy egoísta respecto a ella? ¿La dejo pasar o se abre paso atropellándome? Se abre paso. Es evidente. 
Además, sé otra cosa: Me quedan unos años. ¿Cómo hacer para que el tiempo detenga su avance y transcurra con mayor lentitud? ¿Cómo hacer para saborearlo en su plenitud? No. Está claro. Respecto a eso nada que hacer. No es hoy por hoy. Se trata de ahora. Ése es el tiempo que hay que vivir y gestionar... 
Pero sé algo más: De momento vivo... hoy, ayer, anteayer. En el fondo me queda ese poso. Más que algunos, menos que muchos. Dentro de mí ese deseo que supongo es el de casi todos: Permanecer plenamente, quedarse, mantenerse, conservarse, con la inconformidad de hacerlo siempre más a fondo. Y sin embargo sé lo que tengo. No es mucho. Más que muchos y menos que unos cuantos. ¿Estoy conforme? ¿No? No. ¿Y por qué no? No lo sé... Pero hoy sé que nunca lo estaré. Sí, soy egoísta, no cabe duda. Debo aprender a valorar más despacio lo que tengo. 
Una cosa me inquieta. ¿Por qué vivir tan rápido si nunca fue necesario? Y sobre todo, por qué olvidar las cosas que conseguí una vez las logré. 
A veces, hoy, pienso que no soy yo. Trato de acordarme de mí mismo sin conseguirlo. Me noto diferente. ¿Dónde está ese niño que devoraba plátanos y chocolate, jugaba con sus amigos a las canicas...? ¿Y todas aquellas personas que una vez conocí? Ellos están bien. En cuanto a mí. Aquí sigo, hoy, igual que hace cincuenta años y ¿mañana? No lo sé. Aunque de momento... ya sea hoy y no pueda cesar de escribir... 
Saludos. ¿He vuelto? No... Nunca me fui. Aquí estaré siempre. 

José Fernández del Vallado. Josef. Agosto 2013.

jueves, agosto 08, 2013

Seis de Agosto Hiroshima.

Fuchio abrió pronto los ojos esa mañana, se asomó al ventanuco, y vio que hacía un día en general soleado. Eran las siete y media y sus arrozales situados a seis kilómetros del centro resplandecían con los primeros rayos del alba. 
Desayunó con calma, mientras meditaba en qué lugar del sembrado había creído ver el día anterior el nido de víboras. Recogió los aperos, besó a su mujer y salió al campo. 
Comenzó a caminar y se detuvo con sigilo, al sorprender picoteando en su parcela a una bandada de grullas de cabeza oscura –aves míticas y adoradas en Asia– pero al parecer no fue lo suficientemente silencioso, ya que apercibidas de su presencia, las aves emprendieron el vuelo de forma sutil y elegante. De todas formas sonrió satisfecho y prosiguió su camino mientras observaba los nuevos brotes de arroz. 

Miró su reloj de bolsillo; las ocho y diez. Volvió su mirada a la izquierda y sobre un montón de rastrojo las descubrió. Desenvainó la guadaña y oyó el murmullo sordo del avión. 
Cubriéndose la frente para protegerse del Sol elevó su mirada y distinguió el aparato. No le prestó atención. ¿Para qué? «¿Acaso merece la pena una civilización que sólo trae disgustos y preocupaciones?» se dijo para sí. Volvió a centrarse en las serpientes y cuando se disponía a descargar el mandoble se hizo de noche. 
Asombrado trató de mirar al firmamento en dirección a la ciudad, algo que hizo al tiempo que atacaba el nido de víboras. Un brillo cegador lo deslumbró, resbaló y cayó. Sintió la quemazón en un brazo, estremecido se incorporó y mientras se apresaba la herida vio la nube ascender, escuchó el fragor de mil truenos retumbar y un violento vendaval lo elevó varios metros de espaldas. 

Aterrizó sentado, chapoteando sobre el arrozal, preso de gran confusión. Aterrado, lo primero que pensó fue que los dioses castigaban la maldad de los hombres. Entonces, por la carretera procedente de Hiroshima, asistió aturdido a un desfile de almas en pena. Seres despellejados del color del carbón, muchos de ellos parcialmente mutilados, musitaban débiles quejidos o ni siquiera hablaban palabra mientras caminaban hacia ningún lugar...
Uno de ellos, renqueante, extendió sus manos llagadas y suplicó. «Por favor... ¿Tienes... agua...?»
Comenzó a llover. Era una lluvia sucia y oscura que olía a calcinado y tiñó el campo y los sembrados de un color negro de muerte… 
Fuchio no pidió ayuda, comprendió que todo era inútil. Aquella mañana el mundo estaba sentenciado...

COMO CASI TODOS LOS AÑOS, RECORDANDO LA ESTUPIDEZ HUMANA Y UNA DE SUS MÁS HORRENDAS MASACRES.


José Fernández del Vallado. Josef.


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lunes, abril 15, 2013

Mi Tía Matilde.


   


Recluido en mi sótano trato de inventar una frase y la olvido. En realidad llevo días colapsado y cuando quiero escribir mi mente vuelve a ella. 
  Ella era mi tía Matilde. Me basta sumergirme de nuevo en el recuerdo inextinguible de su mirada limpia e ingenua, o tal vez sabia y optimista, para romper el hielo y renacer a una primavera floreciente.   
  Mi tía, hacía tiempo padecía del corazón en silencio. Ingresó de nuevo en un hospital y esta vez no se quedó, partió a ese lugar desconocido o tan trillado que a lo mejor se encuentra aquí ahora mismo, sentada sosegadamente a nuestro lado, tomando una copita de vino y degustando un delicioso manjar. Amaba las delicias que la vida nos regala y sabía que estamos aquí para disfrutar, no para sufrir y sacó buen provechó de una lección que aprendió como pocos entendemos.    
  El otro día no se rindió a la muerte, abrió sus alas a un firmamento eterno y allí sigue, haciendo lo que sabe: Escribir libros inspirados en el misterio, la ternura, y ciertos sentimientos mágicos. 
  Hay algo que echaré de menos. El regocijo contagioso con que me dejaba siempre después de sus animadas y alegres visitas. Eso también era mágico y sobre todo único. 

José Fernández del Vallado Gª Agulló. Abril 2013.

 
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martes, enero 29, 2013

Fin de una etapa Bloguera.

El 4/12/2006 publiqué en mi blog: Moderato_Josef mi primera entrada. Se trató de un relato de terror que tenía su desarrollo en las selvas ecuatoriales del continente africano. El relato se titulaba: Crónica Confidencial de un Periodista. 
Con aquel blog trabajé tres años durante los cuales publiqué un total de 174 entradas, llegó a tener 86 seguidores y 18.269 páginas vistas. 
A partir del 2009 tuve problemas técnicos extraños de configuración, debidos a bloguer. Entonces y a partir del 27/08/2008, inicié mi andadura con mi otro blog: Moderato_Dos_josef. Mi primera entrada fue un relato erótico, se titulaba: Yo, Cristina Márquez, Confieso. 
Con este segundo he estado trabajando cuatro años y cinco meses, publiqué un total de 364 entradas, ha llegado a tener 580 seguidores y 79449 páginas vistas. 
Hoy estamos a 29/01/2013. Después de un periodo de seis años y un mes he reflexionado y tengo que decir que encuentro que mi periodo bloguero se termina o en todo caso, avanza a otra etapa diferente. Lo dejo, pero no me retiro de escribir. Me voy a otra disciplina. Una pauta de trabajo que para mí exige, si cabe, mucho más tiempo y concentración. A partir de ahora dejo los relatos y cuentos y me dedico a escribir libros. De hecho, lo estoy haciendo desde hace más o menos un mes. El primer mes de este año. 
Hay un dicho, dice así: Año nuevo, vida nueva. ¿Será así? 

Quiero agradecer a todos los que, desde este lado del atlántico: Andalucía Alicante, Murcia, País Valenciano, Asturias, Cantabria, Canarias, Baleares, Galicia, País Vasco, Navarra, La Rioja, Cataluña, Aragón, Extremadura, Castilla la Mancha, Madrid, Portugal y todos aquellos países de otros idiomas que olvido. Y al otro lado del océano, en las cumbres de los Andes, los desiertos peruanos, las pampas argentinas, los volcanes chilenos, las selvas colombianas, los lagos y senderos del altiplano, Venezuela, Méjico, Costa Rica, Bolivia, Ecuador, Brasil, Nicaragua, Honduras, Panamá, El Salvador, Estados Unidos, islas del Caribe... alguna vez me habéis visitado y seguido, sin excepciones, vuestras palabras de apoyo y gratitud. 

Un abrazo inmenso. 
Y gracias. Porque hicisteis posible este sueño mío que también se convirtió en aventura. 
 José Fernández del Vallado. Josef. 29/01/2013.

PD: Poco a poco, al mismo tiempo que aprendo, iré anunciando la difusión de mis libros. Hasta siempre.



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sábado, enero 05, 2013

Laberinto de Vida.

    Lo encontré en uno de mis éxodos. ¿Estaba al norte al sur o al oeste? Todo lo que sé es que mis afanes estaban centrados en eludir el opresor imperio de la realidad. Y aquel paraje... Dieciocho horas de marcha constante alojado en la caja de una camioneta. Mi mente comenzó a extraviarse, mis movimientos eran mecánicos... 
    De pronto estaba allí, en un lugar diferente. Y así podría nombrarse. En qué radicaba la supuesta diferencia. Había cruzado la frontera entre un mundo blanco y uno negro. ¿Era aquello ventajoso? Tal vez no significara nada. En cambio, por muchos quilómetros que recorriera, había algo de lo que no podría librarme. Nunca me sabría lo suficientemente lejos de quien detestaba y, por la misma razón, tampoco estaría cerca de quien amé... 
    La camioneta comenzó a ascender las laderas de una serranía. 
    Bajamos y volvimos a remontar. Dejamos otras montañas a nuestras espaldas y sin orientarme, entramos en aquel lugar colmado de furioso verdor y humedad aplastante. No era selva. Sino opulenta anarquía de maleza. Tampoco eran un lugar olvidado. Simplemente un espacio donde el tiempo no prosperaba o se detuvo, igual que le sucedió a mi reloj de pulsera sin que yo me diera cuenta. 
    Me alojé en una cabaña de bambú. 
    No podía dormir. Se hizo de noche pero no era noche cerrada. Me seduce esa clase de oscuridad. Te deslizas libremente, sin advertir sobre ti las miradas de reproche, reconoces a las personas por sus murmullos de atrevimiento o suspiros de alivio y luego, desapareces ponderando que el encuentro solo ha sido un sueño subrepticio. 
    El local tosco, engullido en la espesura. La barra de madera noble. El taladro constante del aguacero, la botella de ron, mi soledad premeditada y ella ¿de dónde salió? Antes siempre había una mujer al otro lado de la cuerda, de la barra, o sentada a mi lado. Ahora no. Era casi menos que cuando nací. ¿De dónde salió? 
    Recuerdo sus incisivos de leche al sonreír con expresión triste, sus ojos negros y dulces; su forma de aferrarse a mí, con desespero y ansiedad mientras bailábamos; su cautela al aprehender un escarabajo fosforescente entre sus manos en la oscuridad impenetrable de la selva; su caminar deslavazado, su silueta sinuosa, su frente redonda y brillante de perfil egipcio, su aliento, su sudor, su espalda arqueada, sus silencios cargados de grata incultura... 
    Recuerdo y ya no recuerdo los detalles de las horas que transcurrí envuelto en aquel cenagal de olvido edulcorante. Y sobre nosotros sin cesar de refulgir, un astro de otro mundo, circundado de gasas umbrosas. Era otro planeta. Una playa al borde de la espesura y la suavidad de su risa, como las olas del mar y la brisa... 
    Todo está lejos ahora. No sé volver. Nunca supe encontrar el camino de vuelta en el laberinto de la vida. De todas formas ya no recuerdo, por eso fabulo y alimento mi imaginación con una quimera que nunca tuvo lugar, excepto porque se trató de Un Lugar Diferente... 

    José Fernández del Vallado. Josef. 4 Enero 2013.
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