Los preparados no reaccionan en mí de la misma forma que antes. ¿Me gusta estimularme, o es la vida ese cóctel narcótico? Los ánimos se van reprimiendo y se apagan un poco, nunca mueren del todo. Es agosto y hace mucho calor. Sigo aquí, en el mismo lugar. Tras los muros de una casa que hoy se ha convertido en condena o soberbio Paraíso Eterno (dentro de mi blog. Hoy algo sucio y apagado. Voy a restaurarlo).
Este es el lugar que me vio nacer y ahora me atrapa transfigurándose en mi mente. Un cerebro viejo y algo usado que se niega a seguir progresando y con algo de desconcierto, vive haciéndose una pregunta (cuestión que en sí es la de siempre): ¿Hacia dónde...?
Algunos de mis pensamientos hoy —lo comprendo y entiendo— no son acertados ni cautivadores. Sigo adelante sin ella. ¿Acaso ahora, hoy, la necesito si antes nunca la tuve...? Sigo sin saberlo, pero entiendo que así sea.
En cambio, hoy, sé una cosa: La vida se hace corta, muy corta. ¿Soy egoísta respecto a ella? ¿La dejo pasar o se abre paso atropellándome? Se abre paso. Es evidente.
Además, sé otra cosa: Me quedan unos años. ¿Cómo hacer para que el tiempo detenga su avance y transcurra con mayor lentitud? ¿Cómo hacer para saborearlo en su plenitud? No. Está claro. Respecto a eso nada que hacer. No es hoy por hoy. Se trata de ahora. Ése es el tiempo que hay que vivir y gestionar...
Pero sé algo más: De momento vivo... hoy, ayer, anteayer. En el fondo me queda ese poso. Más que algunos, menos que muchos. Dentro de mí ese deseo que supongo es el de casi todos: Permanecer plenamente, quedarse, mantenerse, conservarse, con la inconformidad de hacerlo siempre más a fondo. Y sin embargo sé lo que tengo. No es mucho. Más que muchos y menos que unos cuantos. ¿Estoy conforme? ¿No? No. ¿Y por qué no? No lo sé... Pero hoy sé que nunca lo estaré. Sí, soy egoísta, no cabe duda. Debo aprender a valorar más despacio lo que tengo.
Una cosa me inquieta. ¿Por qué vivir tan rápido si nunca fue necesario? Y sobre todo, por qué olvidar las cosas que conseguí una vez las logré.
A veces, hoy, pienso que no soy yo. Trato de acordarme de mí mismo sin conseguirlo. Me noto diferente. ¿Dónde está ese niño que devoraba plátanos y chocolate, jugaba con sus amigos a las canicas...? ¿Y todas aquellas personas que una vez conocí? Ellos están bien. En cuanto a mí. Aquí sigo, hoy, igual que hace cincuenta años y ¿mañana? No lo sé. Aunque de momento... ya sea hoy y no pueda cesar de escribir...
Saludos. ¿He vuelto? No... Nunca me fui. Aquí estaré siempre.
José Fernández del Vallado. Josef. Agosto 2013.
13 libros abiertos :
Bienvenido. Con todas tu dudas y temores, tan parecidos a los nuestros. Como siempre muy intereante entrada.
Un cariño.
mariarosa
Esta bien volver a ese espacio que tu creaste para desahogar tu alma y compartir esos sentimientos con todos tus amigos.
Besos
Bienvenido mi querido Josef, se te extraña por este mundo bloguero. Me gusta el texto, y puedo decir que ese niño aún lo llevas dentro. Es bonito dejarlo escapar de vez en cuando y sencillamente vivir. No pensar en el por que no fue, si no más bien me pondré en marcha a seguir realizando cada proyecto y sueño pendiente.
Me alegra mucho leerte y llenar de vida tu hogar virtual, con buena música y exquisitas letras.
Besitos de luz
Tu espacio hace parte de ti, en él te expresas tal como te sientes y te relacionas con tus amigos, no abandones y sigue en tus muros que no son lo suficientes frescos para pasar ese Agosto caluroso.
De lo contrario te vienes por aquí que estamos teniendo un buen mes de Agosto.
Un abrazo
Gracias amiga mía. Lo pasamos bien en tú precioso Monasterio. Jajaja.
Muchos besos y abrazos.
Ayer mismo pensaba en tí Carolina. Todavía siento que no te he agradecido como te mereces las palizas que te pegaste para enseñarme la hermosa Barcelona. Sí, soy un poco frío a veces pero debes sabe que te quiero y aprecio mucho. Eres muy valiosa, ¿lo sabes? Más que mucha gente que se las da de...
Bueno. Sólo agradecer tu visita. Aquí estoy con mis dudas veraniegas casi post veraniegas, pero todavía maceradas en el calor de un verano del que al guien dijo iba a ser un: NO VERANO. JAJAJAJA.
BESOS!
Un saludo y un abrazo mi estimada Maria Rosa.
Hola Mari-Pi-R.
¿Dónde tenéis un buen mes de agosto? ¡Que voy para allá!
Un abrazo y gracias siempre por la cordial visita.
Aquí seguiré.
Siempre me ha gustado quedarme atrapada entre tus letras ... un abrazo Josef
Gracias Xiomara.
Me encanta saber que estás bien. Me gustaria conversar contigo algún día. No sé si a ti...
Un abrazo.
Creo que el inconformismo nos ayuda a seguir avanzando, evita el riesgo de pararse, apoltronarse. Claro que soy inconformista y tal vez sólo sea una excusa. No creo que sea malo, aunque lo ideal sería combinarlo con el reconocimiento de lo logrado para poder disfrutarlo.
Dicen que sólo hay dos días en los que no se puede hacer nada: ayer y mañana. Lo que queda es el hoy, un hoy cada día, paso a paso; unos buenos y otros malos, pero que van sumando. Y dicen también que sumar es mejor que restar. Tal vez sea así.
Me agradó volver a leerte, aunque sea en ese estado de dudas, de no acabar de encontrarse. Lo conozco. Como también conozco lo que es estar aquí, en esta red de blogs, sin estar, pero sin irse del todo. Que las ganas de seguir escribiendo permanezcan es bueno, la oportunidad, la iniciativa y/o las ideas van llegando a su debido tiempo.
Un abrazo
Dudas...bién, al menos las tuyas son veraniegas, las mías diarias, esas que me hacen reflexionar y optar por una pausa, o un punto final o quedarme por estos rumbos filosos e inciertos...Un abrazo
Me pregunto qué te induce a pensar tan "sabiamente" que las mías son veraniegas.
Creo que no aciertas.
SAludos.
Publicar un comentario