Encontré a mi hermano desmembrado sobre los raíles del tren rápido y le pregunté por qué lo había hecho. Mirándome con expresión angustiada, me dijo que la vida había sido injusta con él hasta hacerlo enloquecer.
- Ha sido tu alma quien te la ha jugado, no tú.
Le respondí, mientras recogía sus pedazos y los depositaba en un saco.
Y añadí.
- Tú eres un hombre sano e inocente incapaz de hacer nada malo.
Él se quedó mirándome con asombro y dijo.
- Ah, pues si crees que así ha sido ¿Podrás curarme el alma para que me recomponga, verdad?
En seguida me di cuenta, su alma ya no estaba con él.
Comencé por buscar en bares y establecimientos sin resultado.
Después de tres días de fatigas, de madrugada, me deslicé al interior de un antro cavernoso. Me disponía a retirarme con las manos vacías, cuando descubrí algo que había pasado por alto: un reservado.
Entré. En su interior jugaban una partida de poker cinco individuos. Se presentaron como “Arcángel San Gabriel”, quien permanecía sentado a la derecha de un gran tipo que se hacía llamar “El Padre”; de frente estaba “Chutulú”, una bestia de las profundidades, y a su lado el “Príncipe de los ángeles rebeldes.” Y allí, entre todos ellos, despojada de su fortuna y con el rostro enfebrecido por el vicio, se hallaba el alma de mi hermano.
Me desprendí de mi alma la metí en un tubo de ensayo y lo guardé en el bolsillo de mi cazadora. Y antes de que el alma de mi hermano fuera consciente, la sorprendí por la espalda y me introduje dentro de ella o ella dentro de mí.
Y nos fuimos de allí perdiendo lo justo para salir con la ropa puesta.
Conduje sin freno hasta el pantano más amplio y profundo del país, alquilé una embarcación y me embarqué con algunos suministros. Pese a las protestas del alma, mostrándome indiferente, me situé aguas adentró y una vez allí eché el ancla.
Entonces comencé.
- Eres egoísta, le dije.
Ella se retorció tratando de salir de mí sin éxito.
- Por qué…
Quiso saber, mientras trataba de rallar sin resultado mi dura piel con sus uñas.
- Tú puedes vivir durante generaciones y ser el alma de muchas personas. En cambio, el cuerpo de mi hermano necesita de ti. Por lo menos hasta aprender unas cuantas cosas más.
- Cómo cuáles…
- Como que la vida es única y hermosa, tú no se lo enseñaste.
- Eso lo tiene que aprender él solo…
- Con tu ayuda.
- No... Nada de eso…
Descubrí que aquella alma de alguna forma había sido también dañada, pues respondía de forma soberbia y defensiva y cambié de estrategia.
Saqué mi alma del tubo de ensayo y la dejé expandirse y penetrar en mí con la otra. Y no crean, no resultó fácil sentirme con dos almas que vibraban de forma casi constante en mi interior.
El sol se puso cien días en el centro del lago mientras, los atardeceres, yo recomponía con una máquina para unir metrajes de cine los restos de mi hermano.
Un día, ambas almas me comunicaron que la afectada estaba restablecida y lista. La permití salir y nada más hacerlo, brincó con ansiedad dentro de su cuerpo. De inmediato mi hermano se recuperó y volvió a ser la persona que conozco de siempre.
Han pasado tres años y todo va bien. Bueno, no tan bien. En lo concerniente a mí no marchan las cosas, ya que desde entonces mi alma parece haberse vuelto extravagante y maleducada. Discuto con ella como nunca lo había hecho con anterioridad. Y no sé… No entiendo qué es lo que me sucede, aunque me parece que de seguir así cualquier día de estos ¿acabaré enloqueciendo?
José Fernández del Vallado. Josef. 2008.
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- Ha sido tu alma quien te la ha jugado, no tú.
Le respondí, mientras recogía sus pedazos y los depositaba en un saco.
Y añadí.
- Tú eres un hombre sano e inocente incapaz de hacer nada malo.
Él se quedó mirándome con asombro y dijo.
- Ah, pues si crees que así ha sido ¿Podrás curarme el alma para que me recomponga, verdad?
En seguida me di cuenta, su alma ya no estaba con él.
Comencé por buscar en bares y establecimientos sin resultado.
Después de tres días de fatigas, de madrugada, me deslicé al interior de un antro cavernoso. Me disponía a retirarme con las manos vacías, cuando descubrí algo que había pasado por alto: un reservado.
Entré. En su interior jugaban una partida de poker cinco individuos. Se presentaron como “Arcángel San Gabriel”, quien permanecía sentado a la derecha de un gran tipo que se hacía llamar “El Padre”; de frente estaba “Chutulú”, una bestia de las profundidades, y a su lado el “Príncipe de los ángeles rebeldes.” Y allí, entre todos ellos, despojada de su fortuna y con el rostro enfebrecido por el vicio, se hallaba el alma de mi hermano.
Me desprendí de mi alma la metí en un tubo de ensayo y lo guardé en el bolsillo de mi cazadora. Y antes de que el alma de mi hermano fuera consciente, la sorprendí por la espalda y me introduje dentro de ella o ella dentro de mí.
Y nos fuimos de allí perdiendo lo justo para salir con la ropa puesta.
Conduje sin freno hasta el pantano más amplio y profundo del país, alquilé una embarcación y me embarqué con algunos suministros. Pese a las protestas del alma, mostrándome indiferente, me situé aguas adentró y una vez allí eché el ancla.
Entonces comencé.
- Eres egoísta, le dije.
Ella se retorció tratando de salir de mí sin éxito.
- Por qué…
Quiso saber, mientras trataba de rallar sin resultado mi dura piel con sus uñas.
- Tú puedes vivir durante generaciones y ser el alma de muchas personas. En cambio, el cuerpo de mi hermano necesita de ti. Por lo menos hasta aprender unas cuantas cosas más.
- Cómo cuáles…
- Como que la vida es única y hermosa, tú no se lo enseñaste.
- Eso lo tiene que aprender él solo…
- Con tu ayuda.
- No... Nada de eso…
Descubrí que aquella alma de alguna forma había sido también dañada, pues respondía de forma soberbia y defensiva y cambié de estrategia.
Saqué mi alma del tubo de ensayo y la dejé expandirse y penetrar en mí con la otra. Y no crean, no resultó fácil sentirme con dos almas que vibraban de forma casi constante en mi interior.
El sol se puso cien días en el centro del lago mientras, los atardeceres, yo recomponía con una máquina para unir metrajes de cine los restos de mi hermano.
Un día, ambas almas me comunicaron que la afectada estaba restablecida y lista. La permití salir y nada más hacerlo, brincó con ansiedad dentro de su cuerpo. De inmediato mi hermano se recuperó y volvió a ser la persona que conozco de siempre.
Han pasado tres años y todo va bien. Bueno, no tan bien. En lo concerniente a mí no marchan las cosas, ya que desde entonces mi alma parece haberse vuelto extravagante y maleducada. Discuto con ella como nunca lo había hecho con anterioridad. Y no sé… No entiendo qué es lo que me sucede, aunque me parece que de seguir así cualquier día de estos ¿acabaré enloqueciendo?
José Fernández del Vallado. Josef. 2008.
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10 libros abiertos :
Impecable tu texto amigo, tu imaginación es desbordante. Aunqqqque un tanto siniestro, oscuro... tu sensibilidad se desborda.
Besos pàra ti.v
Que bella está tu casa blog ♥
M.
Muy bueno. Debe ser que el traslado y los muebles nuevos te sientan bien. UN abrazo
Tremendo!!!
Como siempre,porque tú
tú sabes hacer lo que haces
♥♥♥besos♥♥♥
Mutación se llamará?El alma se desdobla cuando urge arreglar caminos que no fueron resueltos.
Muy buen texto...ni que decir, como siempre.
Cariñuuuus Josef !!
Pues no sé si acabarás enloqueciendo o no, pero piensa que los locos son los únicos que lo han perdido todo menos la razón ;)
Muuuuuuacks!
Josef,
Gracias por tu visita...
Un abrazo!
(Voltarei!!!)
Locoooooo!!!si que lo estás!!! claro... genialidad y locura una mezcla perfecta que vos posees mi querido amigo!!!!
Besos sureños!!!
ayyyy todo lo que hace uno por un hermano!
bello!
Yo presiento que las almas hicieron una jugada... decidieron intercambiar identidades... probablemente descubrieron que al no poder mudar de caracter... eligieron el cuerpo que se amoldara mejor ... quizás por eso uno de los hermanos, a pesar de confesar que algún sía se volverá loco... no ha intentado lanzarse al tren.
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