sábado, enero 23, 2010

Naturaleza Muerta...



El día amaneció soleado, de un azul diáfano y afilado, como el que sólo se encuentra en las cumbres de una sierra nevada.
Jeremías se despertó cansado e incluso deprimido, como si llevara recorrido ya un largo tramo del día. Era una
sensación nueva que había empezado a experimentar traspasado el umbral de los cuarenta. No era vejez, sino desgana, falta de brío o tal vez ¿abandono? Desde hacía unos años no había drogas en su vida, tampoco es que estuviera mal haber superado aquella etapa escabrosa. Lo malo es que ahora tampoco se dejaba inundar de estúpida emoción, mujeres, y apenas le quedaba una limitada cuota de rock & roll. Hacía tiempo que no sentía una misericordiosa impresión, ni siquiera, sexual.

Se duchó sin energías y constató que su barriga aumentaba. Continuaba sintiéndose incapaz de hacer nada por remediarlo.
Desayunó ensimismado. Babeando, acomodada a sus pies con discreción, le observaba su perra loba, Canela.

Cuando terminó se abrigó con el plumas, la gorra térmica Thinsulate, guantes y una bufanda. Sujetó con la correa a Canela y se aventuró a salir al frío glacial de la calle.
Gorgoteando, la vieja batería de su Peugeot tardó en arrancar.

Llegó al enorme parque situado a las afueras de la ciudad en apenas quince minutos y estacionó junto al bar de Chema.
Meditabundo constató que, debido a la crudeza del frío, excepto Julio y Tomás – los camareros – no se hallaba nadie en su interior.
Tomó la senda que llevaba directa al zoológico y tras marchar diez minutos, comenzó a dar saltitos y fue consciente de la realidad glacial del día.
Por su parte, Canela, insensible al frío, correteaba con vivacidad unos metros por delante.

Llegó al borde de un talud y, medio oculto por unas retamas, se detuvo. Estaba dispuesto a continuar cuando, a unos quince metros por debajo, escuchó las exhalaciones y distinguió la escena casi por casualidad.

Dos hombres apresaban a una mujer por los brazos y las piernas, mientras el tercero... ante ella, con los pantalones bajados ¿se disponía a violarla?

Su primer impulso fue gritar y el segundo, el segundo: ¡Pavor! Miedo y ¡escapar! No había sido descubierto. Le bastaba simular que no había visto nada y retirarse. Puestos a pensar ¿qué podría hacer un cuarentón contra tres jóvenes violadores, y seguramente, asesinos...? ¡Nada! Si se hacía el valiente y lo descubrían lo golpearían hasta asesinarlo y pasaría a constituir un adorno más en aquel paisaje helado. En cambio, si escapaba, nadie, ¡nadie! sabría jamás qué ocurrió. No tenía por qué mezclarse en asuntos que no eran de su incumbencia. Aquello era pura realidad, no una película. Temblaba y su boca estaba seca. Con lentitud, medio paralizado por un pánico traumático, se dio la vuelta e inició la fuga. A sus espaldas oyó ladridos y se detuvo. Era... ¡Canela!

Deseó echar a correr y desaparecer; pero no pudo. En cambio, sudando a raudales y con el corazón como un diapasón dislocado, volvió sobre sus pasos, miró hacia abajo y descubrió a la perra ladrando sin cesar a los violadores que, molestos primero, arrojaban piedras y luego... luego... corriendo desaparecieron tras la verja del parque.

Canela volvió hasta él babeando y lanzando lametones al aire. Temblando la apresó con la correa y se mantuvo en silencio tras un matorral.

La mujer, gimiendo, se incorporó. Magullada pero viva, mirando asustada en todas direcciones, se cubrió con la ropa como pudo, y echó a correr hasta desaparecer más allá, cerca de la carretera, al otro lado del parque.

Jeremías nunca supo explicarse por qué no acudió en su ayuda. Sobrellevó su vergüenza en silencio y, a partir de aquel día, consideró siempre con envidia y asombro la nobleza y valentía de su perra; algo que él nunca tendría. Y jamás tuvo la cobardía, y menos la osadía, de levantar su mano contra el inteligente animal.

José Fernández del Vallado. Josef. Enero. 2010.


22 libros abiertos :

Lara dijo...

Los animales se merecen todo nuestro respeto en la mayoría de los casos. Me ha gustado esta história.
Muuuuuuuuuuuuuuuuacks!

MORGANA dijo...

La gran mayoría de los animales tienen más humanidad que muchos de los considerados seres racionales.
Besos tocayo.MJ

Carolina dijo...

Me ha gustado Josef el texto. Los animales por lo general son más humanos y el cariño que desprenden es sincero.

Besitos
Feliz noche

Beelzenef dijo...

Los animales pueden poseer la humanidad que debiera corresponder a los humanos. Ojalá aprendieramos de ellos.

Un fuerte abrazo, que te envío con todo cariño

Jose Luis dijo...

Hay veces que nos creemos tan superiores, que pasamos a llevar todo, y es sorprendente como esos pequeños detalles de grandeza vienen de quienes menos los esperamos, en este caso, de un "simple" animal, y no del humano...

Saludos!

Vergónides de Coock dijo...

Buen final, esa perra que inteligente. Suerte.

Asun dijo...

Se me ha puesto el alma en un puño.
Los animales no saben de riesgos, es por eso que actúan con esa valentía. Muchos humanos deberían respetarlos bastante más de o que lo hacen.

Un abrazo

Julia Hernández dijo...

Hermoso relato. Un recorrido que se transformó en una preciosa lección. Aprender de los animales a escuchar en el silencio de sus miradas, la alegría sincera, fidelidad y deseos de protección a costa de su propia seguridad, en muchas ocasiones, es algo digno de vivirse. El miedo mi querido amigo no es buen consejero, paraliza lamentablemente a tal punto de no dejarnos vivir plenamente, y creo vale la pena enfrentarlo.

Amig@mi@ dijo...

Bonita historia que podría ser real ...
Tenemos mucho que aprender de los animales ;)
Un abrazo

Wilhemina Queen dijo...

LA NATURALEZA ES SABIA EN TODOS SUS ESCALONES DE VIDA.

QUE BUENO ES LEERTE!

lanochedemedianoche dijo...

Los animales actúan mejor que cualquier humano, por eso, miremos como son y sabremos ver mas allá de nosotros mismos, bellísimo josef.

Besos

Lunska Nicori:BegoñaGTreviño dijo...

El miedo es libre y no se contiene, no tiene medida. Puedes tener tanto miedo como quieras, y ... ¿quién actúa cuando tiene miedo? Quizá si hubiera tenido los colmillos de Canela la cosa hubiera cambiado...
Es una historia bonita que ayuda a reflexionar no tanto sobre la valentía o el miedo, como por el aprender a no juzgar.
Besos
Hacía tiempo que no nos encontrábamos, me alegro de haber pasado por aquí.

Anónimo dijo...

muy tierna tu entrada!!
muchas veces se comportan mejor ellos que muchos humanos..

un abrazo

TORO SALVAJE dijo...

No creo que nadie dude de que valen más que nosotros.
Muchísimo más.

Saludos.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Los animales suelen darnos lecciones de estas a diario.

Anónimo dijo...

la naturaleza es lo mas preciado que tenemos....y no la valoramos muchas veces...y muchis piensan que los animales...no sienten pero tienen lo que nosotros no...EL SEXTO SENTIDO

besines moderato----
SAUVIGNONA :)

marbu dijo...

Bonita historia para una reflexión profunda. Un ejemplo para nosotros los humanos...
Un beso

MAYTE dijo...

Los animales son mejores que algunas personas, actúan por instinto...preciosa historia.

Un beso.

MRB dijo...

Muy bien escrita. Bella historia, bello blog, linda música.

Un abrazo.

fgiucich dijo...

Una lección para no olvidarla jamás. Abrazos.

panterablanca dijo...

Bonita historia, y aún más bonita reacción de la perra.
Besos selváticos.

Pilar dijo...

Precioso relato mi buen amigo Josef. Como siempre los animales nos dan autéticas lecciones.
Un placer venir por aquí de nuevo y disfrutar de tus maravillosas letras. Aunque ultimamente ando algo perdida por diferentes motivos, asuntos que desgastan más mi ánimo que mi tiempo.
Un gran beso, cielo.

Pilar

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