Acrilico. Tomado de Internet
Durante el transcurso de los tres últimos años, los sueños de David Llaneras se transformaron en pesadillas. Una mañana fue incapaz de seguir representando que nada sucedía. Hizo las maletas y volvió al mismo lugar en el que veinte años atrás se fraguó su aventura.
Veinte años para un hombre quizá sean mucho tiempo, para la naturaleza apenas representa un breve lapso.
Nada más salir del avión le azotó el mismo clima: Humedad asfixiante alternada con chaparrones copiosos y anárquicos.
Calculaba que su hija tendría veinte años. No sabía y nunca tuvo conocimiento sobre cual era su nombre; ni a qué se dedicaba. Sí... podría tratarse de una hermosa mujer de piel morena y cabellos castaños ¿que viviera del mar? Personalmente a él le habría agradado que aprendiera en la universidad Historia del Arte, y fuera una estudiante digna que sacara sus estudios, más que con sobresaliente, con su esfuerzo. Claro que no se hacía demasiadas ilusiones.
Cuando la guagua lo dejó en la localidad donde todo había sucedido, el corazón le palpitaba.
La ciudad había crecido y tardó tres días en dar con la vieja casa de madera donde ella vivió; pero ya no estaba. Sus habitantes actuales fueron incapaces de recordarla, pues el modesto chalé había cambiado de propietarios – como poco – seis veces.
Merodeó por la población recordando con nostalgia una época que a medida que avanzaba, encontraba más desterrada. Cuantas más vueltas menos entendía qué hacía en aquel lugar.
El único restaurante en pie de los de antes era: El Viejo Marlin. Cenó a solas un plato de cocina criolla y pez espada. Cuando salió – algo ebrio tras unos vasos de ron – sus pasos lo condujeron a una animada sala de baile.
Mujeres y hombres jovencísimos, casi muchachos, tomaban parte en un baile y sacaban a los rollizos y sonrojados extranjeros que presenciaban el espectáculo. Algunos aguardaban llegar algo más lejos... Naturalmente él no pensaba caer en la red.
De forma repentina se encontró danzando con torpeza con una joven chiquilla. Le preguntó su edad y sin titubear ella le contestó – entre orgullosa y feliz – “dieciocho.”
Más tarde su mente apenas le desvelaba que habían ido a un local y luego a otro...
De madrugada se encontró leyendo las páginas de un libro a la joven mientras ella le acariciaba. Oyó su voz pronunciar con un tono meloso: “Todavía eres guapo.” Una absurda mentira que formaba parte del... ¿juego? No. Aquello era algo más que un juego, era una infamia.
Luego ella estaba ¿sobre él? y él, él... su mente se cerraba a los demás recuerdos agradables y... sórdidos.
Se despertó. Estaba solo en la habitación del hotel. Le dolía terriblemente la cabeza. Y... ¿su cartera? No la encontraba. ¿Cómo había hecho para...? Habría cerca de trescientos dólares. ¡Una fortuna!
Oyó pasos; llamaron a la puerta. Se vistió como pudo y abrió. Era la chica de la limpieza. Con vergüenza y humildad, le preguntó.
— ¿Es usted David Llaneras?
Él asintió. Ella dijo.
— Su cartera, señor.
Antes de entregársela, la mujer abrió una vez más la cartera y mirándolo de forma directa a los ojos, añadió titubeando.
— Supongo que está todo. Estaba en el suelo del pasillo.
Se hizo un incómodo silencio. David estuvo a punto de protestar pero ¿protestar por qué y para qué? Cuando la culpa era suya. Y además, le entregaban la cartera y el dinero.
Ella volvió a preguntar.
Así que ¿usted es David Llaneras?
— Sí. Dijo él con nerviosismo. Ella alzó la cabeza, lo miró a los ojos de frente, y añadió.
— Curioso no.
— ¿El qué?
— Mi nombre es Eliana Llaneras.
Él la miró con estupor. Ella siguió.
—En cuanto a ella... La chica que estuvo con usted, es mi hermanastra. Se llama Nadia... Apuesto a que ni recuerda su nombre. ¿Eh papi?
Le entregó la cartera. Sonrió. Giró con soltura y se fue para siempre.
José Fernández del Vallado. Josef. Febrero 2011.
14 libros abiertos :
Una historia con final inesperado buen realto, me gustó la vuelta de tuerca de tu historia, me gustó besos
Buenos, todo queda en família. Al menos...se acostó con la hermana y no con su propia hija. Me ha gustado y más incluso que la historia, tu manera de escribir.
Curiosa historia...Coincido con Mixha...cambio inesperado al final...como siempre dándole tu "toque" :)
Yo tampoco me esperaba el final Excelente Josef ;)
Muuuuackssssssssss!!!
Interesante historia muy bien narrada. Lo extraño es que su hija llevara su apellido si el no sabía con seguridad que hubiera nacido.
En el mundo de la fantasía todo puede ocurrir.
Un abrazo.
Qué bueno, es genial de veras.. Ese final es tan inesperado.
Te acabo de votar en el certamen del Beso.
Yo también participo. Pero es un tongo.
jaja
Un besote
Oye, te interesa asistir a un taller de relatos que organiza mi profe Ramón en Madrid??
Son 4 horas, pero no sé el precio.
A veces puede resultar peligroso regresar a donde veinte años atrás porque nos podemos encontrar con algo que nos puede sorprender.
El relato me ha sorprendido al final. Inesperado.
Un abrazo
Un golpe del destino. Biquiños.
Inesperado totalmente, muy bueno amigo me ha encantado
Un saludo
Muy bueno tu relato con imágenes muy claras
de una situación que nos enfrenta con una realidad cada vez mayor
con todas sus consecuencias, lamentablemente.
Por cierto me recordaste que tengo que hacer una búsqueda
en mi caso a la inversa...espero que mi final sea diferente. Un fuerte abrazo!
Final inesperado de este gran relato donde las búsquedas siempre nos dan sorpresas que no esperamos.
Saludos
Josef con ávidos ojos trataba de llegar al final de la historia y luego la volví a leer...imagine las escenas como una película...mientras en la mente se amontonaban preguntas genial amigo!... como siempre tu sabes cómo atrapar al lector...besos
El final de la búsqueda me hizo estremecer, al final la encontró para perderla para siempre.
Un saludo
Que triste el desenlace de la búsqueda que más que acercar sólo alejó más, pero que bonita la forma de llevarnos a el.
Siempre es un placer leerte Josef.
Te dejo mi admiración y un beso.
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