miércoles, septiembre 28, 2011

El vuelo de los Dragones...










Conocí a Mila un año en el que mi vida no tenía expectativas. En cambio ella, aunque las tuviera, no daba esa sensación. Simplemente permanecía allí, sentada a mi lado, con los brazos cruzados,
escuchando el discurso del director de la Escuela de Artes con rostro de afable interés. No tardamos en presentarnos. De su brazo, en los días oscuros y nublados de invierno, visité rincones increíbles. Su voz era apasionada y alegre, su forma de ser abierta y gentil. Era una maravilla y le debo mucho, entre otras cosas que me enseñara a apreciar la vida desde una perspectiva diferente, siempre despierta y alegre, no apelmazada tras la gruesa capa de melancolía que algunos días me oprime.

Juntos, recorrimos miles de kilómetros mentales, y podrían haber sido más. Con ella aprendí a hacer el amor pero no fue solo amor lo que me hacía volver a su lado, sino su trato natural, vivo, entero, instintivo, sin las dolencias que a menudo adquirimos y nos sumen en un entorno de prejuicios y desconfianza.
Con ella aprendí también a ver los perfiles claros, las cosas sencillas, no tan complejas y aterradoras como parecen y aunque lo fueran, para ella, jamás llegaban a serlo.

Hoy mi mente quiere estar en un lugar extraordinario, quiere estar junto a ella. No sé por qué, pero estoy sensible. Percibo algo que me hace recogerme y me estremezco. Está pasando. Un primo mío a quien quiero está muy enfermo, está al final de su vida, y la necesito. Y pese al tráfico, el calor, la humanidad, me he detenido un instante y he logrado encontrarme a solas apenas he pensado en ella, y estaba allí. Lo cierto es que creí haber perdido sus señas hace años y así sucedió. Pero aun así, sin vernos, creo que somos capaces de encontrarnos. No hay magia ni figuraciones, solo un espacio dentro de mí para ella, a mi lado. No nos hace falta hablar, en realidad ni siquiera inventar un lugar especial; sabemos lo que pensamos y encontramos lo que buscamos. Así que cuando estamos algo abatidos nos sentamos y en silencio contemplamos el vuelo de los dragones...

 José Fernández del Vallado. Josef. Septiembre 2011.



Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

11 libros abiertos :

Anónimo dijo...

El pensamiento es capaz de viajar a los rincones que necesitamos según nuestro momento y estado de ánimo...en esos rincones puedes sentirte cerca de lo que quieres, de lo que anhelas y es que la imaginación hacer realidad un requerido sueño.
Que sigas bien y un saludo.

María dijo...

Hola, amigo Josef, veo que has cambiado el look de tu blog, y está bellísimo, me encanta.

Un bonito relato, en el que la mente puede llegar a volar a través del subconsciente hasta donde uno quiera llegar, parece mentira la fuerza y el poder que tiene la mente.

Muy bonito tu texto.

Mi admiración y un beso.

Julia Hernández dijo...

Que casualidad, en estos días tu precioso libro Escuela de Artes y Claudia se ha quedado en mi pensamiento con deseos de volverlo a leer. Lo haré.
A veces más allá de la presencia hay un lazo que jamás podrá romperse, más allá de las distancias, están los sueños enlazados poderosamente a la realidad, pero esto no se da fácilmente, es un vínculo indestructible que algunos seres humanos de forma grandiosa tienen la capacidad de vivir. Bello te ha quedado, le he dicho alguna vez que usted es un alfarero de sueños?
Un abrazo y un beso!

A.K.E. dijo...

Viajando con el pensamiento puedes estar cerca de una persona que quieres sin necesidad de saber su ubicación real en el mundo. Son las ventajas que tiene volar con el pensamiento.
Una bella historia, gracias por compartirla.
Un beso.

Lynette dijo...

Fíjate lo fuerte que es el pensamiento y la afinidad, no tuviste nada más que convocarla y se borraron de un plumazo las distancias.Y claro que mentes tan poderosas pueden vislumbrar EL VUELO DE LOS DRAGONES...

Arwen dijo...

Dragones gigantescos que llenan el corazón.

Un abrazo.

fgiucich dijo...

Una bella historia de amor. Abrazos.

Verdial dijo...

Maravilloso ese estado de compenetración en el que las almas se alean aún estando separados físicamente.
El relato me ha enternecido, me he identificado un poco con el periodo de sensibilidad que atraviesa el protagonista. Voy a mirar por la ventana a ver si veo volar a los dragones.

Un abrazo

Belkis dijo...

Ni el tiempo ni las distancias impiden que las almas se encuentren y máxime cuando son gemelas. No dejes de soñar ni de buscar, siempre la encontrarás, no se si es fantasía o realidad, importante es que ella está.
Muy bonito relato Josef.
Besitos

Luisa dijo...

Hola, Josef.

Me ha encantado la sencillez y grandeza del relato. Me gusta ese toque fantástico que a veces nace de la cotidianidad. Un paseo, una mirada por la ventana y ahí están los dragones con una naturalidad que aplana.

Un beso.

Arisenag dijo...

He venido a visitar tu casa.. y me ha encantado lo que he visto.. con tu permiso... me quedaré por aquí.

Un sonoro beso.

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