Imagen tomada de Internet.
Antes vivía a las afueras, por eso y solo por eso y la soledad, tal vez, creo, me cambié a vivir al centro...
Me llamo Pablo, soy moreno, mido un metro ochenta, tendré unos treinta y ocho tacos, ojos grises y una mirada que a mí me parece bonita, a otros ya no lo sé...
Antes trabajaba, hoy, sobrevivo a diario. ¿Qué es mejor? Desde luego, no tener jefe, ser dueño de uno mismo y no que te tengan cogido por las pelotas...
Me instalé en un viejo sótano lleno de humedades y olores poco o nada recomendables (creo que soy el único que hice todo al revés de los demás) para nadie que no haya vivido antes rodeado de aromas difíciles, o casi imposibles de describir, como a mí me sucedió...
La oía por las noches, y en seguida la reconocí. Era una rata grande; ¡qué digo!, adulta e inteligente, de las que se reconocen fuertes, poderosas, de las que doblegan al gato y ahogan el ladrido del perro en aullidos de pánico. Ella lo sabía; era mi única compañera y más tras el estallido y recrudecimiento de la crisis...
Abandonaban los edificios, huían lejos, escrutándome con miradas de desconfianza y a veces incluso, de conmiseración, pero sobre todo de miedo. La ciudad ya no servía y nadie confiaba en nadie. La sociedad había terminado por descomponerse igual que un estómago en fase crítica de diarrea, y lo malo, no hubo revolución que la salvara, que cambiara o renovara sus marchitas perspectivas.
La involución estaba en marcha...
La rata también lo sabía; la presumía feliz.
Una noche algo me despertó. Era ella, estaba sobre mi estómago y olisqueaba ¿con hambre? Abrí la mochila y le di unos cachos de pan. No me miró con gratitud. ¿Puede existir amistad entre dos especies que conviven dándose la espalda y que se saben inteligentes, por no decir despreciables...?
El cielo estaba siempre gris y los López cada día más agitados. Vivían en el segundo y no se decidían por marcharse. Sólo eran tres. Los padres: Celia y Juan, ya no eran señores, habían perdido ese título. Desde entonces vivían inmersos en la batalla de improperios más digna de aborrecer que haya presenciado. Y su hija Miriam, de unos veinte y pico calculo, que escondían de mis miradas – lo reconozco – muchas veces obscenas, con un miedo razonable y creciente. La razón que los ataba a una tediosa y quizá inútil esclavitud, era el establecimiento. Se hallaba en el bajo. Lo defendían, de día, armados con escopetas de diverso calibre, y por la noche, cerraban con una puerta de cerradura metálica de blindaje; que según creo, se habían agenciado en la sucursal de algún banco.
Los bancos fueron los primeros y últimos en ser asaltados. En sus aledaños se libraron feroces batallas con tiroteos peores que los de la masacre del instituto Columbine, y donde la gente moría por nada. Cuando el valor del dinero dejó de existir millones de humanos se dieron cuenta de lo absurdo de sus vidas y se suicidaron. De modo que ahora, por suerte, éramos menos y más inteligentes o estúpidos y quizá por ello, taimados…
Otra noche algo me despertó, era ella. No, la rata no. La tal Miriam. Había resuelto el problema me dijo al oído con voz desquiciada, sentada a horcajadas sobre mí con el cuchillo empapado en sangre sobre mi cuello, me animó a que lo hiciéramos. Por lo general no me gusta que me impongan pero... llevaba demasiado tiempo soñando, así que lo hice, follé... es decir, estuvimos así hasta el amanecer. Oímos el estruendo eran bombas o... parecía ser... parecía ser... el calor fue en aumento lo mismo que mi clímax. Proferí un alarido de placer y dolor, dolor y placer y supe que lo habían logrado, por lo tanto, la tierra, durante los próximos doscientos millones de años estaría bajo el control de las ratas…
¿Los humanos? Nos auto inmolamos en masa...
José Fernández del Vallado. Josef. Enero 2011.
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Quizá ni siquiera fuimos humanos.
El tiempo tiende a poner lo indescriptible en su sitio e irremediablemente seguimos cayendo cuesta abajo y sin frenos, las predicciones no tardaran en cumplirse...
abrazzzusss
Nosotros somos nuestros propios enemigos haciendo caso muchas veces más a nuestros defecto que a nuestras virtudes.
Muchos se ganan la soledad ellos mismos,pero si entras en un ascensor y se te ocurre dar los buenos días y te miran como bicho raro.
¿Dónde está la convivencia y los sentimientos de las personas?
Y esa es una verdad realmente contundente la de que nos inmolamos en masa. Muy buen relato. Joer con el la follada!!! Eso de que lo impongan a uno como que no, eh? No sé si yo hubiese aprovechado un momento de distración. Aunque te confieso, si quien me obliga me gusta, no opondría demasiada resistencia.
Un brazo fuerte y mil gracias por comentar.
Yo
Ay, no redacté bien el comentario, pero tú me entiendes. Los tiempos y esas cosas...que no siempre se me da aquello que digan qué bien la gramática.
Nos estamos autoinmolando, por ahora poco a poco, aunque parece que empieza a entrarnos la prisa.
Veo que año nuevo, look nuevo. Me gusta el cambio
Besos
Una visión de la realidad apocalíptica, sin duda, pero..........¿podríamos tener un poco de esperanza y aplicar el refrán "No hay mal que por bien no venga"?, a lo mejor aprendemos de nuestros errores......
¿Humanos? pero quienes son realmente los humanos :(
Gobernados por las ratas, no creo que cambiase mucho nuestro destino al actual, pues las ratas nos gobiernan sin ninguna humanidad.
Besos, Moderato.
Siempre, así de tontos somos
Esperemos que cambie la humanidad. Fe y mucho amor sería lo ideal para una nueva era
Besos
Tenemos lo que nos merecemos,nada más.
Mil besos.
La lástima es que sin dinero ni intercambios comerciales probablemente no hubiera organización social y, consecuentemente, ni civlización ni cultura... ni humanidad.
¡Que buen relato!, a pesar de que odio las ratas. Ni siquiera Firmin llegó a convencerme,, no fui capaz de empatizar con él. Biquiños,
P.D.: es un gusto para mí que hayas puesto el fondo del blog en gris, se lee muchísimo mejor.
Me ha puesto la piel......
Es un relato doloroso. yo prefiero tener fé en que todo mejore.
Un abrazo
!Vaya, has cambiado el formato del blog!.
Un relato lleno de simbolismos,dicen que debajo de las ciudades las ratas son más numerosas que los humanos...
Supongo que hay que intentar creer en la humanidad que todos tenemos, y no dejar invadirnos por ese otro sentimiento que nos equipara a las ratas.
Al fin y al cabo todos somos seres vivos luchando por vivir o sobrevivir.
Un abrazo, bonito cambio en el formato del blog.
supervivencia pura y dura pero bueno al menos él no tuvo mala transición !!
saludos.
Josef, la música de tu blog es muy buena. Un abrazo, Yo
Hola amigo, de mucho tiempo vengo a visitarte y extrañaba leer tus sobervios escritos espero venir mas seguido, las ratas me ponen la piel de gallina, mas mi mente me dice que es un animalito mas de la naturaleza con la cual convivimos, pero dan asquito, en fin; tu relato me hizo pensar en cuanto hace el ser humano por sobrevivir, y mas en la levedad del ser, en lo derrotado que podria sentirse ante la adversidad...
Eñ ying yang de una persona, quien gana el bueno o el malo, el destructor de todo...en fin si no sabemos controlar la fiera que todos llevamos dentro ocurre lo de tu personaje a la destruccion total, lastima que estos actos se lleven personas que no deseaban un final asi que disfrutaban de su vida lo mejor posible.
Espero que los reyes hayan sido generosos contigo.
Primavera
Me gusta mucho el formato que tienes en el blog,limpio, claro e impoluto, mejor quue el anterior que me tardaba mucho en cargar.
el relato es absolutamente "destructor" menos mal que nos queda el sexo, porque si no yo ya me hubiera suicidado haciendome morder por el "aguarón" ( rata en castellano), por lo demás impecable...besos amigo Josef
Realmente bueno, Josef, vuelves al ayer ( en lo que al formato del cuento). Y sobre el tema...
Tengo miedo a que algo así acabe pasándonos a los de nuestra condición de humanos.
:(
Abrazos
la sociedad tiene normas, como el de trabajar pero es para mantener a los tuyos, es un tanto sacrificada la existencia diaria porq como dices tu te conviertes en un lame bolas de los jefes,yo tarbajo para estudiar lo que me gusta hacer y creo q vale la pena, ademas en el trabajo encuentras amigos y lindas chicas eh historias q son parte de la vida mas halla de los insuultos o malos tratos, pero esta en nuestras manos cambiar nuestra realidad y darle sentido, direccion porque la vida es corta y los problemas del mundo muchos, talves si iluminamos nuestro camino ayudaremos a q el mundo se ilumine tambien, escribes fenomenal siempre q entro te leo.
Saludos desde Peru.
Dante
Las intenciones humanas no siempre se concretizan en realidades porque el corazón y la razón pugnan por ocupar la primera posición. “Los humanos nos inmolamos en masa”… En función de a quien sigamos llegamos o nos quedamos…pero aún así existe el placer de vivir, de soñar, de amar…
Se te quiere mucho aunque creas que no.
Te dejo un abrazo y espero que el año 2011 te traiga muchas cosas buenas.
Muy buen relato, como siempre Josef
Qué alegría volver a sentir tus vibrantes letras y disfrutar de tus historias.
Un abrazo grande ;)
Dos cosas:
El relato, bueno, me ha gustado esta involucion intensa y extraña... con ratas vigilantes y jovenes parricidas... es curioso como no resulta mas comprensible la busqueda de la destruccion como especie que lo opuesto. La estupidez no tiene limites.
El blog esta mas claro... mas facil la lectura... me gusta asi... año nuevo, buevo look... :)
Un Abrazo
Y siempre escribiendo futuro.
Abrazos José.
Bueno, recién, me di una vueltecita por tu territorio, uuummmm, y me gustó lo que vi, tu blog impresionante, esta entrada, increíble, no pensé encontrar una pluma así, tan acerada y profunda, es cierto, la balanza se inclina, y no es por la ansiada evolución humana, tira hacia abajo, y los instintos más primitivos son los que sal;en a la luz. Espero visitarte más amenudo.
Un beso, bermejo.
Excelente, ya vas por la fase de aceptación.
Ays, me ha encatado JOsef!!!!!!!!! qué maravilla!
sigues sorprendiéndome y enseñándome mil cosas cada vez.
Se te quiere!
Vero
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