Aquel año encontré a la mujer de mis sueños. Se llamaba Carmela y era rubia y morena, blanca y negra, triste y alegre, alta y bajita, culta e ignorante, ágil y patosa, seria y graciosa. ¡Lo tenía todo!
Me cité con ella en un bar y emocionado, tomándola de las manos, le propuse que se casara conmigo y aceptó pero también se negó.
Carmela venía a mi casa por las mañanas y por las noches se acostaba con otros. Me hacía el desayuno y la comida un día sí y otro no. Y por la tarde, cuando estábamos a punto de hacer el amor, me dejaba y se iba a hacer sus quehaceres...
Después del primer año quedó embarazada y a los nueve meses estaba con el bebé en casa y por la tarde, cuando estábamos apunto de hacer el amor, se marchaba, dejándome al cuidado del bebé.
Dejé de trabajar por las tardes y me dediqué a cuidar del niño, y al hacerlo, veía a Carmela el instante de darle un beso y salir...
Nueve meses después tuvo el segundo y otros nueve meses más el tercero, y así sucesivamente hasta llegar a los diez.
Tras años de esfuerzo me convertí en el papá ideal y saqué a los chicos adelante. En cambio, no volví a saber de Carmela.
Cuando me jubilé el Estado se negó a pasarme la pensión pero mi primer hijo, abogado con futuro, me defendió con éxito y me pagaron el doble. Poco después comencé a pintar y como no vendía, mi segundo hijo, galerista de renombre, se convirtió en mi mecenas y comencé a tener éxito. Tuve una complicación de riñones y mi tercer hijo, doctor, me operó . Para celebrarlo quise construirme una casa y mi cuarto hijo, arquitecto, me la diseñó. Cuando cumplí los sesenta y nueve organicé un festejo por todo lo alto y mi quinta hija, Madame, me puso a las chicas. Hice una gira por todo el mundo y mi sexta hija, Jefe de una agencia de viajes, me organizó el itinerario y me hizo un descuento. Los hoteles pertenecían a la cadena de mi séptimo hijo y me salieron sin cargo.
En Nueva Delhi sufrí un atentado. Sufragado por alguien, mi octavo hijo, asesino a sueldo de experimentada reputación, intentó acabar con mi vida. Pero el noveno, Jefe personal de Seguridad intuyó la trama, ocupó mi lugar y detuvo al octavo.
Un día descansaba a solas en la tumbona de la piscina y Carmela se presentó en la mansión. Contemplé su belleza de nuevo e incapaz de alzar la voz – como en los viejos tiempos – la invité a subir al salón, nos recostamos en el sofá, vimos el atardecer ocre en el desierto de Arizona, y cuando hacíamos el amor, inducido por el sutil veneno que puso en mi copa, fallecí de un ataque al corazón.
El forense dictaminó ataque cardiaco severo, Carmela heredó mi patrimonio.
Mi décimo hijo, propietario de una funeraria, organizó el funeral. Mi ataúd labrado en caoba con remaches de oro puro, era espléndido. Sobre mi tumba erigieron una escultura en la que Carmela y yo nos abrazábamos con amor...
José Fernández del Vallado. Josef. Junio 2009. Me cité con ella en un bar y emocionado, tomándola de las manos, le propuse que se casara conmigo y aceptó pero también se negó.
Carmela venía a mi casa por las mañanas y por las noches se acostaba con otros. Me hacía el desayuno y la comida un día sí y otro no. Y por la tarde, cuando estábamos a punto de hacer el amor, me dejaba y se iba a hacer sus quehaceres...
Después del primer año quedó embarazada y a los nueve meses estaba con el bebé en casa y por la tarde, cuando estábamos apunto de hacer el amor, se marchaba, dejándome al cuidado del bebé.
Dejé de trabajar por las tardes y me dediqué a cuidar del niño, y al hacerlo, veía a Carmela el instante de darle un beso y salir...
Nueve meses después tuvo el segundo y otros nueve meses más el tercero, y así sucesivamente hasta llegar a los diez.
Tras años de esfuerzo me convertí en el papá ideal y saqué a los chicos adelante. En cambio, no volví a saber de Carmela.
Cuando me jubilé el Estado se negó a pasarme la pensión pero mi primer hijo, abogado con futuro, me defendió con éxito y me pagaron el doble. Poco después comencé a pintar y como no vendía, mi segundo hijo, galerista de renombre, se convirtió en mi mecenas y comencé a tener éxito. Tuve una complicación de riñones y mi tercer hijo, doctor, me operó . Para celebrarlo quise construirme una casa y mi cuarto hijo, arquitecto, me la diseñó. Cuando cumplí los sesenta y nueve organicé un festejo por todo lo alto y mi quinta hija, Madame, me puso a las chicas. Hice una gira por todo el mundo y mi sexta hija, Jefe de una agencia de viajes, me organizó el itinerario y me hizo un descuento. Los hoteles pertenecían a la cadena de mi séptimo hijo y me salieron sin cargo.
En Nueva Delhi sufrí un atentado. Sufragado por alguien, mi octavo hijo, asesino a sueldo de experimentada reputación, intentó acabar con mi vida. Pero el noveno, Jefe personal de Seguridad intuyó la trama, ocupó mi lugar y detuvo al octavo.
Un día descansaba a solas en la tumbona de la piscina y Carmela se presentó en la mansión. Contemplé su belleza de nuevo e incapaz de alzar la voz – como en los viejos tiempos – la invité a subir al salón, nos recostamos en el sofá, vimos el atardecer ocre en el desierto de Arizona, y cuando hacíamos el amor, inducido por el sutil veneno que puso en mi copa, fallecí de un ataque al corazón.
El forense dictaminó ataque cardiaco severo, Carmela heredó mi patrimonio.
Mi décimo hijo, propietario de una funeraria, organizó el funeral. Mi ataúd labrado en caoba con remaches de oro puro, era espléndido. Sobre mi tumba erigieron una escultura en la que Carmela y yo nos abrazábamos con amor...
39 libros abiertos :
"Que bonita la familia"
Fantástico Moderato
Hola cielo una historia muy interesante me gusto como la describes, manejas muy bien las palabras me gusta
un beso y feliz fin de semana
Qué gran imaginación la tuya...
Sinceramente... genial.
Abrazos mi querido amigo..
Lindo relato...!
Un abrazo y feliz fin de semana.
Todo queda en casa
SAludos
Jajajajajajajjaja... con este relato me has robado sonrisas... ¿Qué imaginación? jajajajjajaja
Me encantó...
Sigue disfrutando del descanso.
Besitos
Una familia maravillosa.
Me has hecho reír.
Saludos.
pavada de familia el buen hombre, divertida historia.
Saludos.
La familia siempre da para estas cosas.
Besos
Precioso
besos y amor
je
Me gustó y has hilado muy bien la trama.
Besos
No me gustó ese final. La avariciosa Carmela no debe quedar impune ;)
Espero que tu retiro esté siendo fructífero ...
Bessoss
Me encanta como vas relatando la vida de alguien que como hilo conductor tiene a CARMELA, mietras tiene que sufrir hasta la traición de un hijo...
Esos finales en que el protagonista cuenta su muerte me encantan.
Saludos :)
jajajaj Me has hecho reír, Jose. Tu imaginación es increíble. Me encantó el relato.
Un abrazo grande.
Tengo que volver a felicitarte Josef y además esta es una de las que me gustan ;)
Muuuuuuuuuuuuuacks!
Impresionante,Josef.Es precioso
Qué imaginación la tuya! Es que nadie se libro en esa bonita familia! jejeje
Besitos,
Sigues escribiendo maravillosamente!! te dejo un gran beso y buen fin de semana!
Estupendo relato. Tienes una imaginación admirable. Abrazos.
joooo, no se, aun estoy alucinando, 10 hijos? madre de Dios.
Un besito
Toda una trama de Amor y Desamor
Entrelazada con exquisita maestría
Otorgándole el ritmo armonioso
Que la transforma en un verdadero deleite,al ser leída.
Un Beso
Desde Mi Siempre Eterna
Y Amada Oscuridad.
Mira tu, que Carmela era para cogerle "cria", jajajajajaja
Besos, buen finde.
En mi blog tienes varios premios para ti si puedes pasa por ellos, besos!!!
Me fascino el cuento amigo que arte!!!
Me recordo a aquel viejito labrador que decia Mala suerte?, Buena suerte?, Quien sabe?
esperaba otro final...jajajaja
no se... me gustó el relato mientras lo leía, pero ese final, me mata...
jajajaja, eres genial!!
Un beso!!
Imaginativo y a la vez entretenido dos ingredientes necesarios para un buen relato como los que siempre nos ofreces...
Un beso fuerte
Josef, estoy impresionada.
me ha encantado, me ha gustado muchisimo, es intrigante, es alucinantemente original.
mil besos para ti,
Tiempo q no pasaba por aki y vaya historia con la que me encuentro... muy buena justo en la vispera del dia del padre....
Un abrazo!
Tiempo q no pasaba por aki y vaya historia con la que me encuentro... muy buena justo en la vispera del dia del padre....
Un abrazo!
Todo quedaba en casa, jajajajajajaja!!! Bueno, al final consiguió lo que quería, aunque fuera un amor de piedra.
Besos de pantera.
Eso son hijos agradecidos.
Me uno a las felicitaciones por tus relatos.
Un abrazo
Eres increible, es una historia sin desperdicio. Felicidades. Un beso
Josef, cómo juega la vida con nosotros... sin duda este hombre fue zarandeado por ella y sus circunstancias, encontrando en sus hijos un lugar en la vida, en cada momento de su existencia...
Me gusta, como siempre.
Un beso, cielo.
Natacha.
Hoy te has pasao Josef, jajaja
Rubia y morena, alta y baja, Y cuánto esfuerzo por tu parte.. haciendo niños:)!!, pero lo de la funeraria es la gota que colma el vaso.
Me has hecho reir hoy.
Un beso.
Como enlazas a las perfección personajes y situaciones y esta esperada última visita de Carmela, rematando su labor...
Genial historia..
Un beso, Josef.
Ja... mire ustede que a veces la misma realidad supera la ficción, pero que usted tiene una gran imaginación... pues no tengo duda..
jaja
cariños.
besotes.
muakkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
¡Pero que clan más bien organizado!
y es que todos estaban en su sitio, hasta la mujer, que apareció para dar el toque final.
Besos Josef
Con una mujer tan omnitodo no es de extrañar tan terrible final.
Menos mal que sólo falleciste y allí andaba cerca la funeraria familiar.
Y menos mal que la preparación a la muerte fue de antología.
Muy bueno.
Un abarzo.
muy original, me ha gustado mucho pero como siemper no me esperaba el final.la proxiam vez que te lea ya tengo claro que el final nunca sera el que espere siempre le das tu toque
genial
un beso
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