miércoles, mayo 19, 2010
En el Vaporcito...
Viajaba tan estrujado que iba casi comprimido. Las mañanas de verano en el vaporcito que descendía por el río eran todas iguales, excepto aquella...
Las ocho y media de la mañana. Una multitud comprimida como en una lata de sardinas en la segunda cubierta. Ella, aferrándose a un soporte metálico, me daba la espalda. Yo, sintiendo a través de su pareo sus nalgas rotundas y compactas sobre mi bragueta. Un amarre más y un tropel de gente sumándose a los ya presentes; y todavía más ajustados. El olor de diversas lociones mezclado con el diesel y el estrépito del motor creaban un tufo mareante, no había un maldito ventilador y sudaba a raudales, tampoco había forma de moverse, pero – en realidad – no deseaba hacerlo. De repente la vi. ¿Me miraba a través del reflejo del cristal? Pude ver el perfil de su semblante, sus ojos brillantes, nuestras miradas se cruzaron un instante. Otra pausa, otra oleada de gente. Mejor... Miles de pensamientos atravesaron mi mente, y como estacas refinadas y sensuales se clavaron dentro de mi nuca, y la verdad, me sentí tan excitado ¡casi fuera de mí! ¿y a la vez asustado? No, no había lugar para el miedo, en cambio sí para una fogosidad que originaba que mi corazón palpitara por el deseo de un placer inalcanzable, de un sensualismo a flor de piel.
Empecé a boquear agitado y ya no pude contenerme. De forma discreta la cubrí por detrás con mi toalla, y lentamente, con disimulo y precaución, restregué mis partes endurecidas como turrones contra sus nalgas, y espere durante unos instantes de ansiedad y aprensión. Ella, cómplice de mi maniobra, respondió acometiendo. Entonces mi mano temblorosa, poco a poco, se atrevió y se deslizó por debajo de la tela de su pareo, alcanzó el vértice de su nalga, y levantando la fina línea de tela que cubría el secreto, siguió descendiendo. De pronto el quejido del motor ¡otra parada! Acompañando el ritmo de la embarcación, me detuve. Un nuevo arranque y seguí explorando con mi órgano a punto y alcancé lo que jamás pensé merecer en ese ardiente “bajel.” Mis dedos acariciaron febrilmente esa parte que los hombres anhelamos, y pude percibir sus delicados pliegues, su fluidez y humedad. En el instante en que comencé a friccionarla su espalda se estremeció, giró la cabeza apoyándola sobre mi hombro y me miro de soslayo, con ojos entrecerrados. Mi mano estaba allí, mojada, dentro de ella, y ella exhaló. Pasé mi brazo por su vientre tibio y suave, y pegándome a ella – ¿más? – pretendí impedir que escapara. La gente tosía y gritaba a nuestro alrededor. Mi nariz acabó sobre su cuello y aquel aroma fuerte, lacerante en intensidad, y luego, el olor penetrante de su densa y oscura floresta en mi mano. Pensé en besarla y estuve apunto de hacerlo mil veces en su cuello, en su pelo, en su mejilla, en su espalda mojada por el sudor. Mi órgano estaba a estallar y ya no pude contenerme. Una descarga vibrante y eléctrica me hizo agitarme; dejé escapar un breve y ronco jadeo, sin importarme si alguien me miraba, escuchaba, o me tomaba por loco, pero con el estruendo del cigüeñal diesel, pasó desapercibido. Ella giró sobre si y ¡Dios! todavía recuerdo la intensidad de aquellos ojos clavados en mí; y así permanecimos, sin decirnos nada ¿un lamento o una palabra de saludo? Nada... Quién sabe, quizá nos saludamos sólo con la forma especial en que ambos nos contemplamos. Bajó la mirada y se detuvo en mis labios. Luego, todo fue circulando en mi mente a cámara lenta: El clamor mortuorio de la embarcación, la chusma de gente saliendo como una riada que la arrastra y se la lleva para siempre. Y así se fue; sin un hasta la vista, un te veré, un te amo...
Aquel verano hubo otras mañanas, todas iguales a cualquiera antes de esa, pero no como aquella. Ella no se despidió y nunca llegué a oír su voz, su sonrisa, ni volveré a olerla verla o sentirla. En mi recuerdo permanece su semblante arrebolado, descompuesto por el placer – como el mío – de aquella persona que ¿amé? sin siquiera conocer su nombre, nacionalidad o destino en la vida…
José Fernández del Vallado. Josef. Mayo 2010.
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.
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Para vaporcito el que nos va a salir a todos después de leerte.
Saludos.
Niñoooooooooooo!!!!que hoy hace calor, jajajajajajaj....
josef
vapor...que sensual y que agradable sensación
abres las llaves de toda imaginación para que se libere la presión
Felicitaciones!!
besitos de luz
En este Mediterráneo me marcho corriendo, para coger el vapor a ver si tengo suerte de verla alguna vez, pues parezco una cafetera express en plena ebullición
Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh mi querido Josef... que sensualidad y que de todo... Que calor el que hace... Eres un genio a la hora de crear letras, tienes una imaginación que hace que relates estas historias, bonitas, sexys, algunas tristes, otras crudas... pero, siempre con contenido que deja volar y soñar nuestra mente, y hacernos protagonistas... Hoy me he bajado del vaporcito sudando jajajajajajajajaj y estoy de cabeza!!!
Un besito sensual mi querido escritor...
Absolutamente sublime.
Y lo que todo el mundo espera (por muy mojigato que se quiera hacer ver) que le pase una vez en la vida.
Yo aún sigo esperando mi momento...
Habrá que comprar pareos más largos para este verano...
Sabes qué me ha gustado de verdad? que la pasión se perfila con ternura, quizás es sólo sexo pero a mi me ha olido distinto.
Un beso.
No se como lo haces pero tienes una tecla increíble. Me ha encantado.
Saludos. ;)
Arwen
Dios mío, otra que vaporcito!!! jaja. Fantasía hecha relidad. Sorpresa, impulso, complicidad.
Impresionantemente descripto.
Sensual...Sensual....muy muy sensual jajaja
A ese personaje tan afortunado le dejo un beso en la comisura de sus labios.
Sin palabras... sin aliento, uuuufff, jajaja. Un abrazooo.
Muchacho!!!!!!!! pedazo de mañana, jolín con encuentros así da gusto ir a cualquier sitio jejeje, aunque sea temprano.
Bueno bueno, al menos lo he leido por la noche mmmm para aliviar las calores jejeje
Genial Jose, eres siempre genial escribiendo sea cual sea el tema.
Un besazo muy grande, muy grande.
El run run del vapor pone ritmo en el cuerpo y se desbordan instintos que han quedado rezagados, las almas se alocan, se enzarzan, se enamoran y sin decirse nada, consuman las pasiones... y a los lectores nos ha quedado un calor en el cuerpo….
Creatividad al máximo Josef como siempre.
Besitos
Qué forma de narrar, qué forma de tensar la cuerda, que exquisitez de relato.
Voy a refrescarme la nuca.
Un abrazo,
La sensualidad que se desprende del relato se instala en la imaginación al leer y te atrapa. Para dejarse llevar... Muy bueno.
Un beso.
a ver ahora quién quiere viajar cómodamente sentado...
¡todos al vaporcito!
Besos
Que maravilla de relato con mucha calor ajajaj
un beso corazon
¡Uf...Mon Dieu, qué efluvios salen del Vaporcito y qué forma de engañar a la rutina! ;)
Todo el relato es almendrado y melancólico como los acordes aislados de un saxofón...a pesar de la fogosidad...los susodichos se quedan con sensaciones de tristeza y frustración por la inmediatez de ese goce que no pueden llamar amor.
Ya veo como van subiendo de temperatura tus relatos acorde a como suben los grados primaverales...me pregunto qué leeremos este verano, ¡wow! ;)
Un besote, Jósef.
PSD: Tengo una pequeña duda...¿por qué salgo solita en tu cuadro de seguidores? Bueno, lo mismo es una distinción especial :)) ¿no?
La mañana fue muy calurosa en tu relato…enmarañadamente deliciosa como desayuno de mermelada de dátiles untado sobre un pan caliente…seguramente los corazones los libro del hastío del atestado vaporcito y la vida latía nuevamente como en el remolino que zumbaba como abeja en las entrañas cada vez que él lo recordaba…genial como siempre!...besos
wooow linda historiaa jejeje pero es veridica o tu la escribiste x k eres periodista??? jejeje
x cierto nene no se a cual de tus dos blogs poner, me dices x fas o si keires linkeo los dos vale
saludos
Hola José!! Me encantó el relato,la sensualidad de las palabras te llevan suavemente hasta el vaporcito.
Besossss
Mmmmm... aqui hace frio,pero no mucho despues de tu relato, jejejje... Que manera tienes de pintar escenas con las letras... y no digo mas porque por aca esta saliendo un vaporcito... y no es un bote.
Un Abrazo.
Caray con el vaporcito Josef, a estas horas de la mañana, lo has escrito tan bonito, que casi cambio mi coche por el servicio público.
Creo que me he perdido algunas de tus entradas de esta semana, ndo viajando demasiado, volveré sobre ellas el finde.
Besos. Eritia
cuanta pasión y sensualidad!!
dios mio!!
besos
Esa es la fantasía sexual de muchos/as :D
¡¡¡con lo bonita que se hace una experiencia así en un vaporcito y lo desagradable que es cuando te pasa en el tubo, por diosssssss¡¡¡
Nada que ver, eh???
Un beso, Josef
¿Quien no quiere una experiencia así?
Me ha encantado este relato.
Besos
Excitante relato, como excitante es dejarse llevar por ese arrebato correspondido. Sí, se puede amar por un instante.
Me encantó, Josef
Besos
pero bueno! ese Vaporcito es el de mi ciudad! y pasan esas cosas? y yo viajando en tren? desde luego....
buenisimo el coment de Toro, jajaja.
besos
¡¡¡Suerte de que era una excursión cortita!!!
¿No has probado con un crucero?
En serio, está muy bien desarrollada la historia, casi, casi, nos hemos mareado...
Un beso
mUY bUENO Josef, al final solo queda la incertidumbre, un momento, ese momento es la vida momentos eternos.................
Saludos de Peru.
Danthe
Mira una cosita..., si no te causa molestia bien podrías decir cómo se llama el vaporcito, en que puerto atraca y ¿en qué parte te pones tu...? y no te olvides de las horas punta que son las mejores para estos menesteres...buff
Besos .
Es lo que tiene un pareo, que te soluciona la vida.
Un traqueteo interesante y sugerente.
Una sonrisa
.... pero bueno Josef... a pleno vapor quedé después de leerte...
besos...
Has tocado el fondo de la sensualidad, nos has llevado a ritmo de vapor, por las aguas del deseo..
Dulzura e intimidad en un relato magistramente escrito
Felicidades Joseph
Mil besos y un fuerte abrazo
Veo que todos los comentaristas arden en la llama pasional de tu relato josef, y no es para menos el vapor nos dejo ciegos de calor jajá, muy sensual.
Besos
Un relato cálido, que quema como las burbujas que se asientan en las laderas de los volcanes...
Buen finde!
Buena subida de temperatura en las letras.
Me has recordado al Vaporcito de Cádiz, que antes era así, con la gente apiñada quiero decir, con lo otro... eso ya no lo sé :D Me tendré que documentar.
Abrazos
Ese vaporcito está de candela Josef!
Buen fin de semana!
una fantasía expresada en palabras porque hay que tener en cuenta que la fantasía de hacerlo con un desconocido es muy común y socorrida... y tú lo has contado muy bien.... tiene razón Toro, vaporcito es lo que vamos a despedir nosotros después de leerte y más con el calor que hace hoy.
¡por algo no me gustan a mí las multitudes!
biquiños,
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