sábado, marzo 05, 2011

Amor en Plenitud.


Imagen tomada de Internet.

Ocurrió una noche fría de enero. Thana y Florián se asomaron a la balconada del chalé donde tenía lugar el festejo, vieron la estela y durante breves segundos, sintieron sus cuerpos abrasados por un calor cósmico...
Cuando aquello pasó, sonrieron y se besaron. Olvidaron, y regresaron a su hogar compartido.

Mientras meditaba aquella madrugada, Florián deseaba que todo hubiera sido diferente.
Evocó los momentos sublimes de su emparejamiento con Thana. La emoción de su primer contacto en la barra del restaurante donde se conocieron; su primera salida en pleno mes de agosto a un local del Paseo del Pintor Rosales; sus escapadas nocturnas por el Madrid de los Austrias; sus desiguales costumbres que se condensaban en un cóctel extraño y sublime. Y luego, cuando comenzaron a trabajar en pareja, las excursiones a la playa o a la sierra, degustando los días con la parsimonia de quien se sabe inmerso en una situación estable y feliz, en una existencia que por fin reparte la inmensa baraja de posibilidades que puede conceder sin reservas. Y deseaba que todo hubiera sido diferente.

Reconoció que tal vez le había resultado difícil. Desde luego, no era sencillo hacerlo ante un público ávido de sexo y que voceaba palabras obscenas sin la menor vergüenza en un principio, y minutos después, dándose cuenta con desconcierto que Thana y Florián no solo estaban follando, enmudecía. Hacían el amor de una forma diferente y quizá insuperable; como pudo ocurrir con los primeros Homo Sapiens; como dioses de mitologías indescifrables; e incluso, como Adán y Eva si existieron.
La multitud acomodada en sus sillones adoptaba una pose abstraída, y permanecía deleitándose – no en una sórdida velada insubstancial – sino en la sinfonía del amor en plenitud. El amor que ambos personalizaban no era escenificación, sino realidad, no era una mera simpleza, sino complejidad y belleza.
Finalizaban y el local lleno a abarrotar se perpetuaba en silencio.
Se incorporaban, ejecutaban una reverencia, y abandonaban un auditorio estupefacto, aplacado de lascivia, íntegro y colmado de amor...

El establecimiento dejó de ser solo para hombres.

Comenzaron a asistir parejas de enamorados, que fascinados, trataban de emular a sus estrellas, acercándose siempre, pero sin obtener – jamás – resultados parecidos.
La clave estaba en la extraordinaria habilidad de los dos para fusionarse y resultar uno solo. Lo cual, aunque imposible, de alguna forma tenía lugar en aquel espacio saturado de efluvios. Pero como todo acto milagroso o espléndido se cobra su rédito, mientras que el acto en Florián evolucionó en una sensación de saciedad y disminución de los impulsos lúdicos, en Thana ocurrió al revés.

Apenas transcurrieron seis meses cuando los sorprendió.

Thana, sentada sobre el borde de la cama, lloraba de forma desconsolada y el joven, un muchacho que una vez había sido hermoso, yacía a su lado como una carcasa chupada y vacía.
Le costó tranquilizarla, y le explicó que no era culpa de ella, sino de su recién adquirida naturaleza.
Se deshicieron del cuerpo en secreto y con precaución, y pasó a ser un desaparecido más en una ciudad superpoblada.
El acto mortal se repitió muchas veces. Thana estaba poseída por una lascivia interminable y exterminadora. Florián la amaba, y no podía hacer sino protegerla y ayudarla a eliminar todos aquellos cadáveres despojados de sustancia vital...

Finalmente, se convirtieron en fugitivos que iban dejando un rastro de cadáveres. Los cuerpos de los inocentes que Thana necesitaba para sobrevivir. Y cada vez precisaba de más...

Mientras adelgazaba, le crecieron uñas poderosas como garras, los dientes le amarillearon transformándose en colmillos afilados; su cabello rubio pasó a ser una mata de greñas negras con la consistencia del betún, y se convirtió en una bestia glacial que solo deseaba frío, oscuridad, y cuerpos cada vez más jóvenes que no se conformaba con vaciar y mutilaba horriblemente.

Estaban en la planta veinte de aquel edificio de Santiago de Chile, cuando el temblor tuvo lugar.
Las paredes trepidaron y se movieron ondulándose como piezas de plastilina. Aterrado, Florián abrió la puerta y descubrió el horror. Ella, inclinada sobre el muchacho, dispuesta a violarlo y destrozarlo. Comprendió que ya no la amaba, Thana había muerto para siempre y él era incapaz de amar a la bestia. Tomó la pistola y sin vacilar vació el cargador.
Luego, mientras escuchaba los golpes de la policía en la puerta, se deslizó por las escaleras de servicio, llegó hasta su coche y condujo sin detenerse hasta el desierto de Atacama, cuando alcanzó los geiseres del Tatio en el Valle de la Luna, se detuvo. Salió del vehículo, se sentó sobre una roca y sin dejar de contemplar las estrellas deseó que todo hubiera sido diferente.
De entre los geiseres surgió una sombra, avanzó hasta donde se encontraba Froilán, se acomodó junto a él y mirándolo con ojos que centelleaban en la oscuridad, le dijo.
— Hola. Soy Liar. Me gustas. ¿Vienes conmigo?
Froilán asintió. Se tomaron de la mano y caminando se adentraron en los geiseres...


José Fernández del Vallado. Josef. 4 marzo 2011.
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Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

27 libros abiertos :

Maria dijo...

Me has atrapado 100% la atencion con este texto! Tiene muchos temas, me fascinó toda esa estela de amor y fusion de cuerpos como ocurre pocas veces en la vida con alguien..
Y me desilusiono la idea de matar algo o alguien porque haya cambiado o simplemente ya no responda a nuestros ideales.
Me encantó este nuevo texto y visitarte, el blog lo encontre cambiado tambien.
Un abrazo querido amigo.

Monik dijo...

Como siempre me apasiona leer tus relatos...son increíbles gracias por compartilos!!!

Carolina dijo...

Josef, por un momento me perdí leyendo, porque no entendía que le ocurría a Thana. Y después de volver a leerlo, me quedé estupefacta. La primera impresión que tuve, fue la de un amor sin inhibición y con mucha libertad, ya luego, cambia todo y ella se convierte en un depredador. Más desconcertante el final.

Con todo esto, quiero decir, que me encantó. Tu creatividad es genial. Atrapa y nos haces vivir la historia.

Besitos.

Feliz tarde.

campoazul dijo...

Jolín, lo que empezó siendo una bonita historia de amor, con estrellita y todo, acabo en una masacre por la transformación de Tahana, al final me lie…, ya no sé si la rara era Tahana o mas rarito era Florián, que después de disparar a la que fue su gran amor se va con Liar así por las buenas… ¡que raro!
¿Liar lo matara para sobrevivir lo mismo que hacia Tahana?...

Besitos.

LA ZARZAMORA dijo...

Como siempre bordas los finales, y una se queda con ganas de más.
Besos.

Lara dijo...

Embobada de principio a fin. La imagen espectacular ;)
Muuuuuuacksss!!!

Amig@mi@ dijo...

Sería un buen guión cinematográfico.
De miedo, como amí me gustan
;)
Besos

Myriam dijo...

Bien dicen qie hay amores que matan.... en especial, en plenitud de luna llena.

La Novia dijo...

Es muy bueno tu relato!!!!!!

Me encantó al final...

Beso

(Florian y Froilan, allí me perdí un poquito, es parte de la mutación??)

Anita Dinamita dijo...

Le hubiera gustado que fuera diferente, así que se va a por otra y vuelta a empezar... quizá debería empezar por cambiar él.
Muy bello y atrapa desde el principio
Abrazos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

La pasión es así, sin duda.

TORO SALVAJE dijo...

Joder, acojona.
Con lo bien que empezó.

Saludos.

Luisa dijo...

Hola, Josef.
Una historia de amor con final insólito.
Aquella fría noche de enero algo más que un intenso calor cósmico cubrió a Thana y a Florián.
Genial este relato para los que gustamos del miedo en cualquiera de sus formas.

Un beso.

Mariluz GH dijo...

OOOOOoooooohhhhhhh qué bueno

abrazos

LaCuarent dijo...

Me quede pillada entre tus líneas. ¡Que buen relato amigo!, como siempre, claro.
Un beso enorme

matrioska_verde dijo...

sensual, violento, funesto, fantástico, original.

biquiños,

Marina dijo...

guau!! qué imágenes, qué imaginación, tenés que publicar tus cuentos!
Un abrazo.

Jose dijo...

Por algo se dice que el amor a veces no es verdadero y si tiene dosis de traicionero.

Magnifico final.

Saludos

Lara dijo...

Es que ya no puedo definirte, sólo te diré que cuanto más te leo más necesito leerte ;)

Belkis dijo...

Muy buena historia Josef, siempre con un doble sentido implícito.
El amor es la plenitud de la vida, pero a veces a causa del amor excesivo, desmedido o mal entendido, creamos monstruos que luego nos vemos impelidos a destruir porque el daño es tan profundo, que no hay marcha atrás. Me has dejado enganchada.
Te dejo un abrazo enorme amigo y mis mejores deseos para ti y tu padre.

nara dijo...

me envolvió, en principio imaginé estar en ese madrid de los austrias tan bello, crei que seria una bonita historia de amor pero....

un abrazo.

Julia Hernández dijo...

Me maravilla la forma como envuelves las situaciones por más trágicas que parezcan de una forma que me sujeta a tu relato de principio a fin.
Siempre es un placer leerte, querido José. Besos!!!

virgi dijo...

Hay amores que matan. Es difícil que se mantenga ese nivel tan completo, por algún lado se desequilibra la vida.
Besitos

semilla dijo...

Yo soy una ferviente lectora de novela gótica tengo una gran colección, también de misterio y demás, aparte de policíaca. Stephen King era buenísimo cuando no tenía negros que le escribian y Peter Straub también y sus historias de entonces tenían un puntito como la tuya. Me gustan este tipo de relatos y tu los bordas, me ha dado miedo la descripción de la chica y el final es inquietante...

semilla dijo...

Por cierto , es difícil encontrar lo de los comentarios porque está en negro sobre negro, ayer me volví loca para poder dejarte el comentario y me fue imposible entrar en el chat de la derecha...¿cómo se hace?

EL AVE PEREGRINA dijo...

Josef, como siempre de principio a fin... hay que seguirte...la primera parte está llena de pasión y enredo...lo demás... ya es mas frívolo y desgarrador...
No deja de ser un estupendo relato.

Un abrazo.

Carlobito dijo...

Un relato escalofriante y entretenido.

Saludos.

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