viernes, abril 09, 2010

Mundo.

Supe cual iba a ser mi lugar cuando la pandemia se volvió virulenta. ¿Cuál puede ser el terreno de un hombre sin estudios y en el paro? Sencillo. Primera línea de muerte. Allí, retirando escombros de las casas y quemando o atendiendo a infectados, estábamos Humberto y yo. A mí me tocó por vago y desempleado, lo de él fue peor: Estaba allí por idiota. Pero no por indolencia, era una causa perdida. Los médicos lo tildaron de: “individuo de escaso nivel craneal, tendente a la subnormalidad.” Eso dictaminaron, y todo por ahorrarse una expresión.
Sin embargo, Humberto para mí tenía más luces que muchos de aquellos paranoicos que trataban de salvar su vida a cualquier precio, cuando todo estaba escrito de antemano. Algunos eran gilipollas de los que aún creen en clases. Recuerdo que una vez llamé a uno administrativo, y ofendido me soltó el estribillo de: “Todavía hay clases.” Pobre idiota. ¿Cómo puede haber clases en una sociedad que se desbroza de golpe?

Siendo consciente de que quizá sólo nos quedaran meses de vida, ser partícipe del valor con el que Humberto se desenvolvía, me hacía renacer cada día.
Una vez un pitbull lo atacó y él le replicó con un cariñoso saludo, natural que sucediera. El perro ya nunca pudo separarse de él. Nuestros superiores nos recomendaron que lo matáramos, representaba un foco de infección. Más infectos me parecieron ellos. Y Claxón seguía con nosotros, más sano que ninguno. Tanto que sospeché que fuera inmune, pero para qué decírselo a nadie. Con tal de salvarse, lo despedazarían sin miramientos. Que se fueran al carajo.

Tras seis meses de – ¿lucha? – la suerte estaba echada y
el mundo era una pútrida desolación por la cual nos movíamos Claxón, Humberto y yo.
Recorríamos una senda en la que nadie se oponía a nuestra fuerza, pues los seres humanos que encontrábamos, eran apenas despojos. Y nos tocaba velar el último aliento de aquellas almas molidas.
Cuando empecé a sentirme mal no se lo dije, se dieron cuenta. Humberto cargó conmigo en sus brazos y no paró de avanzar. Yo no cesaba de insistir:
“Humberto… ¿a donde carajo me llevas si ya no hay nada más que ver?”
Y el cabrón, sonreía.

Una mañana abrí los ojos y me encontré allí; en la cima de una montaña. Quizá no fuera muy alta, a mí me pareció gigantesca. Una claridad resplandeciente que hacía posible ver todo alumbraba el escenario. Lentamente me acomodé sobre el prado en el cual nos encontrábamos. Miré a Humberto y le pregunté.
“Hemos llegado, ¿verdad?”
Asintió. Y dijo.
“Mundo.”
Centré la mirada a mi alrededor y fui consecuente sobre donde estábamos. Desde el alto era posible ver mar, tierra, ciudades y desiertos...
De repente comprendí hacia donde había estado encaminada mi vida; a presenciar la sublime belleza del mundo, incluso en sus instantes finales.
A mis pies Claxón lamía mis pústulas; lo hacía todos los días.
Con una mezcla de asombro e incredulidad aprecié una diferencia. Empezaban a cicatrizar. Quizá existiera un mañana...
Me volví a mirar a Claxón y a Humberto. Les debía la vida y algo más...

Sin duda, ellos eran ya los padres de una nueva eternidad.

José Fernández del Vallado. Josef, abril, 2010.
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Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.



31 libros abiertos :

Anónimo dijo...

HOLA AMIGO MODERATO!!!!!!!!!!
como estas? espero que muy bien conun solcito que debe estar pegandote en las pestañas verdad? mira pasaba a agradecerte que me tengas en cuenta ..que me dejes esos comentarios con tantos kilos de cariño...en verdad gracias siempre me alegras ..sabes porque? porque eres muy alegreeeeeeeeee

divinisimo te dejo un besines enorme y gracias por estar!!!

TU AMIGA SAUVIGNONA
:=)

Trini Reina dijo...

Como siempre un buen relato que atrae al lector de principio a final.

Un nuevo mundo parece que comenzará con Humberto, Claxón y él.Habrá en la montaña una chica? Por que si no...

Abrazos

Dama dijo...

Me resulta admirable la capacidad que tienes para ofrecernos estos relatos tan fascinantes, en los que me haces subir a la cima y admirar el mundo, subirme a una viga y desear no tirarme, subir montañas heladas, descubrir nuevos sentimientos...

Gracias Josef, gracias por estos momentos.

Besos y feliz fin de semana

Carolina dijo...

Bonito escrito. A pesar de tener oscuridad y destrucción. Brilla la amistad solidaria, dando el matiz de esparanza ha un nuevo mundo. Me gustó mi querido Josef. Y la imagen respresenta ese colorido de la vida ante lo opaco. Buena elección.

Un besote y un fuerte abrazo.
Feliz fin de semana

Lara dijo...

Tus relatos no se leen, tus relatos se sienten.

María Gladys Estévez dijo...

De eso se trata, a pesar de las inmundicias, ver lo sublime y bello de las cosas .

Bonito relato profundo.
besos

Pedro Ojeda Escudero dijo...

En realidad, nunca hay un mañana.

Angeles dijo...

Gracias a que existen seres así el mundo es maravilloso y eterno.
Una caricia tu relato.
Besos.)

MORGANA dijo...

Te dejo un regalo en mi laberinto.
Besos.

Beelzenef dijo...

Tus letras están cargadas de horror y esperanza a la misma vez. Grandioso

Abrazos fuertes

soy beatriz dijo...

Las cumbres de las montañas tienen ese algo mágico!!! tal vez nos transforman, o simplemente no ubican en nuestro mejor sitio. En verdad muy bonito.
Un abrazo

Anónimo dijo...

Siempre hay que disfrutar y ver lo bello de lo poco que tenemos de ahí partimos para más, encantador relato.

Besos.

M. J. Verdú dijo...

Paso a dejarte mis saludos y todo mi cariño en esta tarde de viernes. Un placer visitarte,como siempre

BlueMoon dijo...

Hola Josef:
He de decirte que, al principio, tu relato me estaba resultando demasiado oscuro para mi gusto (me cuesta leer letras tristes) pero el final es de los que me gustan, de los que transmiten esperanza. Me gusta mucho como lo has relatado.
Un abrazo.

Rosario Robredo dijo...

Hermoso relato!!!

Buen fin de semana.

Un abrazo

Julia Hernández dijo...

Me gusta y dentro de todo lo encuentro lleno de luz tu relato. Y si existe un mañana...y mejor aún. Un fuerte abrazo.

Mar dijo...

Daba escalofríos tu relato, hasta que has dado el quiebro final y, con la amistad y la lealtad, le has dado un final esperanzador y con una luz increíble.

La fotografía es muy sugerente...

Me gustó.

Saludos.

Paquita Pedros dijo...

Excelente entrada cielo
un beso y feliz fin de semana
gracias por tu bello comentario

Anónimo dijo...

Hola José!! Me gustó mucho el relato. Atrapa desde el principio hasta el fin. Habrá que subirse hasta la cima de la montaña para encontrar un nuevo mundo o simplemente un mañana?
Besossssssss

Jose dijo...

Que difícil encontrar ese nuevo mundo donde todo sea felicidad que lo que persigue cualquier mortal.

Un saludo y buen fin de semana

iliamehoy dijo...

Un hermoso alegato a la esperanza.
Qué inicio tan tremendamente desgarrador... atrapa al instante!
Una sonrisa

khepri dijo...

Creo que todos necesitamos que de vez en cuando, alguien nos arrastre hasta aquella cima, que podamos apreciar la belleza del mundo que nos rodea, y dar gracias desde el alma…hay tanto por que agradecer cada día, y nos limitamos a solo reclamar.
Besitos para ti, que disfrutes tú fin de semana.

Anónimo dijo...

Que hermosa historia Josef! Aunque sean frases muy conocidas, enseguida me vino a la mente: "No está muerto quien pelea", "Hay que seguir adelante a pesar de todo", "Coraje frente a la adversidad" y otras parecidas.
Pero también recordé que, un buen amigo y un gran perro, también son suficientes para hacernos felices :)
Un beso o 2!

Belkis dijo...

Estupendo Josef como todos tus relatos. Este tiene ese deje de tristeza que caracteriza a la desesperanza, pero al final se transforma en gozo de alcanzar un estado superior de la conciencia. Un llegar por encima de lo visible, un trascender, y lo mejor en compañía de los estuvieron contigo en el último momento. Tiene su intríngulis el relato.
Ya sabes que me encanta leerte.
Un abrazo muy grande.

Marina dijo...

Dijo el Principito: lo esencial es invisible a los ojos... y el corazón de estos tres seres segregados demuestra cuan ciegos "los normales" nos podemos volver... excelente, de principio a fin. Un abrazo.

Janeth dijo...

Sin duda amigo Jose mientras exista una alma sobre el planeta, ese espiritu humano poblara la tierra, poblara el mundo de nueva esperanza, de nueva vida, el hombre destruye pero asi como destruye, tambien construye y logra propositos,cada uno con su mision encomendada...

Cele dijo...

Un relato que cautiva que muestra un mundo, bastante real, eso de las clases, es muy propio del mundo en que vivimos.
Los llamados raros, y otros nombres, tienen muchas veces mas sentido comun que los "normales"
En la naturaleza no hay nada escrito solo queda la esperanza, esa que tan bien has plasmado al final.
Un abrazo y feliz finde

marea@ dijo...

Los más altivos y materialistas, son los más ciegos.... los de a pie, los más menos para ellos son los que saben mirar por encima de todo lo material y encontrar la verdadera belleza y existencia de las cosas.... me siento en esa pradera para respirar profundamente y abrir bien los ojos para quedarme con cada una de las imágenes que pueda percibir desde ahí... se respira tranquilidad y pureza.... un abrazo amigo.

Amnesia dijo...

Me ha gustado mucho tu relato, hacia tiempo que no pasaba a comentar, no me lo tomes en cuenta, es que he estado viendo mundo, un mundo que ya conocia pero ha estado muy bien.
No me han echo daño, no me importa que me comenten, quite por un tiempo los comentarios, pero me di cuenta que si escribo y la gente lo lee, tiene derecho a opinar, pero lo que no deseo es que esperen que yo tambien les comente, hubo un momento en el que me di cuenta que solo se comenta ,no todo el mundo claro, pero te comentan si comentas, y no creo que el blog viva de los comentarios, creo que vive si el dueño del blog le da vida, si no de que sirve tener una entrada y cincomil comentarios?.
Un beso

Anónimo dijo...

Excelente relato, me ha encantado.
Buen domingo.
Besos

Mariluz GH dijo...

magnífico, excelente... te aplaudo, amigo mío.

dos abrazos y un beso

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