martes, diciembre 16, 2008

El crimen del señor Tiziano.

No hay el menor asomo de fantasía o desvarío en lo que voy a contar, es un hecho real. Tomaba una ronda de ron junto a la hermosa Katia y su novio Tim, en el chiringo del mono. Acababan de volver de un extraño viaje por los remotos rincones de Europa. Me lo contaron tal como a ellos se lo narró el viejo europeo que los invitó a pernoctar. 

Sucedió en un país mediterráneo, durante un verano que no fue tal. Una noche en la que no hacía frío o calor, brisa, ni viento, se oía la estridencia de los grillos, no circulaban coches, y menos había festejos nocturnos. Por no escucharse, ni el alarido de un mísero perro, pues los vecinos de enfrente, que por entonces tenían a su disposición todos los canes del barrio, estaban en el cortijo del sur, y se habían trasladado con su arsenal de perrería incluido.

Ahora imaginen una urbanización de treinta y cinco mil metros cuadrados en completo silencio y oscuridad, pues tampoco había luna y hacía una espléndida luna nueva. Y vislumbren – si son capaces de hacerlo– al hombre caminando en bañador en la oscuridad de su jardín a media noche, solo, aburrido, con el deseo de cumplir el vago propósito que había rondado su mente durante las horas del día sin éxito: realizar una cloración. Operación que consiste en verter sobre la superficie del agua (generalmente una piscina o una depuradora de aguas residuales) una cantidad específica de cloro granulado o en polvo, con el fin de mantenerla libre de impurezas. Sumido en el letargo de un verano de tedio y silencio el señor Tiziano, quien no tenía que ver con el ilustre pintor, olvidó ponerse los guantes. Tampoco esa parece ser la razón primordial de lo que sucedió a continuación, pues por lo general no solía ponérselos. 

Nuestro hombre, una persona metódica, tenía contabilizados mentalmente cada uno de los arcos de piedra que conformaban el muro de la mansión en donde habitaba; así como los ciento veintidós escalones que había de ascensión desde el cuarto de la depuradora, donde recogió el bote de cinco kilos de cloro con sus manos sin guantes, hasta la piscina. Hasta ahí, todo normal.

Indudablemente conocer el número de escalones dada la oscuridad suponía una clara ventaja. Otra cuestión consiste en adivinar por qué no utilizó la linterna. Según recordaron Katia y Tim, pensó que en la oscuridad de la noche la visión se adapta fácilmente, y con objeto de vislumbrar el perfil de las formas en la distancia, caminar sin linterna, podía resultarle ventajoso. (Hecho probado y cierto). Lo que no pasó en ese momento por su cabeza, fue que con luna nueva y el cielo encapotado – como parecía hallarse – por mucho que uno se esfuerce no podrá ver una sombra a más de dos palmos de distancia. 

Con precaución y casi haciendo equilibrios, el señor Tiziano comenzó a subir mientras contaba los ciento veintidós escalones que en suave pendiente lo encaminaban a su piscina. Y como hasta a un hombre inductivo y racional como él la mente puede jugarle extrañas pasadas, sucedió.
Tras finalizar la ascensión esa vez no contó ciento veintidós, su mente se detuvo en... ¡cuatro mil! Sudaba. ¿Sudaba? Y cómo no hacerlo. Si calculó que habría estado ascendiendo durante cerca de tres cuartos de hora. Se detuvo mientras trataba de adivinar lo que tenía delante: Total oscuridad y algo quizá diferente. El olor. De todas formas, mientras subía, había caído una fina llovizna, y como es sabido la humedad impregna de aromas nuevos – y preciosos – la atmósfera, y en ocasiones incluso crea ambientes desconocidos. 
El señor Tiziano no era la clase de hombre que se formule demasiadas preguntas, en cambio era capaz de encontrar explicaciones para todo aquello que no se ajustara plenamente a su razón. Y en ese momento las halló. Acababa de cumplir setenta y cinco años y por las mañanas sus huesos chirriaban cual oxidadas vigas de hierro mal engrasadas. Todo fue obvio en su mente. Había sido el cansancio, el tedio y su irreconciliable y mal llevada vejez. Estaba claro, de forma mecánica su cerebro había prescindido de la primera cifra: El uno, para a continuación sumar ambos doses, crear un cuatro y añadir tres ceros que no eran sino sutiles metáforas insertas en su rostro como gotas de sudor y agotamiento.
Cesó de resollar. Presentía el camino ante él. Estaba ahí, en alguna parte. Prosiguió. Y aunque no le pareció el mismo trazado que estaba acostumbrado a recorrer, se hizo una pregunta que lo liberó de dudas y tensiones: “¿En la oscuridad qué es igual a qué?”A trancas y barrancas atravesó un arco oscuro, y de pronto se encontró en un recinto a cuyo alrededor altas cúpulas con terminaciones acabadas en finas agujas, señalaban a la noche. 
Se detuvo, y se rascó la cabeza con inquietud. ¿Por qué de repente tardaba tanto en asimilar lo que su empobrecida vista de anciano creía ver? ¿Y por qué creía estar donde no estaba cuando en realidad estaba allí, en su piscina? La vio. Allí, en el centro. Quizá pudiera parecer – y así fue – más grande de lo habitual, pero sin duda era la piscina. 

Depositó el bote en el suelo y procedió a abrirlo con cuidado. Aún así el polvo del cloro se introdujo en su garganta y le causó un escozor irritante. Para evitar las arcadas se giró. Sin mirar, aunque de todas formas no viera, tomó el vaso con medidas que había en su interior y sólo tras llenarlo un total de diez veces logró finalizar una vuelta completa a la piscina. Sí, todo estaba claro. Con la vejez las distancias en lugar de menguar se alargaban, lo mismo que el tiempo. En cuanto a la oscuridad, se convertía en solemne y preciosa, y los aromas resultaban subyugantes y sinceros. Concluyó que había sido una gran experiencia realizar el proceso en plena oscuridad.
Cerró el bote y descendió. Esta vez tardó algo más de quince minutos, pero ya no se inquietó, pues llegó a la edificante conclusión de que se acostumbraba rápido a su estado de vejez. Dejó el bote en el cuarto de la depuradora, cruzó el jardín, entró en la casa y agotado, se acostó.

A la mañana siguiente tras desperezarse fue a echar un vistazo a la piscina y se encontró con la sorpresa. Estaba sucia, y apenas olía a cloro. Era como si la cloración no hubiese surtido el menor efecto. Aunque no se alarmó, pues imaginó que la lluvia habría afectado al PH. Más tarde vería que hacer.
Mientras tanto desayunó y salió hacia el pueblo. Compró el periódico y una vez alcanzó la plaza central, se acomodó en el bar de los filipinos, pidió un café con leche, y procedió a ojearlo. Y allí, en primera página, encontró una noticia que lo desconcertó por completo.

Los créditos del artículo decían:

“Salvaje atentado en templo jainista en la colina de Shetrunjaya. Estado de Jugarat, India.

Y proseguía: 

“El mayor pecado para la religión jainista consiste en causar daño a cualquier ser vivo. Los jainistas practican la no violencia. Su religión presenta una perspectiva igualitaria de las almas de humanos, animales y organismos microscópicos. Respetan a los insectos y muchos ascetas llevan incluso mascarillas para evitar tragárselos accidentalmente."

Arovechando la noche de luna nueva el eco-terrorista, penetró en completa oscuridad en el estanque sagrado del templo de Adinath. Según los investigadores realizó una minuciosa cloración que acabó con la vida de las más de seis mil carpas, renacuajos, e insectos acuáticos que lo poblaban.

Una espectacular ceremonia por la masacre, que tendrá una duración de una semana, sume en el dolor a los ascetas de los más de mil doscientos templos que se encuentran diseminados por la cima de la colina.”

A la noche siguiente, con la esperanza de escuchar otra historia por lo menos tan buena, regresé a tomar un trago al chiringo del mono. Llevaba dos horas sentado y mientras esperaba sin éxito a que Katia y Tim se presentaran, bebía. En una mesa a mi lado tres hermosas damitas no cesaban de reír. No cabía duda, lo estaban pasando muy bien. De pronto, alterada, una de ellas se incorporó gritando.
-¡Oh! ¡Una araña! Se me ha subido una araña... 
Con nerviosismo se hurgaba en sus largos cabellos. 
No lo pensé. Me levanté dispuesto a ayudar. Y cómo no hacerlo si además, la chica era preciosa. De repente la vi y le advertí.
- ¡No te muevas! Está sobre tu hombro. 
Volvió la cabeza y soltó la mano con intención de aplastarla. La intercepté en segundos en el aire, mientras con la otra recogía al bichito y lo depositaba con cuidado en la pared. Desapareció a toda prisa, moviendo sus ocho patitas como sutiles palillos maleables. Me volví hacia ella y sonriendo le dije.
- ¿Ves? No se puede dañar a los bichitos. Viven con nosotros y son nuestros amigos.... Y permanecí sonriéndola con cara de gandul idiotizado, los brazos en jarras. 
Ella se alisó los cabellos y recompuso su desmadejada figura. Sólo entonces me habló.
- ¿Ah sí? Pues mira... Tienes razón. Claro. No eres un bicho precisamente. ¡Sino la cosa más paranoica que se ha cruzado nunca en mi camino!
Y me abofeteó un par de veces en la cara. ¡Mujeres...! Pierden los nervios y...

Dos años de relación y nos casamos. Para celebrar nuestro encuentro en nuestro viaje de novios decidimos visitar la célebre colina de Shetrunjaya, en el Estado de Jugarat, India. 
Fue todo un éxito. Jamás la toqué, ni discutimos, ni me hizo falta hablarle fuera de tono, la quería y nos llevábamos de maravilla. Aunque debo reconocerlo, a ella aquello le encantó... demasiado. Se separó allí mismo de mí y se convirtió al jainismo. Y nunca, nunca jamás que yo sepa, ha vuelto a intentar matar a una sola araña y menos pisar a una hormiga... 

En cuanto a mí, pues aquí estoy de nuevo, en el chiringo del mono. Espero a Katia y a Tim, regresan de uno de sus viajes. Mientras degusto una copa de ron me da por preguntarme si esta vez volverán ambos, uno sólo, o ya jamás volveré a disfrutar la inocencia de sus bellos rostros sonrientes... 

José Fernández del Vallado. Josef. Octubre. 2007. Arreglos Dic 2008.



40 libros abiertos :

© José A. Socorro-Noray dijo...

¡Todo tan real y maravilloso como tu prodigiosa imaginación y buen hacer!

¡Eres una fuente inagotable de relatos!

¿Qué te puedo decir que no sea repetir lo de siempre? ¡Excelente! ¡Pero eso no es nada nuevo!

Un abrazo

patri dijo...

Lo que daría yo por una imaginación como la tuya!!
me ha encantado y preciosa fotografía,por cierto.
Besitos

Cynthia dijo...

Tus relatos nos transportan..nos dan la adrenalina de sentir y vibrar con cada palabra.. que bien lo haces!!

gracias por compartirlo..
cariños.

Anónimo dijo...

hermoso tu relato acompañado de esta música tan armoniosa......
me encanta lo que escribes....
felicitaciones amigo y nunca dejes de hacerlo!!!!!!!!!!
imaginación y realidad mezcladas en un juego muy interesante........

un abrazo.

Natacha dijo...

Josef, me ha encantado... no tenía tiempo para leerte. jajaja. Pero lo he robado de otro sitio y me quedé prendada de tus letras... Pobre hombre y... pobres peces...
Gracias por tus textos, hermosos.
Un beso, amigo
Natacha.

Celia Álvarez Fresno dijo...

Muy buen relato.
Ha pasado unos momentos muy agradable con la historia.

Claudia Sánchez dijo...

Qué manera de viajar contigo!
Y de cada viaje me quedo maravillada.
Excelente, como siempre!
Besos

mj dijo...

Siempre sorprendiendo con tus textos y recursos. Me encanta leerte. Un abrazo querido amigo
mj

bog_art dijo...

No hay mejor manera de contar una irrealidad, que mezclándola con la realidad.. y a tí se te da muy bien!.. gracias por pasar y Felices Fiestas si no te viera.. aunque siempre estoy rondando..

marbu dijo...

Como siempre, una imaginación arrolladora. Ojalá todos tuviéramos ese respeto a la vida que tienen los jainistas.
Un beso

isis de la noche dijo...

jeje... uno nunca sabe a dónde nos conducirá una senda oscura..

espera... la vida misma es una senda oscura por la que transitamos creyendo conocer el camino y mira tú... la de sorpresas que nos llevamos ;)

Me la he pasado muy bien leyéndote ;)

un beso

Arantza G. dijo...

Nos sorprendes gratamente.
Tienes una exquisita y prolija imaginación.
Un abrazo.

Liz Marin dijo...

ha sido genial,es como ser tu uno de los protagonistas ya q conforme vas leyendo formas parte del relato

besitossss

zoraida999 dijo...

Es impresionante como escribe......simplemente OLE!!!

NoSurrender dijo...

me acordaré de los jainistas la próxima vez que tenga que matar un insecto :)

Salud y letras!

TORO SALVAJE dijo...

Aprendo más aquí que cuando estudiaba y además de forma amena y entusiasta.

Gracias.

Saludos.

Naveganterojo dijo...

Has sido capaz de hacer pasar casi una vida en unos minutos de lectura, noviazgo, matrimonio, separacion....ademas has escrito una frase que me ha dejado perplejo,:"hacia una explendida luna nueva",¿algo que no se ve, puede ser explendido???,curioso, muy curioso.
Un saludo

Novicia Dalila dijo...

Muy bueno Josef. Me ha gustado mucho.
Enhorabuena. Un beso

lua dijo...

como me gustaría ir alli....me ha encaqntado, y tambien la version al piano de Radiohead, besitos!!

LUX AETERNA dijo...

Sos increiblemente imaginativo, he aprendido que con vos hasta el último párrafo todo puede ser, muy bueno me gustó mucho.
Salu2

Juan Duque Oliva dijo...

Imaginativo y prolífico.

Una pasada Moderato.

Anónimo dijo...

Fantástico relato.. ojalá todas las religiones fuera como esa.. :)

Sigo esperando más relatos

Un besote

Oteaba Auer dijo...

Hay que ver como se despliega tuimaginación sobre cualquier tema..¡admirable!
Saludos

MRB dijo...

Increíble, no he parado de leer. Hay una incógnita que ha de resolverse y me mantuvo en suspenso. Buen relato,
Shanty

Silvia_D dijo...

Me traes y me llevas, en brazos de tus letras por desiertos, calles, montes y nubes, hasta donde tú eliges y ya no cuento escalones, Josef, simplemente... me dejo arrastrar, GRACIAS, GRACIAS... tú sabes como saben los sueños...

Soy feliz compartiendo ratitos contigo, es un placer y un honor :)

Besos^^

Anónimo dijo...

Tu desbordante imaginación, es inspiración para muchos. Conocerte fue sin duda una de las mejores cosas que me ocurrieron en este año y doy gracias por la suerte que tuve al cruzarse nuestros destinos. Aprendo mucho leyéndote, pues eres un maestro en el arte de narrar. Me quedo enganchado de tus frases. Gracias por estar ahí, compañero y que no cesen jamás tus relatos. Hasta pronto. Feliz Navidad.

josef dijo...

Bueno amigos, parece que esto se acaba jeje. Este año me refiero. No me queda sino despedirme y saludaros de nuevo una vez más, agradeciendo vuestras visitas. De verdad, no sabéis cuánto os agradezco que me leáis y opinéis. Opinad, me gusta que digáis lo que pensáis, saberlo para mí es conocer por donde voy caminando...

Por cierto. Sólo hay una cosa cierta, todos estamos embarcados en el mismo barco, el bajel de la vida. Y tenemos la suerte de coincidir en el tiempo. De modo que hagamos una cosa. Hagamos que este mundo se más bonito porque nos lo están estropeando y somos nosotros quienes tenemos que poner el granito, siempre ha sido así. Los artistas como vosotros con vuestras palabras se pueden lograr muchas cosas. Nos asombraremos de verlo; ánimo! Y veo que hay conciencia, lo cual me alegra mucho. Ahora es el momento de dar el Do de pecho. Estamos en el futuro, en el año 2008. Acaso no recordáis cuando el futuro era "2001 Odisea en el espacio?" Pues bien este año que entra será "2009 Odisea en la tierra", y con final feliz, o por lo menos, mejor... Un abrazo gigante y lleno de nuevas esperanzas y alegría para todos y entre todos!!!!

MAYTE dijo...

He quedado sorprendida con tu relato, que gran imaginacion la tuya.
Esperemos que el 2009 tenga un final feliz.

Un abrazo gigante lleno de esperanza tambien para ti.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me ha entusiasmado la técnica del relato: las idas y venidas entre lo contado y lo vivido y cómo, al final, es el narrador el centro y no lo narrado.

LUCIA-M dijo...

Uff me atrapo ¡!! Que buen relato
Estoy con Toro, aquí en tu blog,
Se aprende mucho, y se disfruta leyendo
Un beso.

Soy ficción dijo...

Me agarro el texto, como no hacerlo!? Una historia apasionante sin duda.

Esther dijo...

una excelente historia,eso si el lugar sagrado le quitó su amor al igual que el quitó la vida con el cloro a la vida que llevaba dentro, es como una venganza.. besos

ESCAECER dijo...

Felices Fiestas Josep, espero que el año nos traiga cosas buenas para todos, incluidos los bichitos, plantas y demás seres de esta tierra que pide SOS a grito pelado...Como siempre no me defraudas...un placer leerte.Besos

Luar dijo...

Como siempre una historia super interesante!!!
Que ganas de saber como termina...
como algo queda en el aire, la curiosidad!!
Besos

Eria.. dijo...

Vale soy una mema jajajaj me lo he tragado todo hasta que ha llegado la parte de la boda jajajajja me tomas el pelo como quieres jajajaj, es un placer leerte Josef, siempre. Me alegra ver toda tu energia possitiva para el próximo año, un besazo.

pati dijo...

Puedes creer que huelo a cloro??

Increíble...

;)

Ha sido un placer encontrarte. Nos vemos.

Un beso :)

Mixha Zizek dijo...

Excelente texto dos historias en una, lo del valle sagrado en la india y no matar a los insectos, lo veo aqui en NY, algunos indues que tienen esa religión viven llenos de insectos y los respetan porque piensan que alguno podría ser un ancestro... interesante tu historia, me encantó, un beso

NDEH dijo...

El crimen es no poder leerte...

Felicidades gran escritor...

Abrazancos.

lys dijo...

Bueno, por lo menos no se dirá que se fue en busca de paz si ya la tenía, lo que pasa es que el ser humano es cambiante y caprichoso, ahora, que el abuelo subirse cuatro mil escalones de nada, y sobrevivir al intento, es toda una proeza de imaginación. Digna de ti amigo.

Un abrazo.

mia dijo...

Tu imaginación es prodigiosa

y calenturienta

y de ella se sustentan

almas hambrientas,golosas

Todas las que aquí asoman...

besos y gracias

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