jueves, febrero 26, 2009

Siempre en el mismo lugar.

Está siempre en el mismo lugar, inalterable, en “su refugio” de la parada del autobús de la umbría y popular calle Toledo de la que nunca salió. Usa chaquetilla gris de lana gruesa, zapatillas de fieltro y piel de conejo, un par de polainas de lycra picadas, falda de tejido grueso y una bolsa de plástico conteniendo su vida. A sus espaldas, la puerta azul turquesa del Barclays Bank resalta onerosa. Funcionarios trajeados entran, salen, hablan, echan cuentas, y ella prosigue invisible al locuaz proceso de conductas irrevocables que se maneja a su alrededor. Se arrellana ¿quizá a la expectativa de un nuevo y más confortable autobús de existencia? ¿Está exangüe en vida? Se me ocurre, que como la vida es un innegable proceso de muerte, ella sólo hace que arrogarse unas horas de empeño…
No habla, dormita y parece aguardar, aunque nunca toma el autobús. ¿Acecha? Tampoco dirige la palabra pide perdón reza suplica o se queja, y se fija en el bullicio que gira a su alrededor con el mismo desdén de quien vio desfilar una procesión hace décadas. Poco parece importarle haga frío calor llueva nieve hiele o sople un tifón. Bebe vino rancio, barato, y lo hace con dignidad. Ni siquiera es alcohólica de bulto, no habla sola y si masculla jamás la verás hacerlo en alto. Al ser preguntada, con amabilidad de salón, responde frases de elegante disuasión. “Está bien. No necesito ayuda. No estoy sola. ¿Si tengo a donde ir? Ya estoy aquí. Este es mi sitio. Mi sitio. Mi sitio… Estoy segura. Sí. No se preocupe. No estoy loca. No. Segura. Segura, por completo.”
En general la ciudad convive junto a ella con la misma naturalidad que lo hace con ratas, cucarachas y ladrones; pero ella no tiene que ver. Su cabello cano, su forma de desenvolverse, anuncian dignidad y un pasado, como mínimo, juicioso.

Termino el trabajo de madrugada; es invierno. Vuelvo deprisa, las manos en los bolsillos, el viento desbasta mis labios y silba en mis entrañas, la calle está en silencio y las estrellas titilan de frío. Entonces oigo cantar y la descubro: Es ella; mediante un clamor amortiguado, tenue y tierno, exquisito, abrazándose el pecho con sus brazos duros como rizomas, un par de mantas echadas sobre su abultada espalda de vieja, la botella a sus pies, mediada, y la cabeza ladeada, deja escapar notas que hablan sobre un lugar donde una vez hubo amor.
Paso a su lado, por un instante me detengo; pienso en llevármela, la noche es infame, cruel, todos los días pienso en lo mismo y ¿por qué no lo hago? ¿Por qué no sé reaccionar? ¿Soy insensible? Me comporto como la ciudad. ¿Formo parte ya del duro granito y metal? Sí, tal vez…
Está oscuro, algo brilla. Miro al cielo, a las marquesinas de los edificios, parecen retorcerse y agacharse hasta abrazarse entre sí, da la admirable impresión como si desearan resguardar la soledad y el silencio. Hace silencio, excepto la melodía. La miro. Alza la cabeza se vuelve y me contempla, nunca lo hizo antes. Revelo la procedencia del brillo, está en sus ojos. Resplandecen con incisa profundidad en la penumbra, un escalofrío arquea mi cuerpo. Una voz suave, delicada en exceso, me anima con inesperada placidez.
“Vete, regresa a casa. Tu mujer te espera.” Y añade más tensa.
“Lo sé. Sé lo que piensas. Todos lo creen. Pero yo estoy en la mía y No tienes nada que hacer.” advierte. Y sonríe. ¿Sonríe? ¿Está ebria? Cómo sonreír sin tener hogar ni familia sin… ¡nada! Aunque a lo mejor es lo que yo establezco.
La miro con miedo, recelo a lo desconocido, lo sobrenatural me aterra, me sobrepasa. Bajo la cabeza, me giro y balbuceo.
“Adiós. Hasta mañana.”
A mis espaldas oigo un bondadoso “hasta siempre.”
Luego, la misma melodía me acompaña durante la noche. Y a la mañana siguiente continúa implantada en mi mente.
Y hoy, tras más de treinta años de aquello, está dentro de mí. Se encuentra siempre en el mismo lugar, “inalterable”, pero a la vez muy tenue tierna y exquisita, abrazada en “su refugio” de la parada del autobús de la umbría y popular calle Toledo, de la que nunca tuvo necesidad de salir…


José Fernández del Vallado. Junio 2007. Arreglos 2009.

48 libros abiertos :

mia dijo...

Una vez más me llevas

a compenetrarme

sugestivo,profundo

y contundente.

Ya no puedo separarte

de mi vida,ni aquí

ni en"la isla"

♥♥♥besos♥♥♥

GlamToday VideoTop dijo...

MUY INTERESANTE...

Noelplebeyo dijo...

Preciosa historia de esas almas que transitan en la vida y que pensamos que pasan de largo...que va

saludos

NDEH dijo...

Bendita tu escritura...
Bendito tu corazón...

Cuando pases por mi blog, no estés mucho tiempo: "Vete, regresa a tu escritorio. Tu pluma te espera... No estoy loco... de verdad... gracias"


Nunca dejes de narrar con el corazón... el te llevara a tu destino.


Almas en la calle... que nos enseñan a valorar nuestro interior...


Abrazos mi amigo del alma...

Juan Duque Oliva dijo...

Su mundo está allí en plena calle Toledo al alcance de todos y no está allí para mostrar su pobreza sino para mostrar su alegría de vivir a todos.

Ay Moderato, gracias por estos ánimos mañaneros

Celia Álvarez Fresno dijo...

Impresionante tu narativa, pero sobre todo el texto tierno y elegante, como la propia mujer, protagonista de la historia.
Enhorabuena, otra vez.

F. J. Zamora dijo...

hola buen amigo. todos llevamos un alma solitaria dentro, todos somos un poco esa alma de tu relato, y ahora esa historia es de todos.
un abrazo

Arantza G. dijo...

Preciosa historia de alguien que aparentemente no tiene nada y lo tiene todo. ¿Para qué más, si ella no lo necesita? Sabe dónde está su casa y se conoce. Es un alma segura.
¿Cúantos de nosotros podríamos decirlo?
Besos.

Lara dijo...

¡Uf! Sólo decirte que no lo dejes nunca, no dejes nunca de escribir.
Muuuuuacks!
Pd. por fin veo tu cara, no me digas que siempre había estado ahí, ultimamente estoy bastante espesa, jajaja....

Pedro Ojeda Escudero dijo...

A veces un recuerdo se instala así en nosotros, en efecto. Buen relato.

Soledad Sánchez Mulas dijo...

Un relato muy tierno, José. Muchas almas errantes pueblan nuestras ciudades y todas ellas esconden un pasado, a veces absolutamente sorprendete. Como tituló Adolfo Payés una de sus magníficas pinturas sobre este mismo tema "¿Y si fuéramos nosotros?"

Me ha alegrado ver tu fotografía en el blog. Me gusta "poner cara" a los relatos que me gustan.

Un beso.

Soledad.

Carolina dijo...

Una historia bonita, y con mucha verdad. Me encanta leerte.
Un abrazo

Anónimo dijo...

bueno n conozco la calle toledo..pero he imaginado...amigo...porque tienes esa cosa..ya sabes que uno se hunde e imagina el relato....
amigo moderato te dejo muchos de esos besines de abrojo ..para que no se despeguen tan facilmente...
adios y gracias por estar siempre alli...y por mi casa
:)sau

Eria.. dijo...

Serenidad extraña la de la mujer del relato, no lo he debido de entender porque a mi me ha dado una enorme pena y ella... estaba en su casa. Besitos varios.

Carmen Conde Sedemiuqse dijo...

Creo que ella nada necesitaba, pero estaba sumamente triste y sola.
buenisimo el relato. Mas bien creo que no vivia su vida. no se.
besitos y amor
je

Cynthia dijo...

Todo y la nada... el amor y la pasión por donde se quiera mirar la vida... el medio vaso vacio... el medio vaso lleno.. cada uno tiene su mirada.. el corazón integro para compartir.. y guardar en la retina el paso y los momentos bellos y mágicos que nos regala el destino.. ese que marcamos con nuestro andar...

besos muchos.. bello como siempre sorprendes... y mimas al alma con tus escritos...

isis de la noche dijo...

Cada encuentro nos deja algo sobre lo que escribir ;)

Me ha encantado leer esto..

Gracias por tu comentario y tu aprecio, mi querido Josef...

Y sí, todo está bien... Mientras todo encuentro nos deje algo que escribir... TODO ESTARÁ BIEN ;)

Recibe un inmenso abrazo!!!

Amig@mi@ dijo...

Precioso, limpio, con gancho, gramaticalmente correcto, sensibilidad a borbotones y ...
sólo con cerrar los ojos consigues que lo vivamos... ¿Qué más se le puede pedir a un relato?. Desde mi modesto punto de vista, roza la perfección. Me encantó.
Te paso un enlace que fue lo primero que me vino a la mente cuando comencé a leer. Creo que eso hará que me sigas conociendo.
Le pedí la foto "prestada" a Carlos (mirando por el objetivo) pues al contrario que tú, yo funciono por estímulos, y fue verla en su blog y nacer la historia.
Espero que me digas si te produjo el mismo acercamiento...
Besos
(y perdón por lo largo)

http://mosaicoderetazos.blogspot.com/2008/03/foto-tomada-de-imagenes-y-momentos-de.html

LUCIA-M dijo...

Preciosa ¡historia en ese calle Toledo, sabor a un Madrid con historia,
me canta mi Madrid antiguo!

Un beso.

LUCIA-M dijo...

Preciosa ¡historia en ese calle Toledo, sabor a un Madrid con historia,
me canta mi Madrid antiguo!

Un beso.

Seo dijo...

HOL TE DEJÉ UN PREMIO EN MI BLOG POR TUS LINDOS RELATOS

RECÓGELO

UN BESO

Naveganterojo dijo...

Quiza....quien disfrutaba la verdadera vida era ella y no nosotros.
Tu historia hace pensar en quien es feliz y con cuanto.
Un abrazo

TORO SALVAJE dijo...

Hola.
No he dejado de leerte.
Es un lujo del que no quería prescindir.
Aprovecho para agradecerte muy especialmente tus generosas palabras.
Lograste emocionarme.
Un abrazo.

AnyGlo dijo...

Magistral, Josef!!!!

Un saludo!!

LUX AETERNA dijo...

Muy buena historia como siempre, y justamente es todo cierto esto, no hace mucho leí un estudio hecho sobre la gente que vive en la calle y justamente lo que mas me llamó la atención es que decían los asistentes sociales lo dificultoso que se les hacen logar que la gente esta abandone vivir en la calle. Vendría a ser que una vez que ya están organizados y acostumbrados puede ser que acepten por su puesto un lugar donde comer y donde poder darse un baño pero inmediatamente después de esto vuelven a la calle. Quizás esa extraña sensación de ya no pertenecer mas en esta sociedad y vivir de costado les produzca esa extraña sensación de libertad.

Abrazo

Arwen dijo...

Me dio escalofrios de pensar en que se sentira hay tirado como un animal en la calle..lo describiste de tal manera que me parecia estar sintiendo yo el hambre de alcohol y el frio intenso de la noche...me encanto...besitosss

Unknown dijo...

Los recuerdos a parte de ser nuestro único valor tangible por lo vivido, son una fuente inequívoca de buenas sensaciones. De todas podemos sacar esa frase que tanto me gusta que dice… “Hasta siempre”
Un abrazo

Lobita Esteparia dijo...

Muy bueno,la he visto y la he sentido...Mis felicitaciones, un saludo.

Anónimo dijo...

Eres la elegancia hecha escritura, amigo. Sin duda tus historias son imprescindibles para todos nosotros. ¡Enhorabuena! Llevo una semana sin tiempo para nada, por lo que me vino genial tomarme un respiro leyéndote. Gracias por abrirme tus puertas. Un abrazo fuerte.

Maga h dijo...

Moderato:
Es inagotable tu galeria de personajes, de almas que pululan por tu imaginación. Llegar a tu blog, siempre abriga sorpresas y eso es muy bueno.

Una historia tan tierna y dura como real.

Un abrazo.

MAYTE dijo...

Preciosa historia, he disfrutado mucho leyendola.

besos.

Visnja Roje dijo...

Muy linda historia Jose,yo solo me pregunto dedonde sale tanta imaginación para escribir todo eso que fluye como la lava de un volcan
¿Viste esa?, SOY YO jOSESITO vISNJA , VOLVI.......AL MENOS POR ESTE BLOG ,¿COMO HAS ESTAD0?, OYE ,ACORTASTE UN POCO LOS CUENTOS Y VEO QUE HAZ TENIDO UN EXITO BARBARO¡¡¡TE FELICITO¡¡¡¡¡
Bueno espero tu visita en mi blog

chao , un beso

VISNJA
todavia estoy de vACACIONES EN VIÑA

CONSCIENCIA dijo...

Como disfruto y disfrutamos leerte.Me llevas del alma a tus historias.Cuidate siempre.

Wilhemina Queen dijo...

Acaso somos verdaderos dueños de algo?
acaso no siempre estamos a la intemperie?
acaso, sabes, todos formamos parte de la calle Toledo...


besotesssssssssss!

marea@ dijo...

Mi viejo barrio de La Latina... joder... como lo añoro... un abrazo amigo....

NoSurrender dijo...

no es tan fácil encontrar uestro sotio en el mundo, claro que no. Quizás es más sabia ella que todos los que huimos hacia ninguna parte.

Salud!

Alimontero dijo...

Querido amigo, algo de lo que disfruto aquí son de tus historias. Tu riqueza es vasta... bendiciones por todo lo que me das a través de tus relatos...
En ellos siempre tienes una profunda reflexión...
Te admiro y te felicito,

Ali

Mi nombre es Mucha dijo...

Momentos recuerdos palabras aromas se entrelazan para formar tu texto
besos van con alas

Yuria dijo...

Esa mujer sin casa, sin refugio, sin familia, y conforme; en una ciudad que no la rechaza, pero que no la protege. Y tú..., que pasas, pero que no te decides a tomarla por el brazo y apartarla de la intemperie, y ella que lo ve tan normal y te pide que sigas tu camino.
Es una historia seguramente más real de lo que imaginamos.

Me ha llegado y casi conmovido.
Gracias por el relato, Josef. Has pintado muy bien el triste cuadro.

Anónimo dijo...

me encanta tu ensamble de palabras, situaciones cotidianas, pero en tu pluma, de una exquisita belleza.
gracias por compartirlo.

un enorme abrazo, y buen finde

ivana dijo...

Hola , me gusta como escribres..te apunto, un abrazo Iva

Anónimo dijo...

Impecable escrito donde nos haces ir y hasta mirar las canas de ella que siempre estará allí.

Te abrazo con afecto desde mi alma!

More dijo...

Amigo querido, estas historias tuyas, ese tratamiento que les das tan profundos, tan crudos a veces,pero definitivamente tan artísticos!

Me producen cierta envidia, de esa que es buena, tú sabes, no?

Besos y abrazos, precioso que eres tú.

maria varu dijo...

Verdaderamente estas situaciones nos llaman y a la vez queremos alejarnos, huir y cuando como en este caso, nos impacta, su recuerdo, su "presencia" nos acompaña en los tiempos, guardando en nuestra memoria, eso... una luz en la mirada o un melodía musitada.

Una triste situación demasiadas veces repetida y hermosamente relatada Josef.

Un abrazo.

María

Silvia_D dijo...

Amigo, se me está acumulando el trabajo, espero poder volver a la normalidad, de momento solo vengo a dejarte besos y abrazos. Cuídate :)

© José A. Socorro-Noray dijo...

Querido amigo, siempre es un placer leer tus relatos. Este me ha hecho saltar de mi retina el Portal de Cofreros, la Fuentecilla, La Colegiata de San Isidro, el Convento de La Latina.
Amo Madrid, acabo de regresar y ya estoy planeando la vuelta.

Un abrazo

Dolores Garibay dijo...

He conocido muchos casos similares y la verdad nunca sé que hacer. Supongo que esta ciudad me ha vuelto un tanto insensible...

Besos chilangos

Dejame que te cuente dijo...

que dificil elegir entre la libertad y la comodidad..¡¡
estupendo relato que como siempre ..nos invita ala reflexion.....
besossss

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