viernes, marzo 26, 2010

¿Cómo era nuestro valle?


Llevaba demasiado tiempo esperando a que las cosas cambiaran, aguardaba un golpe de suerte o algo que variara la situación; pero por desgracia las cosas no se producen así porque así.
El tiempo transcurría y todo seguía igual. En infinidad de manifestaciones reclamé que cerraran la central hidroeléctrica que había transformado, nuestra antaño verde cuenca, en una asfixiante humareda de gases; en que se prohibieran los vertidos de la fábrica de fosfatos, ya que a través de sus aguas residuales el fósforo terminaba en las aguas superficiales del río y la fauna acuática: truchas, salmones, anfibios, etc…, sucumbían envenenados. Pero sobre todo resultaba esencial que no se construyera el faraónico viaducto por el cual circularía el “fabuloso” tren de Alta Velocidad.
Hacía tiempo que lo tenía casi asimilado; la batalla estaba perdida. Nada volvería a ser como antes. Ya sólo me quedaban los recuerdos...

¿Cómo era nuestro valle?
Sabía cómo había sido porque mi padre, que ahora tenía noventa años, y apresado tras una mirada vacía se extinguía afectado por el Alzheimer, antes de caer en desgracia, me lo había contado y hecho recordar a menudo.
Se trataba de un valle de un verdor deslumbrante, como algunos – pocos ya – de los que todavía pueden hallarse en las montañas de León. Con sus habitantes subsistiendo del pastoreo; ya sea ganado vacuno o lanar. Amparado en el obligado aislamiento que las abundantes nevadas del invierno traían consigo. Hasta mediados de los años setenta del siglo pasado la vida transcurrió siempre igual. El pueblo forjado a base de recias casas con paramentos de piedra y tejados de pizarra; los callejones impregnados por un acentuado olor a excrementos y orines de res; el cultivo en los meses de bonanza de hortalizas y tomateras; el casi incesante ladrido de los vistosos dogos y mastines, utilizados, no sólo para guiar el ganado a los mejores pastos, sino para ahuyentar a osos y lobos que, en ocasiones, merodeaban cerca de pueblo. Y siempre, las largas horas de tedio que daban lugar a partidas interminables de canasta y dominó; y las noticias del fútbol, junto a las ardientes salamandras.
Luego, durante el verano, aparte de retozar, había que acuñar todo el grano posible, vender las mejores reses y bañarse en las cortantes aguas del río, y sobre todo, disfrutar de la romería que se organizaba en el pueblo cercano.

Al día siguiente empezarían las obras...

Decidí caminar una vez más por la senda donde el primer verano de mi adolescencia conocí a Celina. La sorprendí pescando ranas en la charca verde, era una chica afanosa y emprendedora. Ella fue quien decidió que subiéramos al alto del Tranco, pues deseaba investigar las vistas de nuestro valle y más allá, las sinuosas quebradas de las tierras colindantes. En primavera, nuestras salidas a pescar truchas al río, y un día caluroso de verano, en la romería, nuestro primer beso y el descubrimiento de la importancia del amor...
Y a continuación, por avatares de la vida, la triste separación de la persona a quien amas y ya no podrás olvidar.
Ahora era como si Celina estuviera allí, conmigo; tomando mi mano, o abrazada estrechamente a mi cintura.
En cambio Celina yacía salvajemente asesinada a tiros por la espalda en un país del África. Hacía solo un par de años de eso. Y todo por pertenecer a una religión y creer, y por las desafortunadas palabras que cierto “padre de su devoción,”dejó escapar sobre otra religión. Dicen que las creencias sirven para alimentar la esperanza de vida. Y sin embargo… cuanta muerte generan…

Dirigí los pasos hacia la iglesia, la puerta estaba entreabierta, al fondo estaba la virgen de Las Mercedes, aquella a quien Celina y yo empezamos a orar; la misma que enamoró el corazón de mi amada por encima del mío. Seguía sin entender la religión. No, no la odiaba, ni la rechazaba, la observaba con recelo, quizá con incomprensión y ahora también, con una solicitud apremiante.
Me arrodillé junto al altar y supliqué que se evitaran los desmanes que se estaban cometiendo.
Estuve allí muchos minutos, tal vez media hora. Me di la vuelta y descubrí a una mujer contemplándome. Me acerqué hasta ella y encontré el rostro de Celina reflejado en el suyo, me detuve un instante y comprendí. Era Julia, la hermana pequeña. No sé qué sucedió en mi interior, pero verla me hizo sentir bien. La besé, su rostro estaba húmedo. Le tendí la mano y juntos salimos de la iglesia.
Fuera nos recibió un día soleado, sin brumas; el valle resplandecía. De forma súbita lo entendí; tarde o temprano todo volvería a su cauce. La naturaleza siempre sale vencedora. Mi corazón y mi estado de ánimo volvieron a relajarse; y yo, caminé sereno y feliz.

José Fernández del vallado. Josef. 26/03/2010.

35 libros abiertos :

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Quizá ni el optimismo final cabe, pero dejemos que el narrador se engañe...

MORGANA dijo...

Es bello tocayo...mil besos de despedida.
Suerte.

Gala dijo...

Siempre es bueno aunque sea por un instante tener una dosis de felicidad.

Un beso

Soñadora dijo...

En pos del progreso se arrasa con muchas cosas valiosas en verdad, pero a la larga la naturaleza cobra.
Cuántas ansias de poder hay en todas partes del mundo no?
Besitos y un lindo fin de semana.

Paquita Pedros dijo...

Muy bella historia algo trsite por Cecilia pero me gusto como siempre
feliz fin de semana
un beso

© José A. Socorro-Noray dijo...

¿Realmente encontraste la felicidad? ¡Estás de suerte!


Un abrazo

Julia Hernández dijo...

Gracias, mil gracias mi querido José, así será, de cara a la luz caminando hacia adelante con mucha fuerza. El sol nunca dejará de alumbrarnos. Un abrazo y un beso inmenso como el mar. Bello muy bello tu cuento!!!

lichazul dijo...

si la tienes ...no la dejes diluír

besitos josef, tus relatos siempre dejan buen sabor en los labios del que te lee
felicidades!!!

Jose Luis dijo...

Creo que la vida siempre tiene extrañas formas de dirigir nuestros caminos, algunos no captans esos mensajes. Otros los ven y logran seguir adelante...

Un abrazo.

Lara dijo...

Es verdad, es así, la naturaleza siempre gana, tarde o temprano. Muuuuuuuuuuacks!

Trini Reina dijo...

Quizás a los ojos de Julia, asomaba el alma de Celina.

De alguna manera, volvieron a estar juntos.
Abrazos

TORO SALVAJE dijo...

Eso dicen.
Que siempre acaba ganando.
Ojalá que sea así.

Saludos.

Asun dijo...

Me quedo con la frase "Dicen que las creencias sirven para alimentar la esperanza de vida. Y sin embargo… cuanta muerte generan…" Bien sean creencias por intereses políticos, económicos o religiosos.

Besos

Amig@mi@ dijo...

Tras un tan triste como real comienzo, un feliz como ¿irreal? final.
Un abrazo
;)

roxana dijo...

lA NATURALEZA, LO NATURAL, LO ESTAMOS MATANDO POR ESO ESTA NOCHE A LAS 20:30 HAY QUE APAGAR TODO Y DECIR QUE NO! QUE BASTA!!!!!!
HAY TANTAS COSAS PARA RECORDAR! LOS SABORES DE LAS FRUTAS Y LAS VERDURAS DE ANTES NO SON COMO AHORA, Y MUCHAS COSAS MAS QUE SON DE PLASTICO O NO TIENEN SABOR A NADA!
UN ABRAZO

Anónimo dijo...

Hola José!! Me encantó el relato. la naturaleza siempre nos da el ejemplo amigo. Todo puede ser verde, mágico nuevamente. Te felicito, me gustó mucho leer tu blog.
Besosssssss

angela dijo...

Emotivo y nostálgico escrito, me fascinó.Siempre el progreso lleva implícito la osadía de cambiar lugares inolvidables y entrañables para quienes hemos vivido en ellos. Por desgracia José, el progreso no entiende de sentimientos y eso es lo más cruel... Se ampara en el bien común y eso le es suficiente...Espero que al volver de nuevo a ese lugar tan mágico para tí se renueven tus sentimientos con la misma sensibilidad que nos relatas deseándote lo mejor.Un abrazo

Myriam dijo...

Las creencias religiosas matan tanto como la indiferencia de la gente.
ES hora de que despertemos a una conciencia superior.

MarianGardi dijo...

La Naturaleza y la vida se reciclan al par, todos somos hijos de la naturaleza como bien lo dice tu relato.
Un abrazo

Taller Literario Kapasulino dijo...

Lo importante es que lucho siempre. Hermoso cuento, la fe mueve montañas!

Yemaya dijo...

He respirado de tu valle y he disfrutado de la hermosura que allí nos has dejado.
Gracias
Un beso y un susurro dulce

Jose dijo...

Nada mas bonito que una mañana de resplandeciente sol viendo los distintos colores que los valles nos saben ofrecer.

un saludo

virgi dijo...

Te dejo un link que me llegó hoy mismo, escalofriante, hay que verlo, tal vez lo conozcas...
Un abrazo

http://www.survival.es/peliculas/lamina

Angeles dijo...

La vida tiene su curso, nosotros la transitamos, creo que la gran misión es crecer y no a lo largo o a lo ancho sino en amor.
Te sigo...leyendo...
Besos:)

Xiomara dijo...

Envenenamos nuestro entorno y de victimarios nos convertimos en victimas de nuestros propios actos en contra de la naturaleza…un hermoso recorrido por el pueblo respire su aroma su verde…su primavera…el salpicar de las ranas en la charca…lo sublime del primer beso que sinuosamente se esboza con amor y ternura entre las letras…también me quedo con esta frase llena de verdad “Dicen que las creencias sirven para alimentar la esperanza de vida. Y sin embargo… cuanta muerte generan… ”…la hormiguéate vida siempre puja por salir a pesar de la melancolía de un amor perdido...encontramos otros horizontes en donde ganar o perder…besos

soy beatriz dijo...

gracias Josef por tus palabras de aliento, porque aunque coincidamos en algunos bajones, el compartirlo lo hace menos pesado. Será tal vez que aquellos que amamos la naturaleza y el amor mismo, somos tan apasionados para la felicidad como para el dolor?...
Yo sé que son bajones y que después salgo adelante. Que le busco otra vuelta mas de rosca porque sino que resta?...
Yo soy de las que creen que uno es artífice de su propio destino, y si existe un dios el lo verá y sabra que hacer al respecto. Por eso no suelo pedirle nada, es una incongruencia tener fe en dios y vivir pidiendole y rogandole, cuando se supone que ya sabe lo que tiene que hacer no?
En fin me puse teológica jaja.
Un gusto que hayas pasado por mi blog, y ojalá no sólo hayas leído esa confesión depresiva jaja, hay otras cosas mejores.
Bueno, un beso y cuando gustes la Caja está abierta....

Noesperesnada dijo...

No somos ni un segundo en la historia del planeta y a veces nuestra soberbia nos hace creer que podemos dominarlo, pero la naturaleza con sus fuerzas incontrolables va a encontrar sola su cauce...

HUMO dijo...

También para mi es no solo un gusto sino un honor conocer tu espacio.
Me gustan tus relatos, te seguiré disfrutando!

Gracias Josef.

=) HUMO

MentesSueltas dijo...

Hola, por motivos laborales, estoy un tanto alejado de mi blog.

No queria dejar de pasar y saludarlos.

Dejo un abrazo, con el cariño de siempre.

MentesSueltas

Arwen dijo...

Si la naturaleza nos borrara como parásitos que somos...y hará limpieza mas tarde o mas temprano y todo volverá a su cauce...sus heridas dejaran de sangrar...sublime relato amigo mio, te dejo un abrazo cariñoso y buenas Pascuas...

lopillas dijo...

Condensas naturaleza, amor, costumbrismo, religión, esperanza en un relato corto de manera fluida. Difícil.
Me ha gustado mucho la descripción apacible y costumbrista del valle (esa imagen pescando ranas), que rompes brusco con la muerte (sin sentido) de Celine.
Me gusta como escribes.

Saludos

Belkis dijo...

Estamos matando la naturaleza, estamos matando los sentimientos, estamos matando la fe a causa de los intereses y tergiversaciones que nos consumen. Al menos somos muchos los que aún creemos en el amor, y es precisamente ese sentimiento tan fuerte el que nos permite seguir nuestro camino. Creo ciegamente en que después de la tempestad llega la calma, y que quien persevera consigue. Tierno relato amigo Josef.
Un abrazo muy grande.

matrioska_verde dijo...

el relato tiene mucha fuerza, se escapa la emoción en cada línea... pero el final... no sé, tal vez cuando la naturaleza se haga con la victoria ya sea demasiado tarde.
biquiños,

Liliana G. dijo...

¡Qué conmovedor relato! En él veo reflejado parte de mi pasado, cuando también me arrodillé en una iglesia junto a aquel que fuera mi primer amor de juventud, y que se fue, como Celina, para nunca más volver, en una historia digna (y casi calcada, de Romeo y Julieta).
Y qué decir de tu paisaje mancillado por los intereses de un puñado de animales depredadores, si en estos momentos, la papelera "Botnia", está envenenando nuestro Río de la Plata, desde la vecina orilla del Uruguay.
De más está decirte, que has tocado las fibras más sensible de mi corazón.

Un besote.

Eritia dijo...

Te agradezco mucho tu visita por mi blog y el comentario que dejaste, Si algún día tienes oportunidad si, te recomiendo que vayas a conocer Larache, creo que es una ciudad que históricamente no dejó a nadie que estuvo allí indiferente, a algunos les sedujo tanto que decidieron quedarse para siempre como Jean Genet.
Un bello relato me quedé durante un rato disfrutando del verdor deslumbrate de tu valle.

Me gusto tu blog.

Eritia

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