Acaba de llover y un musgo verde y brillante cubre las rocas de la pradera. Formando regueros de agua, dispersos sobre el suelo acolchado, brotan diminutos arroyos. El jaral cercano despide un olor enérgico, como la savia que brota de sus hojas pegadizas. Una ligera brisa mece las copas de los árboles y las balancea al compás de un silbido, profundo y bullicioso.
Josemari excitado, grita:
- ¡Una..! ¡Aquí!
Juan corre hacia su primo. Josemari tiene a la culebra por la cola, tira de ella y la extrae del charco donde el ofidio en vano trata de refugiarse. Lo arrastra unos metros y lo libera sobre un manto de hierba húmeda. El reptil no huye, se enrolla y les hace frente. Ambos se detienen pasmados. Juan le pregunta a Josemari.
- Estás seguro... ¿Es una culebra de agua?
Josemari parece dudar. Resopla, y tomando aire de nuevo, sostiene.
- Sí... una acuática. Mira su cabeza, no es triangular.
Juan intenta acercarse, el ofidio produce un bufido. Se retira, junta sus dedos, dibuja un triangulo en el aire, y dice.
- ¿Que no es triangular...? Pues a mí me lo parece.
Josemari se ríe y dice.
- ¡Venga ya... primo! ¿Estás cagado, verdad? Y eso que es una vulgar serpientita. Aquí no hay víboras. Anda, dame el palo. La meteremos en el frasco y verás como nada.
Con el palo en una de sus manos Josemari se acerca a la serpiente que de pronto, brinca y retrocede. Decidido, él apenas se impresiona. De un movimiento veloz la aprisiona con el opresor y con la otra mano la sujeta por el cuello.
- El bote primo. ¡El bote!
Juan, desconfiado, se acerca con el recipiente abierto y lleno de agua. Josemari la introduce, y de un movimiento preciso, la libera. Con el ofidio dentro cierra la tapa y observa satisfecho, luego se vuelve a Juan y le dice
- ¡Ves! Te lo dije. Es una serpiente de agua. Mira como nada.
- Vaya... La serpientita sabe nadar, reconoce Juan. Y se ríe con nerviosismo.
El atardecer cae sobre el monte. Josemari y Juan regresan a sus casas contentos. A Juan – sus padres son más tolerantes – le toca ocultar el recipiente. Lo deja en una esquina del sótano, cena y se acuesta.
Esa noche, tiene pesadillas. Sueña con serpientes. La pradera donde han cogido al ofidio aparece cubierta de serpientes; y no de cualquier clase. Sino boas constrictor, anacondas, pitones... Se abre paso resbalando entre ellas, esquivándolas como puede, hasta que de repente se encuentra ante él una gran cobra real; tiene una peculiaridad: Es totalmente blanca: albina. Y lo intuye. Es la reina de las serpientes. La cobra le hace frente, se eleva ante él con la boca dilatada, dispuesta a morder. Y cree oírla sisear: ¡Pagarás por tu afrenta!
En instantes se encuentra empuñando una espada de plata, e impulsado por un terror ancestral, secciona la cabeza del reptil.
Se despierta transpirando, con la garganta reseca. Bebe un vaso de agua y se acuesta de nuevo.
A la mañana siguiente baja al sótano y se encuentra una sorpresa. La serpiente flota en el agua boca arriba. Está muerta.
Minutos después aparece su primo con su hermano mayor, Álvaro. Rápidamente sacan al reptil del tarro. Álvaro curiosea pensativo y les dice.
- ¡Esperarme, ahora vuelvo!
Cuando regresa, bajo el brazo, lleva un libro sobre fauna. Lo abre y les enseña una foto de un reptil, es exacto. Debajo pone.
“Víbora de Seoane. De vez en cuando les agrada adentrarse en charcos y pequeños arroyos donde encuentran algunos insectos de los cuales se alimentan. Su mordedura puede resultar letal.”
Juan mira a su primo, y le dice.
- ¿Ves? Qué te dije.
Josemari mira a ambos con ojos alucinados. Entre dientes, balbucea un quejido sin articular. De repente se ha puesto lívido, está temblando: Está cagado de verdad.
21 libros abiertos :
Hola estaba leyendo los dos relatos anteriores cuando intento dejar el comentario ya me publicas uno nuevo jeje.
Bueno este no lo he leído aún, excelente los dos anteriores.
No se porque pero he estado un rato largo intentando entrar a la parte de comentario y no me lo permitia.
Hace un tiempo que no pasaba estoy a full con la facultad, pido disculpas, como siempre un placer leerte.
saludos
Hola vecino!!!
pasaba a saludar y ha recordarte que hoy a las diez fiesta!!!!!!!!!!!
me tengo que ir pero luego entro a leerte un rato
saludos vecino..el café cambiaremos por unas cervezas!!!
definitivamente las serpientes no van conmigo....
Lindo post.
Indudablemente, la ignorancia, o la exagerada confianza en uno mismo, es muy atrevida, y puede resultar mortal.
¿Autoconfianza? Por supuesto que sí. Pero siendo conscientes de nuestros limites.
Buen post.
Un abrazo.
Me repito y me repito: muy buen texto. Conseguís crear unos climas perfectos!
Un abrazo y que tengas buen día.
Que susto pensar que era letal la serpiente... yo aunque no sea venenosa vamos ni me acerco..
besitos
Joer que miedo...y es que aunque no fuese letal me dan repelusillo esos animalejos...
Un abrazo.
Me pareció tan real que estoy mirando de reojo el suelo.
Saludos.
vaya sorpresa!!! que mal fin tuvo pobre, no sabía respirar bajo el agua...
Excelente relato.
Un abrazo
Anécdota familiar: mi padre se ha tragado tooodos los documentales de serpientes habidos y por haber... Después de despertar de un sueño de 21 días veía la habitación llena de serpientes, así día trás dia.Desperto de ese segundo sueño tan real y ahora soy yo la que no quiere ver de serpientes ni un documental más.
Por otro lado, lo de mover piedras en el campo.. lagarto lagarto y eso que salgo a buscar setas (pero es que creo que ellas me encuentran a mi)
Besitos varios.
Ay Josemarí, ya conocerás la cobra blanca tú...
Excelente relato!
Saludos!
Hola Jose
Buen texto, como siempre, como nos has acostumbrado.
Saludos.
¡Excelente texto una vez más!
Estoy lívido, creo que esta noche soñaré con serpientes.
Un abrazo
Menuda historia!!! Fantástica y aleccionadora!!!
Un saludo!!!
Creo que debemos tener claro hasta donde llegar, en éste caso hay límites que respetar. Un abrazo.
Te recomiendo un escritor uruguayo que supo contar muy buenos cuentos de animales: se llama Horacio Quiroga, uno de mis cuentistas favoritos y lo recordé inmediatamente cuando leí este relato. Buen texto. Un abrazo.
A las serpier
ntes, como a las setas, hay que conocerlas para cogerlas.
Y, encima, hasta las acuáticas respiran por pulmones.
Conclusión, dejarlas donde están.
El relato, magnífico. Sobre todo la pesadilla.
Un abrazo.
hay otro tipo de culebras en el mundo que son mas peligrosas que estas, jajaja
saludos
Muy bueno! (reconozco me dio un poquito de miedito jaja)y mientras leía, tu relato me llevó a los cuentos de la selva de Quiroga. Un saludo! María
genial, como siempre....fantástico.
La audacia y la inconsciencia de la juventud, siempre es peligrosa.
Besos felinos.
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